Algo m¨¢s que una broma b¨ªblica
Dramaturgo y guionista de muy amplio recorrido, George Tabori propone aqu¨ª un disparatado teatro dentro del teatro mediante la simulaci¨®n de los ensayos de la Biblia, nada menos, por una estrafalaria compa?¨ªa que dirige Mr. Jota (Enric Benavent), un curioso, atractivo y tir¨¢nico personaje de cuya cordura hay m¨¢s de un motivo para desconfiar. Curiosamente, su ayudante (Josep Manuel Casany), otro que tiene lo suyo, se llama Goldberg, en clara alusi¨®n a J. S. Bach, quiz¨¢s ir¨®nica, y que en nada alude, por otra parte, a Glenn Gould, el int¨¦rprete can¨®nico de las famosas Variaciones.
Por el medio hay muchas alusiones a nazis y jud¨ªos, unas tremendas y otras no tanto, sobre todo en boca del tit¨¢nico director, que se las ve y se las desea para que los actores de la compa?¨ªa sigan sus instrucciones. Todo ello est¨¢ trufado de ocurrencias, tanto esc¨¦nicas como textuales, que no evitan las referencias a multitud de autores y personas reales, en una especie de bucle que se muerde la cola y que alumbra las intenciones del autor. No hace refritos, sino que sit¨²a sentidos del texto por la v¨ªa del atajo intertextual.
Las variaciones Goldberg
De George Tabori, en traducci¨®n de Antoni Lluch y versi¨®n de Pedro Montalb¨¢n Kroebel. Int¨¦rpretes, Enric Benavent, Josep Manuel Casany, Juansa Lloret, Ferran Gadea, Manuel Ochoa, Cristina Garc¨ªa, Iolanda Mu?oz, N¨²ria Garc¨ªa, Manuel Maestro, Jordi Gomar, Pau Blanco. Iluminaci¨®n, Juanjo Llorens. Vestuario, Nina Pavlowsky. Escenograf¨ªa, Pep Dur¨¢n. Canciones, Alberto Torres Blandina. Direcci¨®n, Josep Mar¨ªa Mestres. Producci¨®n de Teatres de la Generalitat con la Companyia de Repertori Contemporani. Teatro Rialto. Valencia.
As¨ª funciona tambi¨¦n la puesta en escena de Josep Mar¨ªa Mestres, una aparente propuesta de caos incontrolable que, no obstante, casi siempre est¨¢ medido. El resultado es un montaje que elude las etiquetas de g¨¦nero para refugiarse en el territorio de las emociones contrapuestas, aunque tambi¨¦n complementarias, de una agilidad que requiere de toda la atenci¨®n del espectador y donde se incluyen algunos n¨²meros musicales. Lo que parece un divertimento un tanto chusco se va convirtiendo en una amarga y luminosa reflexi¨®n sobre las asperezas del mundo a la luz del intento simulado de poner en pie al padre de todas las escrituras, a la vez que en una ardorosa defensa de la vida frente a los obst¨¢culos que la cercenan, con trabajos notables de Enric Benavent, entregado hasta la extenuaci¨®n, y Josep Manuel Casany, algo m¨¢s distanciado, en una escenograf¨ªa tan aleatoria como la vida misma.
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