Oda a la libertad (de elecci¨®n de centros)
El s¨¢bado 12 de noviembre sali¨® a las calles de Madrid una abigarrada comparsa representando a los partidarios de la escuela concertada, religiosa, patriota y ol¨¦. Tuvieron la suerte, estos prohombres, de que el actual presidente del gobierno es poco dado a los moh¨ªnes reglamentarios, y adem¨¢s no lleva bigote ni suele sentarse con los pies encima de la mesa junto a mandatarios texanos. Zapatero los recibi¨®, y cuando escribo estas l¨ªneas los manifestantes creen tener una esperanza razonable en que se atiendan sus peticiones. Entre ¨¦stas, me quedo con dos: la voluntad de la Conferencia Episcopal de controlar qu¨¦ deben estudiar los alumnos que no escojan la asignatura de Religi¨®n y la pretensi¨®n de los colegios concertados de seguir seleccionando a sus alumnos (evitando, as¨ª, a los inmigrantes).
Sobre el tema de la Religi¨®n hay poco que decir. En primer lugar, porque el Gobierno ha excluido cualquier componenda en este punto, asegurando que la asignatura ser¨¢ obligatoriamente ofertada en todos los centros, pero los que no quieran cursarla tendr¨¢n otras opciones (sean a no del agrado de Rouco Varela). Y en segundo lugar porque, en definitiva, este tema ya nos cansa a la mayor¨ªa, y nos van entrando ganas a muchos de reclamar que el que quiera hablar de cualquier Dios con barba blanca o sin ella que se lo pague de su bolsillo y se busque su madraza particular donde no moleste a nadie ni nadie le pueda molestar.
Otra cosa es la peculiar pretensi¨®n de estos hombres de Dios de que los inmigrantes vayan exclusivamente a los colegios p¨²blicos, siendo los centros concertados financiados al 100% por los impuestos que pagamos usted y yo, querido lector. En este punto me gustar¨ªa introducir una an¨¦cdota personal.
Hasta los 17 a?os (tercero de BUP) yo estudi¨¦ en un centro privado concertado. Se trataba de los Salesianos de Borriana, una escuela a?eja, virtuosa, muy bien equipada, y de la que no guardo recuerdos penosos sino una mezcla de entusiasmo exultante transmitido por profesores magn¨ªficos (algunos curas, otros seglares) y una retah¨ªla de an¨¦cdotas hilarantes y gamberriles relacionadas con los docentes m¨¢s vetustos y carcamales. Creo que aquel profesor (p¨¢rroco de la parroquia de Mar¨ªa Auxiliadora, por m¨¢s se?as) que a los 16 a?os me habl¨® con fervor de Cernuda, Machado y Juan Ram¨®n me abri¨® las puertas a un mundo magn¨ªfico que a¨²n hoy es mi sustento cotidiano. Y aquel otro, de quien siempre nos burl¨¢bamos, pero que nos hac¨ªa leer La condition humaine de Malraux. O El Quijote devorado entero en un solo curso. No guardo malos recuerdos, aunque s¨¦ de ex alumnos mayores que yo que padecieron el nacional catolicismo en carne propia, y su historia es otra. Pero mis a?os fueron los de la Transici¨®n, y eso se notaba en el profesorado y en los aires de libertad que barr¨ªan las clases y nos cambiaron la vida. Y tambi¨¦n se notaba en la persistencia plomiza de todos aquellos compa?eros militantes fervorosos de la extrema derecha (los pesados de la banderita espa?ola en la correa del reloj y el autob¨²s propiciado cada 20-N, los mismos que ahora son pulcros votantes del PP).
Pero entremos en materia. Tengo las estad¨ªsticas de escolarizaci¨®n de inmigrantes durante el curso pasado en Borriana. Todo un poema. En primaria, por ejemplo, del total de alumnos escolarizados en centros p¨²blicos hay un 20,7% de extranjeros y en los concertados s¨®lo un 4,48%. Y en secundaria lo mismo: un 15,54% en los p¨²blicos y un 3,91% en los privados concertados.
Pero es que en el caso de los Salesianos la diferencia es mayor. En este colegio s¨®lo un 0,39% son inmigrantes en primaria y un 1,22% en secundaria. ?D¨®nde est¨¢n esos bonitos ap¨®logos que nos contaban de San Juan Bosco, el respeto al otro, el ideario cristiano repetido hasta la saciedad? ?Para eso se exhibe a Dios como un estandarte? ?En esto se queda su concepto de libertad?
Los Salesianos de Borriana son s¨®lo un ejemplo. Estoy seguro de que en cada localidad de este pa¨ªs hay un drama similar y un discurso demag¨®gico que intenta taparlo bajo la excusa de defender la "libertad de elecci¨®n de los padres". Estos pruritos clasistas ya son inaguantables. No s¨¦ lo que consensuar¨¢ el Gobierno con las organizaciones clericales, pero hay una l¨ªnea roja que no deber¨ªa pasar. La educaci¨®n no es un lujo. La inmigraci¨®n es real, forma parte de este pa¨ªs. Y los que quieran hacer como que no va con ellos, en nombre de Dios o de la Biblia en pasta, se estrellar¨¢n contra esa realidad. Porque luego est¨¢, especular, inquietante en su simplicidad reactiva, el ejemplo franc¨¦s: dejemos que estos tipos contin¨²en seleccionando a sus alumnos y en veinte a?os Omar y Mohamed nos quemar¨¢n los coches. En ese caso, les sugiero que empiecen por los de los abanderados de la libertad (de elecci¨®n de centros, por supuesto).
www.joangari.com
Joan Gar¨ª es escritor.
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