Merkel, una futura canciller entre dos fuegos
Socialdem¨®cratas y democristianos libran una sorda lucha por el poder que comparten en el Gobierno alem¨¢n
Los primeros pasos hacia una gran coalici¨®n entre los democristianos (CDU/CSU) y los socialdem¨®cratas (SPD) en Alemania debilitan a la futura canciller, Angela Merkel. La presidenta de la CDU podr¨ªa verse obligada a gobernar atenazada entre el socio de coalici¨®n socialdem¨®crata con su presidente, Franz M¨¹ntefering, como vicecanciller y ministro de Trabajo, y el partido hermano, los socialcristianos de Baviera (CSU), con el ambicioso futuro ministro federal de Econom¨ªa, Edmund Stoiber, m¨¢s el ministro de Agricultura, Horst Seehofer, enemigo declarado de los planes neoliberales de reforma de la futura canciller.
A Merkel ya han comenzado a rayarle la cancha para dejarle claro que no podr¨¢ moverse a sus anchas en el futuro Gobierno de gran coalici¨®n. La doctora en F¨ªsica, de 51 a?os, tendr¨¢ que aplicar todos sus conocimientos sobre la f¨ªsica del poder si quiere marcar su impronta en el Gobierno y jugar de verdad el partido, para no verse reducida al papel de mero ¨¢rbitro.
Los socios de gobierno han dejado claro a la candidata que no podr¨¢ moverse a sus anchas
Las escaramuzas para agarrar a Merkel en una pinza SPD-CSU y dejar atenazada a la futura canciller ya han comenzado. Se libra m¨¢s o menos bajo cuerda una sorda lucha por el poder real en el futuro Gobierno. Apenas confirmado el acuerdo para negociar la gran coalici¨®n, se produjo el primer acoso contra Merkel. El SPD lanz¨® la advertencia de que las directrices de la pol¨ªtica que la Constituci¨®n alemana atribuye al canciller no se pueden aplicar del todo en una gran coalici¨®n porque eso significar¨ªa el final del llamado matrimonio de los elefantes CDU/CSU-SPD.
Entra dentro de la l¨®gica de la f¨ªsica del poder que el socio minoritario intente ampliar su espacio en el Gobierno. Lo que no figuraba en el gui¨®n era que el SPD recibiese apoyo desde M¨²nich del mism¨ªsimo presidente del partido hermano de Merkel (CDU), el todav¨ªa primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber (CSU). En vez de reforzar la autoridad de Merkel, puesta en tela de juicio por el SPD, Stoiber insisti¨® en esa l¨ªnea de argumentaci¨®n y afirm¨® que est¨¢ claro que en una gran coalici¨®n las directrices de la pol¨ªtica del canciller se encuentran capitidisminuidas por la necesidad de lograr consensos con un socio m¨¢s fuerte, casi de igual a igual.
La segunda escaramuza se produjo entre los partidos hermanos sin intervenci¨®n del socio socialdem¨®crata (SPD) al designar los miembros democristianos (CDU/CSU) del futuro gabinete. Intent¨® Merkel quitarse de encima a Seehofer, el ministro de Agricultura que propon¨ªa Stoiber. En una maniobra de ¨²ltima hora para librarse de Seehofer ofreci¨® Merkel la cartera de Defensa al jefe del grupo parlamentario socialcristiano, Michael Glos (CSU), con quien mantiene una buena relaci¨®n. Todo lo contrario de lo que ocurre con Seehofer, cr¨ªtico de la futura canciller, que hace meses tuvo que renunciar a su puesto de subjefe de la CSU en el Parlamento Federal (Bundestag) por sus discrepancias con Merkel sobre los planes de reforma del seguro de enfermedad. Seehofer conserv¨® el esca?o y el cargo de vicepresidente de la CSU, pero se pase¨® unos meses por libre por la escena pol¨ªtica alemana. Lleg¨® incluso Seehofer a presentar el libro del apestado izquierdista Oskar Lafontaine en un acto en el que ambos pol¨ªticos no dejaron de lanzarse piropos el uno al otro.
Seehofer es la prueba palpable de que la democracia cristiana alemana es algo m¨¢s que un partido conservador. Por sus posiciones sociales, Seehofer est¨¢ ubicado sin duda a la izquierda de muchos socialdem¨®cratas y de alguno de los que se sentar¨¢n en el futuro gabinete. El futuro ministro de Agricultura pertenece a los que en la democracia cristiana se les moteja de socialistas del Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s, por inspirarse en la doctrina social cat¨®lica. Merkel, con su ideolog¨ªa neoliberal en econom¨ªa, los hab¨ªa arrinconado en el partido. El mal resultado electoral, con una ca¨ªda del 42% demosc¨®pico al 35% en las urnas, desencaden¨® las cr¨ªticas m¨¢s o menos abiertas contra la desalmada campa?a de Merkel por olvidar los componentes sociales de la democracia cristiana.
Son¨® de nuevo la hora de Seehofer, que se ha convertido en la ¨²ltima esperanza de los sectores sociales de la CDU/CSU, aunque otros le acusen de desleal a Merkel. Seehofer sali¨® de las elecciones muy fortalecido, respaldado por haber sido el segundo diputado m¨¢s votado de Alemania, con un 65% de votos directos en su distrito de Baviera, mientras la CSU ca¨ªa por debajo del 50%.
El jefe de la CSU, Stoiber, tem¨ªa que Seehofer por libre podr¨ªa convertirse en una bomba de relojer¨ªa. Por eso, como picado por la tar¨¢ntula, Stoiber se opuso a la maniobra de Merkel de dejar a Seehofer fuera del gabinete y argument¨® que a la CSU le corresponde elegir a su gente sin injerencias del hermano mayor, la CDU.
El aspirante frustrado al matrimonio de coalici¨®n con Merkel, el presidente de los liberales (FDP), Guido Westerwelle, resumi¨® que el SPD tendr¨¢ con Seehofer nueve carteras en vez de ocho en el futuro gobierno.
No s¨®lo eso. Por a?adidura, el liderazgo de Merkel ha sufrido un nuevo golpe y lo peor est¨¢ todav¨ªa por llegar. Podr¨ªa ocurrir en la votaci¨®n de la canciller en el Bundestag dentro de un mes. En las filas del SPD ha sentado muy mal que en las votaciones para la presidencia del Bundestag el candidato a presidente de la CDU, Norbert Lemmert, resultase elegido por una abrumadora mayor¨ªa del 93% con los votos del SPD, mientras que el saliente Wolfgang Thierse (SPD) sufri¨® un voto de castigo y s¨®lo logr¨® un 69% para su nuevo cargo de vicepresidente.
Le faltaron a Thierse m¨¢s de un centenar de votos de las filas democristianas. Diputados del SPD anunciaron ya venganza. La posibilidad m¨¢s inmediata la ofrece la votaci¨®n secreta a Merkel en el Bundestag el pr¨®ximo 22 de noviembre. A la futura canciller podr¨ªan faltarle muchos votos. Su autoridad quedar¨ªa de nuevo en tela de juicio y con menos fuerza para zafarse de la pinza en la que pretenden atenazarla el SPD y la CSU.
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