"No bailo para ser famosa, bailo para trascender"
Aire no es una palabra vac¨ªa para Tamara Rojo (Montreal, 1974). Es un fin, una aspiraci¨®n palpable; a veces un sue?o que por un momento se cumple gracias a un salto, a una pirueta o a decenas de giros sobre s¨ª misma en ese eterno duelo que los grandes bailarines sostienen con la ley de la gravedad. "Bailo para evadir lo f¨ªsico, para conseguir, como aspiran en La silfide, un ballet que interpret¨¦ hace unos d¨ªas, estar hecha de aire, flotar, no tocar el suelo".
?sa es su ambici¨®n; por ello lucha, y desde que se convirtiera en primera bailarina del Royal Ballet londinense, que es como decir superestrella internacional de la danza, esta mujer de garra y arte se acerca poco por Espa?a. Lo hizo hace dos semanas para recibir el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes, que recogi¨® junto a Maya Plis¨¦tskaya, y regresa hoy a Bilbao para estrenar Blancanieves, una nueva coreograf¨ªa de Ricardo Cu¨¦ con m¨²sica de Emilio Arag¨®n, que tambi¨¦n dirigir¨¢ la Orquesta Sinf¨®nica de Bilbao. El espect¨¢culo se ver¨¢ en el teatro Alb¨¦niz de Madrid desde el d¨ªa 9 hasta el 13 y en ¨¦l, Rojo baila con ??igo Urlezaga, compa?ero suyo en el Royal Ballet.
"El Pr¨ªncipe me dijo en la entrega de los premios: 'A ver si podemos hacer algo por la danza"
"Creo que ahora estoy en uno de los mejores momentos, pero art¨ªsticamente sigo creciendo"
Con Blancanieves siempre tuvo complicidad gracias al color de su pelo, bien negro. "La conoc¨ª a trav¨¦s de la pel¨ªcula de Disney, pero siempre fue mi personaje favorito porque era la ¨²nica protagonista morena, todas las dem¨¢s eran rubias y me sentaba fatal. En mi vida tuve una mu?eca rubia, nunca. Es algo que ya se me ha pasado, pero jam¨¢s ped¨ª una barbie y me daba mucha rabia que las malas tuvieran que ser morenas", asegura la artista.
Generaci¨®n brillante
Para el nuevo ballet han querido respetar la claridad de la acci¨®n. "Hemos seguido la pauta tradicional, un relato limpio, claro. Emilio Arag¨®n y yo hemos hablado mucho sobre la trama cuando elaboraba la m¨²sica para que su trabajo se adaptara lo m¨¢ximo posible a mi forma de bailar", asegura Tamara Rojo. Lo dice desde su condici¨®n de referente en el ballet cl¨¢sico hoy en el mundo, formada a conciencia en la escuela de V¨ªctor Ullate junto a una de las generaciones m¨¢s brillantes de bailarines espa?oles de la historia, una cantera de la que salieron tambi¨¦n Igor Yebra, Mar¨ªa Gim¨¦nez, ?ngel Corella y Luc¨ªa Lacarra, entre otros y por citar a los que han arrasado por algunas de las grandes compa?¨ªas internacionales con rango de primeros bailarines.
Todos han acabado emigrando por un desprecio pat¨¦tico hacia la danza cl¨¢sica en su propio pa¨ªs, un desprecio que perdura y que les duele, m¨¢s cuando desde algunas compa?¨ªas y por parte de algunos responsables, como Nacho Duato, son objeto de comentarios despectivos. "Ya no me interesa nada de lo que diga, si le gusta ser protagonista y que hablen de ¨¦l, me parece estupendo. Yo no bailo para ser famosa, bailo porque no puedo vivir sin ello, es lo que m¨¢s me llena. Cuando bailo soy m¨¢s yo, la fama o no es secundaria, yo bailo para trascender", responde Rojo intentando no caer en otro enfrentamiento hueco.
Londres es una palabra a la que en un principio le cost¨® acostumbrarse. "Es cierto, pero ahora, cuando digo mi casa, hablo de Londres", dice por tel¨¦fono. All¨ª, a base de trabajo le han llegado los ¨¦xitos y las primeras p¨¢ginas de algunos peri¨®dicos por sus interpretaciones de Manon, Giselle, Romeo y Julieta, El cascanueces, El lago de los cisnes o La bella durmiente. Primero con su paso por el English National Ballet y ahora, desde hace a?os, en el Royal Ballet, una de las compa?¨ªas m¨¢s importantes del mundo, con historia contundente, con escuela gigantesca a las espaldas, con la energ¨ªa pegada a sus paredes que dejaron por all¨ª nombres como Margot Fonteyn o Kenneth MacMillan, y donde Tamara ha crecido hasta convertirse en una estrella. "Aqu¨ª he aprendido a adaptarme a todos los estilos, al romanticismo, al clasicismo, al neoclasicismo... Podemos hacer tres versiones diferentes del mismo ballet, como hemos hecho ahora con La bella durmiente".
