"La religi¨®n se alimenta de la muerte"
A los 83 a?os, Jos¨¦ Saramago estrena casa y novela. La casa est¨¢ en un barrio tranquilo del centro de Lisboa y se llama Blimunda, como su recordado personaje femenino de Memorial del convento. La novela se titula Las intermitencias de la muerte y ha sido editada simult¨¢neamente (con una primera tirada de 100.000 ejemplares) en portugu¨¦s, espa?ol, italiano y catal¨¢n. El premio Nobel de 1998 present¨® ayer el libro (Alfaguara, en castellano; Edicions 62, en catal¨¢n) en doble sesi¨®n lisboeta; por la ma?ana, en el Instituto Cervantes, con una videoconferencia, y por la tarde en el teatro nacional San Carlos, durante un acto multitudinario en el que Saramago recibi¨® el afecto de sus lectores, son¨® la m¨²sica de Bach, varias mujeres (entre ellas, su esposa, Pilar del R¨ªo, traductora de la novela al espa?ol) leyeron fragmentos del libro y Saramago habl¨® de literatura, de vida, de muerte y de pol¨ªtica.
"Hay una mirada del narrador mucho m¨¢s humor¨ªstica, m¨¢s que en ninguna otra novela"
"Me preocupa la apat¨ªa de la gente, esa crisis de indiferencia que se vive en Portugal"
El autor de El a?o de la muerte de Ricardo Reis mantiene una relaci¨®n dif¨ªcil con Portugal, pa¨ªs que abandon¨® simb¨®licamente en 1993 despu¨¦s de que un subsecretario de Cultura del Gobierno de Cavaco Silva impidiera que su novela El Evangelio seg¨²n Jesucristo representara a su pa¨ªs en un premio literario europeo. Y ahora que Cavaco vuelve al primer plano de la actualidad con la precampa?a presidencial, Saramago ha redoblado sus ataques contra "el censor", con la misma energ¨ªa con la que ha escrito y defiende esta nueva novela, "quiz¨¢ la mejor desde el Nobel", seg¨²n afirma.
Las intermitencias de la muerte parte de una idea-catapulta, como todas las novelas de Saramago: en un pa¨ªs imaginario, de repente la muerte deja de matar. A partir de ah¨ª, el relato indaga con iron¨ªa, humor, humanismo y pesimismo en esa situaci¨®n de inmortalidad transitoria que perturba a los poderosos, ilusiona a los ingenuos y acaba revel¨¢ndose como un caos muy dif¨ªcil de administrar.
Pregunta. El libro empieza con la frase "Al d¨ªa siguiente nadie muri¨®" y parece a ratos una s¨¢tira, aunque pocos le asociar¨ªan a usted con ese g¨¦nero.
Respuesta. No es exactamente una s¨¢tira, aunque haya en parte s¨¢tira, o mejor quiz¨¢ cr¨ªtica, de las costumbres y las instituciones, y las reacciones de la gente ante la muerte y la falta de muerte... La pregunta es: ?qu¨¦ pasar¨ªa si fu¨¦ramos eternos?
P. Y la primera respuesta de la novela es que sin la muerte mucha gente se arruinar¨ªa.
R. La muerte es un gran negocio y no siempre muy limpio. Aunque ¨¦se no sea el tema principal de la novela, si la muerte desapareciera de repente, si la muerte dejara de matar, mucha gente entrar¨ªa en p¨¢nico: funerarias, aseguradoras, residencias de ancianos... Y eso sin hablar del Estado, que no sabr¨ªa ya c¨®mo pagar las pensiones.
P. Parece un chiste, aunque la cosa es seria porque la vejez cada vez dura m¨¢s.
R. Es serio, s¨ª: s¨®lo pueden pagar las pensiones hasta el 2015; a partir de ah¨ª no sabemos. ?sa era en parte la idea de la novela, con el aire de estar divirti¨¦ndonos, hablar de algunos temas serios.
P. M¨¢s que con iron¨ªa, con sarcasmo, lo cual tambi¨¦n parece nuevo.
R. La iron¨ªa no es nueva en mis libros; yo creo que de una manera o de otra, agresiva, activa, directa o menos, est¨¢ en todo lo que escribo. Lo que es nuevo es el humor; hay una mirada del narrador mucho m¨¢s humor¨ªstica, m¨¢s que en ninguna otra novela, o eso dicen al menos algunas personas que parece que se han carcajeado con el libro.
