La CIA pide que se investigue la filtraci¨®n sobre las c¨¢rceles clandestinas en Europa

Cuando a¨²n no se han apagado los ecos ni cerrado las consecuencias del caso Plame, otra filtraci¨®n est¨¢ alterando las aguas pol¨ªticas de Washington, aunque sus circunstancias no tienen nada que ver con las que le costaron el puesto al jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney. En este caso el Departamento de Justicia, a petici¨®n de la CIA, eval¨²a la posibilidad de investigar la filtraci¨®n de informaci¨®n secreta a The Washington Post sobre una red de prisiones para l¨ªderes de Al Qaeda. Y ¨¦sta no es la ¨²nica pol¨¦mica reciente relacionada con la Agencia.

Hace una semana, el Post asegur¨® que la CIA hab¨ªa mantenido a dirigentes del grupo terrorista en un sistema carcelario secreto que funcionaba en al menos ocho pa¨ªses del Este de Europa durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Aunque no se daban nombres, el Post dec¨ªa que varios de estos pa¨ªses tienen reg¨ªmenes democr¨¢ticos.

Igual que en el caso de Valerie Plame -la agente cuya identidad fue descubierta por la Casa Blanca- la CIA ha pedido al Departamento de Justicia que investigue por qu¨¦ un informe clasificado acab¨® en las p¨¢ginas de un peri¨®dico. Los l¨ªderes republicanos de la C¨¢mara y el Senado, Dennis Hastert y Bill Frist, pidieron al Comit¨¦ de Inteligencia que abra su propia investigaci¨®n, porque "si es verdad lo que dice el Post, esa revelaci¨®n podr¨ªa poner en peligro la seguridad de los estadounidenses y la defensa de EE UU de atentados terroristas". El presidente del Comit¨¦ no descart¨® una comisi¨®n como la que investig¨® el 11-S.

La Casa Blanca libra una lucha sorda con la CIA desde hace a?os y los republicanos criticaron con frecuencia a la organizaci¨®n porque sospechan que desde su interior se filtran documentos secretos que dejan al descubierto las zonas m¨¢s oscuras de la pol¨ªtica antiterrorista o que desvelan informaci¨®n perjudicial para el Gobierno, y que tratan de evadir la responsabilidad de la CIA en los grandes fracasos del 11-S y de las armas en Irak. Los dem¨®cratas desoyen esas quejas y contraatacan diciendo que si hay que investigar algo no es la filtraci¨®n, sino si hay centros de detenci¨®n secretos, y unas cuantas cosas m¨¢s: "Por ejemplo, la posible manipulaci¨®n de informaci¨®n antes de la guerra y la identificaci¨®n del nombre de una agente de la CIA por razones pol¨ªticas", seg¨²n Nancy Pelosi, l¨ªder de la minor¨ªa en la C¨¢mara.

Mientras tanto, The New York Times revel¨® ayer que el inspector general de la CIA, John Herlgerson, alert¨® el pasado a?o de que las normativas sobre interrogatorios aprobadas despu¨¦s del 11-S "podr¨ªan violar algunas provisiones de la Convenci¨®n Internacional contra la Tortura". El informe del inspector dice que hubo t¨¦cnicas de interrogatorios, aprobadas en 2002 y no corregidas hasta dos a?os despu¨¦s, que fueron m¨¢s all¨¢ de lo que el Pent¨¢gono autorizaba para los prisioneros de guerra. El Departamento de Defensa anunci¨® esta semana nuevas directrices que proh¨ªben el uso de la tortura f¨ªsica y mental en los interrogatorios a detenidos.

En el caso del informe del inspector de la CIA, dice el Times, Helgerson no lleg¨® a decir que las t¨¦cnicas que se hab¨ªa usado equivalen a la tortura, definida por la convenci¨®n de la ONU. Pero s¨ª sugiere que su empleo supone, "desde el punto de vista de la convenci¨®n, un trato cruel, inhumano y degradante". El Congreso mantiene una pol¨¦mica con la Casa Blanca sobre si la CIA deber¨ªa someterse a las mismas normas que Defensa en lo que se refiere a los interrogatorios de detenidos, una postura combatida por el vicepresidente, Dick Cheney, y por el director de la Agencia, Porter Goss.