Bush elige a un juez muy conservador para ocupar un puesto en el Supremo
El sector m¨¢s derechista del Partido Republicano celebra la candidatura de Samuel Alito
George W. Bush maniobr¨® ayer con rapidez para cambiar de tema y tratar de distanciarse de la funesta semana pasada: el presidente nombr¨® al juez Samuel Alito para ocupar un puesto en el Tribunal Supremo. Reci¨¦n humillado por el sector ideol¨®gicamente m¨¢s r¨ªgido del Partido Republicano, que hizo descarrilar la nominaci¨®n de su consejera jur¨ªdica, Bush eligi¨® a un candidato con un perfil muy conservador -pero con s¨®lidas credenciales jur¨ªdicas- que le servir¨¢ para cerrar filas entre los suyos, pero que encontrar¨¢ resistencias entre los dem¨®cratas.
"Alito tiene m¨¢s experiencia jur¨ªdica que cualquier anterior propuesta para el Supremo de los ¨²ltimos 70 a?os", afirm¨® Bush, como diciendo "a ver si os atrev¨¦is a tacharle de peso d¨¦bil, como a Harriet Miers", su frustrada opci¨®n inicial, cuya candidatura fue retirada hace cinco d¨ªas, y olvid¨¢ndose de Roberts, propuesto por ¨¦l mismo hace unas semanas.
El candidato, juez del Tribunal de Recursos de Filadelfia, "es un hombre que valora cuidadosamente los m¨¦ritos legales y aplica la ley basado en principios" y tiene "una distinguida carrera, un mesurado car¨¢cter judicial y una tremenda integridad personal", a?adi¨® el presidente.
La pelea que no se dio en el caso del nuevo presidente del Supremo, el juez John Roberts, y que el presidente quiso esquivar, sin conseguirlo, con Harriet Miers, se desencadenar¨¢ sin duda con Alito, de 55 a?os y con un perfil que no deja lugar a dudas a partir de su apodo, Scalito, con el que se quiere recordar su proximidad ¨¦tnica -ambos son de origen italiano- y sobre todo filos¨®fica a Antonin Scalia, uno de los dos magistrados m¨¢s a la derecha del Tribunal Supremo (aunque Alito es mucho m¨¢s discreto que Scalia y en varias ocasiones no ha coincidido con sus opiniones).
Alito, que empez¨® como fiscal y que es juez desde hace 15 a?os, ense?¨® ya ayer sus cartas: "Los jueces tienen el deber de interpretar la Constituci¨®n y las leyes fielmente y con imparcialidad, para proteger los derechos constitucionales de todos los estadounidenses, y deben hacerlo con tacto y contenci¨®n, teniendo siempre en mente el papel limitado que los tribunales juegan en el ordenamiento constitucional". En otras palabras, el juez reivindica la corriente conservadora restriccionista, poco amiga de reconocer amparos legales no se?alados por los autores de la Constituci¨®n.
Revisando el historial
En cuanto a su historial, lo m¨¢s pol¨¦mico tiene que ver con su posici¨®n de 1991, cuando se qued¨® en minor¨ªa al no querer anular una ley de Pensilvania que exig¨ªa la necesidad de notificaci¨®n conyugal (permiso del marido) para que una mujer interrumpiera su embarazo. El caso fue al Supremo, que mantuvo la anulaci¨®n de la ley.
El debate sobre el aborto, constitucional desde el caso Roe vs. Wade de 1973, es un elemento de polarizaci¨®n en el pa¨ªs. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n no quiere que se altere (aunque hay restricciones que encuentran amplio eco), y ¨¦sa es tambi¨¦n la opini¨®n del nuevo presidente del Supremo, pero la ofensiva para recortar la ley es la raz¨®n de ser de numerosos grupos pol¨ªticos y religiosos.
El debate sobre el juez -que, por otra parte, hace cinco a?os vot¨® con la mayor¨ªa en Filadelfia al anular una ley que pretend¨ªa ilegalizar los abortos tard¨ªos y que ha tenido fallos judiciales en defensa de las minor¨ªas- girar¨¢ en torno a estos ejes. Es f¨¢cil pronosticar que los defensores del aborto y los grupos de mujeres -Alito escribi¨® en 1996 que las quejas por discriminaci¨®n sexual llegaban con demasiada facilidad a los tribunales- ser¨¢n la punta de lanza de la ofensiva. La primera salva lleg¨® ayer: "Es una afrenta que el presidente sustituya a una conservadora moderada
[Sandra O'Connor, la juez que deja la vacante libre en el Supremo] por un conservador duro", seg¨²n la Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar.
