?Un espacio educativo iberoamericano?
Algunas veces se ha referido el presidente del gobierno Rodr¨ªguez Zapatero al objetivo de creaci¨®n de un espacio iberoamericano de universidades e investigaci¨®n, en la perspectiva de otros espacios comunes esenciales (emigraci¨®n, justicia, etc¨¦tera). Tras saludar esta voluntad anunciada, que es lugar com¨²n de m¨²ltiples instancias iberoamericanas, paso a hacer una reflexi¨®n a vuela pluma sobre alguno de sus problemas y contenidos.
La alternativa europea a la educaci¨®n, con todas sus incertidumbres, tiene directrices generales m¨¢s o menos claras: la Declaraci¨®n de Bolonia, la documentaci¨®n, reuniones y propuestas que se est¨¢n generando a partir de ella, permiten pensar con optimismo moderado que Europa tendr¨¢ alguna vez un marco uniforme educativo como factor de integraci¨®n del conjunto de pa¨ªses que la forman. La articulaci¨®n de un marco iberoamericano paralelo parece ser una alternativa que este pa¨ªs, Espa?a, puede desarrollar conjuntamente con los otros pa¨ªses de Iberoam¨¦rica, adquiriendo en ello un protagonismo europeo que tiene en sus or¨ªgenes s¨®lidas razones ling¨¹¨ªsticas, hist¨®ricas y culturales.
Los problemas de la alternativa iberoamericana proceden sin duda de la debilidad estructural, econ¨®mica y social, que mantienen la mayor parte de aquellos pa¨ªses, inmersos en una crisis de la que, en algunos casos, se empieza a salir. Sabemos adem¨¢s que uno de los factores, quiz¨¢ el principal, para remontar las crisis tiene que ver con la educaci¨®n. La l¨®gica, por tanto, de la propuesta parece incuestionable.
Algunos problemas, convertidos en memoria cotidiana, se agolpan en el camino. Su enunciado y breve anotaci¨®n es un recorrido por experiencias personales que nunca significan seguridades absolutas, pero a ellos me refiero.
Es preferible el discurso de la colaboraci¨®n al de algunos contenidos ocultos en el de la cooperaci¨®n, cuando se habla de universidades. A veces se plasmaron algunas tendencias redentoristas en nuestros sistemas pol¨ªticos en relaci¨®n a Iberoam¨¦rica que parece oportuno cancelar. Las indudables diferencias actuales, entre nuestro pa¨ªs y el resto de la comunidad americana, no deben hacernos perder de vista que, con todas las dificultades actuales, una parte de aquellos pa¨ªses tiene un sistema universitario tan desarrollado como el nuestro y, en ¨¦pocas todav¨ªa recientes, m¨¢s vigente que el nuestro. Por otra parte, la mirada diferencial a cada uno de los pa¨ªses parece ser una obviedad innecesaria de explicar. No es lo mismo plantear un sistema educativo com¨²n con M¨¦xico, Argentina, Chile, Venezuela, Uruguay, Per¨², etc., que con otros pa¨ªses donde ser¨¢ necesario articular grandes ayudas de cooperaci¨®n.
A la hora de trazar las grandes l¨ªneas de actuaci¨®n, junto a las instancias prioritarias que determinan el desarrollo (salud, ciencias aplicadas, econom¨ªa, tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, etc.) no hay que olvidar, sin ret¨®ricas, las grandes l¨ªneas culturales que est¨¢n en juego. Una lengua com¨²n en la mayor parte de centro y Suram¨¦rica (Brasil la est¨¢ haciendo suya en una realidad biling¨¹e) hace evidente que la alternativa de educaci¨®n lo es tambi¨¦n hacia un espacio cultural que puede reafirmar trazas, pasados y presentes de necesaria persistencia com¨²n. En este campo, que es el general de las Humanidades, es necesario el abandono de cualquier esp¨ªritu misionero. Estoy convencido de la vigencia e, incluso, de la preponderancia cultural de la expresi¨®n americana que, en algunos campos como al que me dedico, parece ya incuestionable.
El campo de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n parece un contenido de colaboraci¨®n imprescindible para este desarrollo. Algunas experiencias nos animan en este sentido y ejemplifico: el valor de un proyecto como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, surgido en 1999 en la Universidad de Alicante, parece un camino indudable para el desarrollo de una plataforma tecnol¨®gica com¨²n, expresada en castellano, que aborde nuevas tareas educacionales y formativas. Las posibilidades del instrumento tecnol¨®gico que es la red inform¨¢tica son hoy abrumadoras y nos permiten entender que en su desarrollo est¨¢ en juego una parte consistente del futuro. La configuraci¨®n iberoamericana de esa biblioteca en sus inicios fue uno de sus aciertos principales.
La brevedad de esta nota puede resumirse en una idea que sintetizo: asumir el objetivo de un nuevo espacio educativo iberoamericano tiene que ver con el abandono de muchas ret¨®ricas del pasado (incluso reiteradas en tiempos muy recientes) en las que se intentaba plasmar una actitud, como m¨ªnimo de primus inter pares, cuando no de redenci¨®n cultural hacia una hist¨®ricamente dislocada hispanidad. Los caminos fueron en nuestro siglo no precisamente ejemplares en aquel ente que se llam¨® Instituto de Cultura Hisp¨¢nica, que desapareci¨® en nombre sin que desaparecieran del todo sus ret¨®ricas (al margen de sus pr¨¢cticas y torpezas, pues hubo un tiempo, all¨¢ por los a?os 50, que meti¨® en n¨®mina a casi todos los tontos hisp¨¢nicos que ten¨ªan tiempo para pasear aquellos lugares).
Tendr¨¢ que ver ese nuevo espacio con la posibilidad de afirmarnos iberoamericanos tambi¨¦n nosotros, desde la geograf¨ªa y la cultura europea inicial, pero abiertos a una integraci¨®n que repare errores e inercias del pasado. Los agentes pol¨ªticos, culturales, econ¨®micos y sociales que trabajen para esa integraci¨®n tendr¨¢n que hacer, aqu¨ª y all¨ª, un aprendizaje de realidad que deshaga malentendidos. Y los de aqu¨ª tambi¨¦n un aprendizaje de historia y modestia en las que, a veces, no hemos sido muy afortunados.
Si los anuncios de nuestros gobernantes no est¨¢n presididos por ret¨®ricas pol¨ªticas inevitables, hay caminos seguros por iniciar y recorrer, que quiz¨¢ tengan que ver con una frase que hace algunos a?os escribi¨® el propio Rodr¨ªguez Zapatero, en la que animaba a "abandonar el mundo seguro y confortable del que est¨¢ hecha la vida cotidiana para adentrarse en un territorio absolutamente nuevo"; pero lo hac¨ªa precisamente animando a los lectores en su pr¨®logo a un libro de Jorge Luis Borges que se llama Ficciones, en el que hablaba del autor argentino como una "mezcla de pasi¨®n y escepticismo". En relaci¨®n al tema que trato, algunos compartimos tambi¨¦n esa mezcla.
Jos¨¦ Carlos Rovira es catedr¨¢tico de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Alicante
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