El sufl¨¦ fiscal vasco
Lamenta el autor la falta de debate sobre pol¨ªtica fiscal y el uso que se hace de la capacidad normativa que el Concierto Econ¨®mico concede al Pa¨ªs Vasco
Hace unos d¨ªas cay¨® en mis manos un an¨¢lisis de las recientes elecciones generales en Alemania realizado por Sven Giegold, presidente del Comit¨¦ de la Red de Justicia Fiscal, muy estimulante e interesante por la informaci¨®n que nos aporta sobre la centralidad del debate fiscal en la confrontaci¨®n electoral,hasta tal punto que las califica como "las elecciones del impuesto ¨²nico". Nos cuenta que el programa de los conservadores conten¨ªa una serie de reformas para aumentar la dosis de medicina neoliberal, ya utilizada por Schr?eder con poco ¨¦xito. Pero los conservadores del CDU-CSU deciden llevar como su gur¨² econ¨®mico al profesor Paul Kirchhof, un reformador radical que introduce tres ideas fundamentales: reducir el tipo superior del impuesto sobre la renta hasta el 25%; abolir tramos en los tipos impositivos y, para que el programa no sonara tan brutal, introducir dos tipos bajos para las rentas m¨¢s bajas. En dos semanas, los conservadores pierden ocho puntos porcentuales en los sondeos, ya que dicha propuesta creaba un agujero de 20.000 millones de euros en el presupuesto alem¨¢n, lo que obliga a dimitir al autor de la propuesta.
Si las dem¨¢s autonom¨ªas tuviesen competencias similares a las de Euskadi, ?qu¨¦ quedar¨ªa del Impuesto de Sociedades?
Lo que nunca se debate es lo que hay dentro del sufl¨¦: mucho contrabando neoliberal que responde a un pensamiento ¨²nico sobre fiscalidad
?Qu¨¦ lecciones se deben sacar de la experiencia alemana? La primera es que el concepto de impuesto progresivo est¨¢ profundamente arraigado en la conciencia ciudadana. Adem¨¢s, est¨¢ claro que las rentas medias sufrir¨ªan fuertemente con un impuesto ¨²nico, en beneficio de los perceptores de las rentas m¨¢s altas. Me viene a la memoria, con bastante desaz¨®n y claro rechazo, la propuesta preelectoral transitoria y fugaz de los socialistas espa?oles sobre el tipo ¨²nico, un tanto traumatizados y con complejo de inferioridad en materia fiscal frente a la derecha del PP.
En fiscalidad se asume el pensamiento ¨²nico de las posiciones neoliberales cuando se intenta desbordar a la derecha bajo el argumento de la simplicidad de impuestos y el cuestionamiento de la no moderna progresividad, e incluso cuando se afirma que "bajar los impuestos es de izquierdas": los impuestos reducen el crecimiento econ¨®mico, por lo cual su bajada da origen a una expansi¨®n de la econom¨ªa y al consiguiente aumento de la recaudaci¨®n, al producirse ensanchamientos de las bases imposibles sujetas a tributaci¨®n. Es curioso que nadie se ha atrevido a ponerlo en pr¨¢ctica. Ni el mism¨ªsimo Ronald Reagan a pesar de que el modelo te¨®rico del impuesto plano o flat tax vivi¨® su auge a mediados de los ochenta. Estas f¨®rmulas condenan la progresividad y anulan la simplicidad de los impuestos, al necesitar gran n¨²mero de ajustes.
En todo esto hay una cosa interesante y es que la fiscalidad es parte del debate pol¨ªtico. Por el contrario, en las diferentes confrontaciones electorales vascas, tanto auton¨®micas como forales, o en los debates congresuales de los partidos vascos -fundamentalmente en los de la izquierda- se comprueba desgraciadamente la ausencia de debate sobre la equidad, suficiencia y progresividad fiscal, sobre la utilidad social de los impuestos para mantener unos servicios p¨²blicos eficientes y equitativos, la definici¨®n de qu¨¦ fiscalidad queremos y para qu¨¦ modelo social; en definitiva, cu¨¢l es la utilizaci¨®n de nuestro autogobierno fiscal. Hay un discurso ¨²nico y unidimensional que hace que la fiscalidad vasca se asemeje a un sufl¨¦: unanimidad en la defensa de nuestro Concierto Econ¨®mico y ausencia del debate de los contenidos.