Pero Bush no s¨®lo no teme, sino que quiz¨¢ necesita la pelea, y muy probablemente la tendr¨¢. Harry Reid, l¨ªder de la minor¨ªa en el Senado y un hombre que hab¨ªa expresado sus simpat¨ªas por Miers, dijo ayer que hay que averiguar si su sustituto "es demasiado radical para los estadounidenses". Y Charles Schumer, del Comit¨¦ Judicial del Senado, lament¨® la nominaci¨®n: "Es triste que el presidente elija a alguien que nos divida en lugar de una persona parecida a Sandra O'Connors". "El objetivo del nombramiento es apaciguar a los elementos m¨¢s derechistas de la base pol¨ªtica de Bush", en opini¨®n de la senadora Barbara Boxer.
En la parte m¨¢s polarizada por la derecha, todo fueron parabienes. "El presidente ha hecho una elecci¨®n excelente", seg¨²n los conservadores de la Coalici¨®n por una Justicia Imparcial. El telepredicador Pat Robertson consider¨® que el nombramiento es "un gran tanto" y el dirigente radical Gary Bauer, que boicote¨® a Miers, dijo: "Por lo menos ahora el presidente va a pelear contra sus adversarios pol¨ªticos y no contra sus amigos".
Un dif¨ªcil contraataque
Seriamente tocado por el caso Plame, puesta en evidencia su debilidad por la base pol¨ªtico-religiosa del partido que le torpede¨® la nominaci¨®n de su amiga y consejera Harriet Miers, desdibujados sus proyectos para el segundo mandato y con ¨ªndices de popularidad por los suelos, George W. Bush necesita urgentemente abrir la v¨ªa de la recuperaci¨®n. La nominaci¨®n del juez Samuel Alito quiere ser el primer paso, pero el camino se pone muy cuesta arriba (aunque tambi¨¦n octubre fue el mes en el que los iraqu¨ªes aprobaron la Constituci¨®n y en el que la econom¨ªa registr¨® un crecimiento del 3,8%).
El pr¨®ximo jueves, superada la noticia de la nominaci¨®n de ayer, volver¨¢ a primer plano el caso Plame, cuando el ¨²nico procesado, Lewis Libby, comparezca por primera vez ante los tribunales.
Esta visita formal de Libby servir¨¢ para que escuche las acusaciones de obstrucci¨®n a la justicia, perjurio y falsedad. El juez Reggie Walton le preguntar¨¢ si se considera culpable o inocente, y se espera que Libby opte por lo ¨²ltimo. Dentro de la potestad del juez est¨¢ establecer un calendario para las peticiones de las partes y, si lo estima necesario, incluso fijar la fecha del juicio. El presidente no estar¨¢ en Washington; viaja a Argentina para participar en la Cumbre de las Am¨¦ricas.
?Desencadenar¨¢ el nombramiento de Alito una batalla a muerte en el Senado? Los dem¨®cratas, adem¨¢s de considerarlo necesario a la vista del curr¨ªculo del juez, han olido sangre -la debilidad del presidente en su partido y los apuros con la justicia que hay en la Casa Blanca y entre los l¨ªderes republicanos del Congreso- y no van a soltar la presa as¨ª como as¨ª.
Ya hay ambiente de campa?a electoral, aunque queda un largo a?o hasta las legislativas de 2006. Arlen Specter, presidente del Comit¨¦ Judicial en el que se debatir¨¢ la nominaci¨®n, se ha mostrado "muy preocupado" ante la posibilidad de que los dem¨®cratas recurran al filibusterismo para bloquear el nombramiento.
Ello depende de que se mantenga el pacto que los 14 senadores -siete dem¨®cratas y siete republicanos- forjaron en mayo para evitar que la mayor¨ªa republicana anulara la tradici¨®n filibustera; a cambio, los dem¨®cratas -y basta con los votos de esos siete para garantizarlo- se comprometieron a no recurrir al bloqueo total m¨¢s que en casos extraordinarios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.