El Valencia gana con oficio y fortuna

El dialecto del f¨²tbol guarda entre sus frases recurrentes un racimo de t¨®picos que resumen con dos o tres sustantivos y un verbo el partido entre el Valencia y el C¨¢diz. La selecci¨®n natural siempre recompensa al m¨¢s poderoso frente a la osad¨ªa y buena voluntad del m¨¢s d¨¦bil. Los valencianistas no jugaron bien, pero ganaron. Vencieron por oficio y fortuna. El resto de calificativos para el equipo de Quique Flores no son tan amables. Una falta inofensiva sacada por Vicente se col¨® en la porter¨ªa amarilla ya en el ep¨ªlogo. Un equipo grande a la deriva pill¨® al poliz¨®n cuando ya se avistaba el puerto.

El encuentro fue muy entretenido, con lo que soplaba ayer en C¨¢diz ya es para darse por satisfecho. El bal¨®n era un globo, los amarillos supieron hacerse con su vuelo caprichoso desde el principio. Colocado en el campo, el Valencia tiene un dibujo autoritario, de equipo que sale a controlar y no a verlas venir. Pero ni el aire, ni el equipo de Esp¨¢rrago le concedieron esa ventaja.

El vendaval fue aliado de los gaditanos en su juego de fuerza y presi¨®n. As¨ª fue la primera parte, un equipo local muy pegajoso curr¨® a destajo para dejar al Valencia sin bal¨®n. Lo logr¨® sin demasiados problemas. Llegaba, entonces, el turno de Pavoni. El media punta es un futbolista con retrovisores que sabe lo que revolotea a su alrededor. Tiene la idea pero a menudo confunde la ejecuci¨®n. Cuando el argentino acertaba, era pan comido que Sesma y Enrique le ganasen la espalda a Moretti y Miguel. Hasta ah¨ª todo bien pero los amarillos fallaron con el estoque.

Baraja reparti¨® muy pocas cartas. Sus rivales en la mesa no le concedieron casi ninguna baza en la partida. Alguna diagonal a Vicente que meti¨® el miedo en el cuerpo a los centrales locales y poco m¨¢s. Con tan poco, la defensa del C¨¢diz se derriti¨® como mantequilla y jug¨® con el murmullo de la grada el resto del partido. Villa le gan¨® por piernas a Abraham Paz y se plant¨® delante de Armando. El duelo lo venci¨® el portero. El resto del cat¨¢logo de los levantinos el primer tiempo eran chupinazos de los centrales hacia el punta asturiano que el viento sacaba del campo. Ca?izares se gan¨® de ley su jornal. Un bal¨®n envenenado que le bot¨® en los morros no pudo atajarlo, los reflejos para en un instante reaccionar y blocar la pelota con el rival a un palmo refrescaron la memoria sobre lo buen portero.

El partido se reanud¨® con peor pinta todav¨ªa para el Valencia. El gol local era cuesti¨®n de minutos. Lo tuvo Pavoni, pero mand¨® el bal¨®n al larguero con m¨¢s de siete metros de porter¨ªa a su disposici¨®n. Con tanto aire hab¨ªa que tocar y resguardarse muy juntitos. Era lo que hac¨ªa el C¨¢diz. Acumul¨® ocasiones como para hacer un cat¨¢logo. Pero nada. Gan¨® el Valencia. Tres puntos que le conceden otros siete d¨ªas de plazo a Quique para que haga saber a su plantilla c¨®mo quiere que respire.