Buena victoria, p¨¦sima imagen
El Madrid se clasifica para los octavos de final con una victoria desacreditada por el mal juego
El Madrid se trabaj¨® su clasificaci¨®n para los octavos de final, objetivo que alcanz¨® con cierta soltura en el primer tiempo y con un espantoso juego en el segundo. Frente al Rosenborg actu¨® con el perfil que estren¨® en Riazor y que exhibi¨® penosamente en Sevilla. Lo mejor¨® en la primera parte gracias a tres futbolistas antag¨®nicos, fieles como nunca a sus respectivos papeles: Sergio Ramos, que sigue estableci¨¦ndose como un pilar; Casillas, que hizo siete paradas de m¨¦rito; y Guti, que gan¨® el partido donde hay que ganarlo, en los ¨²ltimos metros.
El Madrid no padeci¨® en Noruega los agobios que le hizo pasar el Rosenborg en algunas fases del encuentro del Bernab¨¦u. El equipo no se dej¨® intimidar m¨¢s de cinco minutos. Skjelbred y Braaten son los jugadores m¨¢s desequilibrantes del Rosenborg y ambos comenzaron el partido alborot¨¢ndole los costados a Roberto Carlos y Salgado. Casillas vio pasar un par de pelotas silbando sobre el larguero. Pero el empuje no le dur¨® mucho al Rosenborg. El Madrid sali¨® de la cueva con m¨¢s oficio que juego. Cort¨® los ataques de su rival con la autoridad de Woodgate en el juego a¨¦reo y con el coraje de Sergio Ramos, asombrosamente c¨®modo en tareas de barrendero. Del resto se ocuparon los tres delanteros, responsables ayer de sostener el andamiaje.
ROSENBORG 0 - REAL MADRID 2
Rosenborg: Johnsen; Basma, Riseth, Kvarme, Dorsin; Solli, Strand (Odegaard, m. 82), Braaten, Skjelbred; Storflor (Helstad, m. 66) y Frode Johnsen.
Real Madrid: Casillas; Salgado (Mej¨ªa, m. 46), Woodgate, Pav¨®n, Roberto Carlos; Beckham (De la Red, m. 92), Diogo, Sergio Ramos, Guti (Ra¨²l Bravo, m. 84); Ra¨²l y Robinho.
Goles: 0-1. M. 25. Pase en profundidad de Guti hacia Robinho, que centra, el portero rechaza y el bal¨®n rebota en Dorsin y se cuela. 0-2. M. 41. Robinho intenta internarse, el bal¨®n sale rebotado al borde del ¨¢rea grande y Guti marca por bajo.
?rbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Amonest¨® a Guti, Diogo y Roberto Carlos.
Unos 20.000 espectadores en el Lerkendal.
Ramos y Guti fueron decisivos en la ventaja que cobr¨® el Madrid en el primer tiempo
Luxemburgo puede felicitarse por una cosa: el equipo ha salido con buenos resultados a pesar de ofrecer s¨ªntomas de aturdimientos. Lo ha hecho despu¨¦s de la derrota de Riazor, cuando desde el propio club se agit¨® un debate que lo desautorizaba ante sus jugadores. Un debate que someti¨® a juicio sumario el car¨¢cter y el compromiso de los futbolistas, en la mira del irritado Alfredo Di St¨¦fano, el ¨²nico dirigente que habl¨® p¨²blicamente tras la derrota. No era f¨¢cil hacerse escuchar en esas condiciones pero al t¨¦cnico brasile?o le va el estr¨¦pito. Huele p¨®lvora y es feliz. En la crisis articula mejor sus mensajes. Ante las dudas, el grueso de la plantilla le ha seguido. La victoria en Sevilla ante el Betis, el s¨¢bado pasado, entrar¨¢ en los anales como uno de los partidos m¨¢s vulgares del campeonato. Pero al Madrid le sirvi¨® de mucho.
Lo cierto es que despu¨¦s de una semana turbulenta el esp¨ªritu del vestuario se ha reforzado y no s¨®lo por obra del entrenador. A la cabeza de este movimiento regenerador se encuentra Guti, hombre parad¨®jico donde los haya. Llamado por Luxemburgo a vivir una estaci¨®n en la intrascendencia, Guti ha torcido su suerte. Lo volvi¨® a probar ayer en el estadio de Lerkendal, donde sirvi¨® al Madrid de punto de apoyo y creaci¨®n. Dos acciones suyas hicieron posibles la victoria.
La victoria ante el Betis tambi¨¦n sirvi¨® para que Sergio Ramos se acomodara en el centro del campo y en el equipo. Si la crisis ha reforzado a Luxemburgo, al central lo ha convertido en un pilar. El chico responde al arquetipo del competidor. Necesita la fricci¨®n, el desaf¨ªo. En A Coru?a demostr¨® resistencia a la derrota. En Sevilla se acomod¨® en el medio campo. Ayer, sin Pablo Garc¨ªa, ejerci¨® mejor su tarea. No tiene desplazamiento de bal¨®n pero sabe defender su territorio, tiene robo de bal¨®n, intimida y juega sin rifar. S¨®lo se ocup¨® de conectar con Ra¨²l y Guti cada vez que pudo.
De Guti parti¨® el pase del partido. El pase que resolvi¨® el duelo y, probablemente, la clasificaci¨®n. Mediada la primera parte, el media punta recibi¨® una pelota en el c¨ªrculo central, se gir¨® y vio una sombra que se desmarcaba a su izquierda. Suficiente. Con un golpe seco, envi¨® la pelota a ras de hierba, tensa y fuerte, sobre la raya de la frontal del ¨¢rea de Johnsen. Por ah¨ª pas¨® Robinho como un tiro, feliz de que alguien le diera ocasi¨®n de exhibir su genio. Cruz¨® el bal¨®n, lo toc¨® el portero y Dorsin lo dej¨® en su porter¨ªa.
Guti cerr¨® el partido unos minutos m¨¢s tarde, remachando una jugada que inici¨® Beckham. El gol obr¨® como una dormidera para el Madrid, que se fue al descanso sospechando que al Rosenborg no le quedaba pegada. Y era cierto, pero todo el segundo tiempo fue un monumento a la dejadez y a la falta de gusto por los detalles. Colabor¨® Luxemburgo, que termin¨® por confeccionar un centro del campo con Mej¨ªa, Sergio Ramos y Ra¨²l Bravo. Para un club como el Madrid, algunas cosas son sagradas. Est¨¢ obligado por la historia a ejercer un papel que ayer no cumpli¨® en Noruega. El equipo que termin¨® el encuentro era una ensalada de defensas. No hubo un detalle, un remate, un pase. Nada. Ni tan siquiera se defendi¨® bien. Se clasific¨®, hizo su trabajo, pero dej¨® por el camino algo que se puede denominar como prestigio.
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