Tambi¨¦n ha conseguido agrandar su carga dram¨¢tica a la hora de bailar y disfrutar de los maestros de forma directa. "Si preparas una coreograf¨ªa con Jiri Kilian es ¨¦l quien viene a dirigir los ensayos, bebes directamente de las fuentes", afirma Tamara. Es una esponja que no se puede permitir el lujo de dejar de absorber todo lo que le huele a baile y que, seg¨²n ella, no ha alcanzado todav¨ªa su m¨¢ximo desarrollo. "Creo que nunca se puede decir eso. A bailar siempre se est¨¢ aprendiendo. Otra cosa es la forma f¨ªsica. Creo que ahora estoy en uno de los mejores momentos en ese sentido, pero art¨ªsticamente sigo creciendo", dice.
Todo un ejemplo ha sido Maya Plis¨¦tskaya, con quien ha compartido tres d¨ªas en Oviedo para la fiesta de los Pr¨ªncipe de Asturias y tambi¨¦n el escenario del teatro Campoamor, donde ambas ofrecieron una gala en agradecimiento por el galard¨®n: "Tiene una energ¨ªa contagiosa, ya me gustar¨ªa a m¨ª llegar a los 80 a?os con ese ¨¢nimo y esa sonrisa", dice.
Lo pasaron tan bien que ni les import¨® el arrollador protagonismo del piloto Fernando Alonso, al que ella conoc¨ªa de sobra. "Nos saludamos muy amablemente. Yo sab¨ªa qui¨¦n era ¨¦l, incluso he visto alguna de sus carreras y ¨¦l parec¨ªa conocerme, aunque, claro, tampoco le iba a hacer un examen", cuenta.
Le gust¨® pasear por la calle abarrotada y seg¨²n dice: "Me encant¨® ver a Espa?a contenta". ?C¨®mo? "S¨ª, contenta y orgullosa, sin que nadie fuera en contra de nadie, fue una aut¨¦ntica fiesta a la que la gente se uni¨® a mogoll¨®n y me pareci¨® maravilloso que el ¨²ltimo d¨ªa se abrieran las puertas del hotel para que quien quisiera pudiera celebrar los premios con nosotros", asegura.
A lo mejor es que otras veces ha notado demasiada crispaci¨®n. Pero hasta en eso se le han pegado costumbres t¨ªpicamente inglesas, como la flema, que le ayuda a ponerse unas gafas con las que observar su pa¨ªs desde una distancia sana: "No creo que Espa?a sea un pa¨ªs alegre por naturaleza, somos m¨¢s dram¨¢ticos y pasionales que alegres. Tampoco nuestra historia nos ha ayudado mucho, y encima los peri¨®dicos oscurecen todo con enfrentamientos pol¨ªticos. Hay muchos problemas y poca paciencia y con eso se nos forma un c¨®ctel Molotov".
Privilegiados
Lo de la flema se lo echan en cara sus amigos y la familia. "Me lo reprochan, pero es una actitud que me ayuda a ver las cosas de manera m¨¢s templada, aunque yo no soy nadie para dar consejos". No quiere ser papista, entre otras cosas porque se siente parte de una generaci¨®n con suerte: "Hemos conseguido muchas cosas en los ¨²ltimos 30 a?os. Somos unos privilegiados, yo me he ido porque tuve una oportunidad fuera, pero mis padres se tuvieron que marchar como emigrantes porque no hab¨ªa futuro dentro".
Hay cosas que todav¨ªa dan pena, como el ballet cl¨¢sico, cierto, pero saben que en su mano est¨¢ el futuro. Cuando se encuentran por ah¨ª sue?an despiertos. "Hablamos mucho cuando nos vemos. Yo coincido bastante con Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez, por ejemplo -primer bailar¨ªn de la ?pera de Par¨ªs-, y comentamos mucho lo que se puede hacer", dice Tamara. Casi, casi empezar de cero, tomando el testigo de lo que ya ha andado gente como su maestro V¨ªctor Ullate, por ejemplo, para dar cuenta de lo que le pidi¨® Don Felipe el d¨ªa en que recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias... "Me dijo: 'A ver si podemos hacer algo por la danza".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.