Urgencias dantescas

Hace d¨ªas acompa?¨¦ a un familiar al servicio de urgencias del hospital universitario La Paz. Cada vez que voy siento el mismo desasosiego. El espect¨¢culo es dantesco e inhumano. Las salas de espera est¨¢n repletas de pacientes y familiares, muchos de los cuales se ven obligados a permanecer de pie, por falta de asientos. La mayor¨ªa espera varias horas antes de que les vea un m¨¦dico. Cuando por fin nos llaman y entramos en la consulta, es imposible que el m¨¦dico se centre en el paciente, porque le interrumpen constantemente, unas veces por tel¨¦fono, otras por personas que le hacen preguntas desde la puerta. Por fin, ingresan a mi familiar en una sala de mujeres.

El panorama es tremendo: los pasillos, llenos de camas, con pacientes mayores desorientados, medio desnudos. Las salas est¨¢n abarrotadas, porque muchos pacientes permanecen all¨ª durante varios d¨ªas por falta de camas en planta, o por falta de centros de mayores a los que pudieran ser destinados. No hay separaci¨®n ni cortinas entre las camas. Y si algo funciona se debe al constante esfuerzo del personal, pese a la evidente escasez de m¨¦dicos, enfermeros, auxiliares y celadores.