En casa de los Jodorkovski
La familia del ex magnate encarcelado en Siberia mantiene su orfanato gracias a la ayuda de donantes
"Me voy a ir a Krasnok¨¢mensk con un contador Geiger". Marina, la madre del magnate Mija¨ªl Jodorkovski, no bromea y se prepara para adaptar su vida a la de su hijo, recluido en un penal de la provincia de Chit¨¢, cerca de las instalaciones de concentrado de uranio m¨¢s importantes de Rusia, en la frontera con China. M¨¢s de 7.000 kil¨®metros y unas torturantes comunicaciones separan a Jodorkovski de su familia en Mosc¨².
Marina es ingeniera y est¨¢ jubilada. Junto con su marido, Bor¨ªs, dirige un internado para ni?os hu¨¦rfanos, v¨ªctimas de cat¨¢strofes o sin recursos, en las afueras de la capital rusa. "Fue una idea de mi esposo y de Misha [Mija¨ªl Jodorkovski]. Bor¨ªs es muy sensible a los problemas de los hu¨¦rfanos, porque su padre pereci¨® en el frente en 1941 y ¨¦l se cri¨® hambriento y casi abandonado. Su madre no ten¨ªa tiempo para ¨¦l, porque trabajaba todo el d¨ªa para sacar adelante a dos hijos", contaba Marina a esta corresponsal en una reciente fiesta con motivo del d¨¦cimo aniversario del internado.
Este curso, el internado acoge a 10 ni?os v¨ªctimas del secuestro de la escuela de Besl¨¢n
"Cuando Bor¨ªs se jubil¨®, Misha dio a su padre una oportunidad de realizar su sue?o", se?ala. Menatep, la estructura financiera que dirig¨ªa entonces Jodorkovski, encontr¨® el lugar ideal. Era la hacienda Koralovo, una residencia de los sindicatos, desvencijada y venida a menos, que perteneci¨® en el pasado al pr¨ªncipe Vas¨ªlchikov.
La hacienda fue restaurada y poco a poco se transform¨® en un internado, donde hoy estudian y viven 148 ni?os y ni?as. Las instalaciones escolares son espaciosas y modernas. Hay ordenadores, piscina, campo de deportes cubierto, servicios m¨¦dicos permanentes y hasta un taller de costura. El entorno de suaves colinas es id¨ªlico y la atm¨®sfera, c¨¢lida y familiar. Marina y Bor¨ªs Jodorkovski se trasladaron a vivir a Koralovo y all¨ª siguen, haciendo de abuelos de todos.
Residen en una casa de madera funcional, cercana a los chal¨¦s que albergan a los ni?os, divididos en grupos de una veintena. Marina afirma que no tiene servicio dom¨¦stico y que ella hace todas las faenas de la casa.
"Cuando llegu¨¦ esto me pareci¨® un cuento de hadas", dice Iv¨¢n, un hu¨¦rfano de 17 a?os. Su padre, Vitali G¨¢mov, fue un general del servicio de guardafronteras que pereci¨® en 2002, v¨ªctima de las quemaduras que sufri¨® en un atentado en la isla de Sajal¨ªn. Iv¨¢n vive en uno de los chal¨¦s y sigue un programa educativo, dise?ado para no dejar tiempo libre.
Este curso, el internado acoge a 10 ni?os v¨ªctimas del secuestro de la escuela de Besl¨¢n y tambi¨¦n a hu¨¦rfanos de militares muertos en zonas conflictivas como Chechenia.
Los internos son seleccionados por una comisi¨®n y las candidaturas llegan por diferentes circuitos. En caso de cat¨¢strofe o acto terrorista, los Jodorkovski se dirigen a las localidades afectadas por si hubiera ni?os a los que ayudar. Antes, cuando Mija¨ªl era parte de la ¨¦lite, las administraciones locales recomendaban candidatos. Ahora, evitan el contacto con los padres del magnate, sobre todo en aquellas zonas petrol¨ªferas que fueron explotadas por Yukos, la empresa fundada por Jodorkovski y desmembrada por el fisco ruso. "Tienen miedo", se?ala Marina.
Con Mija¨ªl en prisi¨®n, su madre es el apoyo moral de toda la familia. "El internado nos ayuda, porque nos da ¨¢nimos. Bor¨ªs no resistir¨ªa sin este lugar", explica Marina. "A¨²n nos queda algo de dinero y tenemos varios benefactores", afirma esta mujer que no pierde la calma. El futuro del internado es una inc¨®gnita, pero los Jodorkovski est¨¢n preparados para todo.
Marina ha recibido como regalo un pa?uelo de lana tradicional de las campesinas rusas y unas botas de cazador de reno y piensa enfundarse en estas prendas para visitar a su hijo en Siberia. "Mija¨ªl no se queja. No s¨¦ c¨®mo le va en realidad, porque nunca dir¨¢ que algo le va mal", exclama.
Mientras tanto, Inna, la esposa de Mija¨ªl, ha pasado tres d¨ªas con ¨¦l en la residencia de visitas familiares del penal de Krasnok¨¢mensk. Es su primer encuentro sin rejas de por medio en m¨¢s de dos a?os.
La prensa rusa compara a Inna con las esposas de los decembristas, aquellas sufridas mujeres que siguieron al exilio en Siberia (Chit¨¢ incluida) a los nobles y oficiales que se rebelaron contra la autocracia zarista en 1825.
Inna, que se traslad¨® a Krasnok¨¢mensk en su propio avi¨®n, es la madre de tres de los cuatro hijos del magnate. La legislaci¨®n rusa le permite cuatro encuentros anuales de tres d¨ªas con el recluso, que se ha llevado dos maletas de libros consigo para preparar una tesis doctoral sobre un tema econ¨®mico.
Pavel, el hijo de un anterior matrimonio de Jodorkovski, estudia en Estados Unidos, tras haber cursado estudios en Suiza. Tiene 20 a?os y lleva varios fuera de Rusia, de ellos m¨¢s de dos sin ver a su padre, que fue detenido en octubre de 2003 en Novosibirsk y condenado a ocho a?os de prisi¨®n.
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