Suave
La S¨¦ptima es, ciertamente, una de las sinfon¨ªas de Mahler que menos se interpreta. Se han dado m¨²ltiples razones que justificar¨ªan su rechazo por parte del p¨²blico m¨¢s conservador. Sin embargo, y a pesar de todas sus transgresiones, cabe pensar que la composici¨®n no es de las m¨¢s arriesgadas. Al menos, su apariencia es menos aventurada y rupturista, aunque el fondo est¨¦ lleno de ese efecto autodemoledor que siempre transcurre por las sinfon¨ªas de Mahler. ?No podr¨ªa ser que Mahler gusta por lo demoledor y que las medias tintas no satisfacen? Los culpables de la frialdad del p¨²blico no fueron Esa Pekka Salonen y la Philharmonia Orchestra, exquisitos a todos los niveles.
Podr¨ªa ser un ejercicio divertido repasar algunas cosas que se han dicho sobre El canto de la noche y ver si pueden aplicarse a muchas otras sinfon¨ªas. O preguntarse incluso, si algunas cosas que aqu¨ª son choques refinados, en otros casos parecen brutales sacudidas. Aunque Mahler est¨¢ ah¨ª, en la S¨¦ptima, sacando a la luz todo lo contradictoria y absurda que es la vida. Pero no creo que est¨¦ m¨¢s claramente expuesto que en las otras. Podemos buscar opiniones sobre la S¨¦ptima al azar -pedimos disculpas a sus autores- y aplicarlas sobre las otras sinfon¨ªas de Mahler. Se trata de constantes estil¨ªsticas que es l¨®gico ver reaparecer en todas las obras, pero no me parece que en la S¨¦ptima cobren mayor sentido.
Philharmonia Orchestra
S¨¦ptima Sinfon¨ªa de Mahler, dirigida por Esa Pekka Salonen. Palau de la M¨²sica. Valencia, 6 de noviembre de 2005
Dice Trancheford: "El tema de la S¨¦ptima es la noche, como trasunto de muerte",
"desgarrado entre el Romanticismo y la modernidad". Mart¨ªn Berm¨²dez: "Para rematar el edificio nos propone poco m¨¢s de 20 minutos que parecen administrar el caos o identificarse con ¨¦l". Sch?nberg: "Si quiero expresar la ins¨®lita impresi¨®n que me ha provocado su sinfon¨ªa, no me puedo dirigir a usted de m¨²sico a m¨²sico, sino de hombre a hombre. Pues he visto su alma desnuda (...) La he sentido como un fen¨®meno de la naturaleza, con sus espantos y cat¨¢strofes, pero tambi¨¦n como un arco iris, apacible y resplandeciente (...) He visto un hombre, un drama, una verdad atroz". P¨¦rez de Arteaga: "En el Scherzo estamos ante la m¨¢s morbosa caricatura del vals vien¨¦s"; "[la guitarra y la mandolina, junto a la trompa] sugieren los perfumes de la noche y tambi¨¦n sus amenazas". Rafael D¨ªaz: "Mahler parece querer jugar a dar lo que inmediatamente quita, hace coincidir elementos opuestos".
Todo ello es verdad en la S¨¦ptima, pero ?no lo encontramos en mayor grado en la Sexta, en la Quinta, o, incluso, en la Primera? ?No tendr¨¢ raz¨®n Marc Vignal cuando se?ala que "en el final, la p¨¢gina menos lograda del compositor, falta la convicci¨®n da una sensaci¨®n de relleno, de aburrimiento Ese ruidoso do mayor no conviene ni a la personalidad del m¨²sico ni a la ¨¦poca".
Quiz¨¢ el p¨²blico, quiere a Mahler disparatado, contradictorio y "sin suavizar". Y en esta partitura (sobre todo en los dos ¨²ltimos movimientos), el compositor le ha dado un barniz que le priva de su hermosa aspereza.
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