P. El humor suele venir bien para hablar de cosas tan trascendentes como la muerte.
R. La verdad es que no lo hice de una forma deliberada; simplemente, sali¨® as¨ª; y he de confesar que me he divertido mucho escribiendo sobre un tema tan serio como la muerte. Aunque ya se sabe que con la muerte no se puede uno re¨ªr mucho, porque es ella la que acaba ri¨¦ndose de nosotros. Es mejor pensar que la muerte no es una entidad ni una dama que est¨¦ ah¨ª fuera esper¨¢ndonos, sino que est¨¢ dentro de nosotros, que cada uno la lleva dentro, y cuando se ponen de acuerdo el cuerpo y ella, se acab¨®...
P. La novela trata tambi¨¦n sobre la imposibilidad de la inmortalidad.
R. Es que la inmortalidad ser¨ªa un horror; aunque uno viviera 20 a?os de ni?ez, 50 de adolescencia y 80 o 90 de madurez, la vejez acabar¨ªa llegando, y a partir de ah¨ª empezar¨ªa el drama. ?Alguien se puede imaginar una vejez eterna? Mejor no imaginar esa vejez extrema, mejor pensar que morir no es ning¨²n acto heroico, sino una cosa de lo m¨¢s corriente.
P. ?Es ah¨ª cuando aparece el Saramago pesimista?
R. En este caso, nada pesimista, s¨®lo rendirse a la evidencia.
P. Y ese violonchelista que se enamora de la muerte encarnada en mujer sin saber qui¨¦n es, ?siente algo de lo que siente usted?
R. Si miro atr¨¢s, en todas mis novelas el protagonista es un hombre solo; ¨¦ste tambi¨¦n, y adem¨¢s es muy t¨ªmido, no tiene familia... Yo nunca he vivido solo, y nunca me ha gustado meter mis experiencias personales en las novelas.
P. ?C¨®mo surgi¨® la idea de ¨¦sta?
R. Estaba en Madrid, releyendo a Rilke, y no s¨¦ si por sugerencia directa del libro, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, o no, cuando lo acababa de dejar a un lado, la idea se present¨®. Siempre sucede as¨ª, por eso digo que quiz¨¢ ¨¦sta sea mi ¨²ltima novela, porque yo no escribo cualquier cosa, necesito que primero venga esa idea. Pens¨¦: ?y si la muerte no fuera capaz de matar a una persona determinada? ?se fue el embri¨®n, la selva. No pens¨¦ al principio en que la muerte hiciera huelga en un pa¨ªs entero, que es al final lo que ocupa la primera parte. Eso vino despu¨¦s, al inventar una situaci¨®n general.
P. Para recordar, entre otras cosas, que la idea de la muerte contribuye a que perdure el poder de la Iglesia.
R. Peor que eso. El problema de la Iglesia es que necesita la muerte para vivir. Sin muerte no podr¨ªa haber Iglesia porque no habr¨ªa resurrecci¨®n. Las religiones cristianas se alimentan de la muerte. La piedra angular sobre la que se asienta el edificio administrativo, teol¨®gico, ideol¨®gico y represor de la Iglesia se desmoronar¨ªa si la muerte dejara de existir. Por eso los obispos en la novela convocan una campa?a de oraci¨®n para que vuelva la muerte. Parece cruel, pero sin la muerte y la resurrecci¨®n, la religi¨®n no podr¨ªa seguir diciendo que nos portemos bien para vivir la vida eterna en el m¨¢s all¨¢. Si la vida eterna estuviera ac¨¢...
P. De momento, ac¨¢ est¨¢ Cavaco Silva de candidato a presidente.
R. S¨ª, y su aparici¨®n me ha obligado a desenterrar el cad¨¢ver de aquella censura que me ocurri¨® siendo ¨¦l primer ministro. Su Gobierno hizo una cosa propia de una dictadura fascista. Por eso apoyar¨¦ a Mario Soares si hay una segunda vuelta. Aunque mi candidato es Jer¨®nimo de Sousa, del Partido Comunista, si Cavaco llega a la segunda vuelta con Soares, votar¨¦ a Soares. Lo que me preocupa m¨¢s es la apat¨ªa de la gente, ese des¨¢nimo, esa crisis de indiferencia que se vive en el pa¨ªs. Parece mentira que sea el mismo pueblo que hace 30 a?os era el m¨¢s combativo de Europa.
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