El sufl¨¦ se hincha cada cierto tiempo, crea alarma de inseguridad en los empresarios, obliga a inventar mecanismos de ingenieria jur¨ªdica para blindar las normas forales, para salvar la soberan¨ªa normativa de nuestro Concierto. Lo que nunca se debate es lo que hay dentro del sufl¨¦. Simplemente, hay mucho contrabando neoliberal que responde a un pensamiento ¨²nico sobre fiscalidad.
El sistema tributario vasco, a pesar de su importante grado de autonom¨ªa (con la obligaci¨®n de mantener el necesario requisito de la armonizaci¨®n y presi¨®n fiscal global) ha copiado con fidelidad casi absoluta las normas y directrices marcadas por los diferentes Gobiernos del PP. Los efectos de falta de equidad fiscal son parecidos. En lo que se refiere al IRPF, la renta media de las declaraciones del a?o 2002 fueron de 17.684 euros para las rentas del trabajo y de 11.433 euros para las de actividades econ¨®micas (empresarios y profesionales entre otros). Los impuestos directos han bajado del 60,6% al 47,4% des 1982 a 2003, y los indirectos han subido del 39,5% al 52,7%. S¨®lo el 0,63% de las declaraciones de IRPF declaran rentas por encima de los 90.000 euros. En Euskadi se pagan m¨¢s impuestos que antes, pero adem¨¢s se pagan otros impuestos diferentes a los que se pagaban antes y los pagan otros contribuyentes. Las reformas del IRPF hacen que ¨¦ste pierda capacidad recaudadora, que es compensada por la recaudaci¨®n del IVA.
El Impuesto de Sociedades representa el 12,5% de la recaudaci¨®n total. En este conflicto competencial y jur¨ªdico estamos ahora con el sufl¨¦ inflado. El Tribunal Supremo consider¨® ayudas de Estado la reducci¨®n del tipo en el impuesto de sociedades y otras deducciones al considerar que ten¨ªa que habarse informado antes a la Comisi¨®n Europea. Esa medida fiscal tiene el inequ¨ªvoco y pr¨¢cticamente explicito objetivo de establecer lo que se viene llamando "desfiscalizaciones competitivas" o un encubierto "dumping fiscal. Es una medida claramente ineficaz. Y este es el fondo del problema.
Es constatable que las diferencias fiscales entre pa¨ªses y regiones no explican sus diferencias de productividad, renta y empleo. Y, en todo caso, sucede lo contrario: las zonas del mundo con sistemas fiscales m¨¢s amplios, desarrollados y progresivos coinciden con las econom¨ªas m¨¢s productivas y eficientes, y con las sociedades m¨¢s avanzadas. Las reducciones fiscales decididas en los ¨²ltimos a?os por muchos gobiernos conservadores han mostrado, asimismo, su incapacidad para desarrollar un tejido empresarial competitivo cuando no se deban las condiciones verdaderamente necesarias para ello. Los alivios fiscales no tienen incidencia alguna sobre las condiciones de competitividad que establecen los mercados internacionales a las empresas. Lo que determina la producci¨®n, el empleo y la viabilidad de las empresas son las condiciones del mercado y no las variables tributarias. Los recortes fiscales son m¨¢s favorables para la cuenta de resultados de las empresas que para la competitividad global, ya que una modernizaci¨®n de la econom¨ªa exige inversiones p¨²blicas en educaci¨®n, I+D+I, infraestructuras...
Cualquier recorte fiscal es, ante todo y sobre todo, un trasvase entre el sector p¨²blico y el sector privado. Me hago una pregunta muy sencilla: si en este momento las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas tuviesen competencias similares a las establecidas en Euskadi, ?qu¨¦ quedar¨ªa del Impuestode Sociedades? ?Es que alguien iba a permitir que le robaran empresas y le exportaran el paro por medio de la rebajas fiscales? Reitero que todo esto es una falacia interesada. Adem¨¢s, un tipo nominal m¨¢s reducido prima la distribuci¨®n de los beneficios frente a la necesaria reinversi¨®n y capitalizaci¨®n de las empresas.
Puesto que no me resigno a que la ansiedad interesada de soberanismo fiscal oculte la funci¨®n social de los impuestos, reivindico la necesaria elevaci¨®n de los ingresos p¨²blicos hasta alcanzar un nivel que mejore la suficiencia de los mismos, a la vez que una mejor distribuci¨®n de la carga tributaria, como garant¨ªa del tratamiento equitativo de todas las fuentes de renta, el mantenimiento de la progresividad fiscal, as¨ª como una reducci¨®n efectiva del fraude fiscal. Este es el debate fiscal que nuestro autogobierno y la ciudadan¨ªa vasca realmente necesitan.
Carlos Trevilla es representante de UGT en el Consejo Econ¨®mico y Social vasco.
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