El interruptor del sistema opioide
Cient¨ªficos espa?oles hallan una diana terap¨¦utica para la adicci¨®n
Cuando recibimos un golpe, el organismo activa sus mecanismos de alarma: sentimos dolor y en el sistema nervioso central se liberan unas sustancias con poder analg¨¦sico suficiente como para que ese dolor no llegue a extremos que no podamos soportar. Lo que se activa para producir esa analgesia es el sistema opioide end¨®geno, que tiene m¨²ltiples funciones y que tambi¨¦n act¨²a liberando sustancias que producen placer cuando hacemos el amor o comemos chocolate. El sistema opioide interno es el que controla los mecanismos de recompensa que han desempe?ado un papel tan decisivo en la supervivencia de la especie.
Pero ese sistema opi¨¢ceo interno necesita un interruptor que lo active y otro que lo desactive para que el cerebro vuelva a su estado normal, pues de lo contrario, la analgesia o el placer se prolongar¨ªan en situaciones en que ya no son necesarios para la funci¨®n que cumplen. El interruptor de apagado es lo que ha descubierto un equipo de cient¨ªficos, entre los que se encuentran Rafael Maldonado y Olga Valverde, del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en una investigaci¨®n realizada con ratones modificados gen¨¦ticamente. El trabajo, realizado en colaboraci¨®n con el Instituto de Biolog¨ªa Humana y Molecular de la Universidad Libre de Bruselas, se publica en la edici¨®n digital de Nature Neurosciencie.
"Se trata de un p¨¦ptido liberador de prolactina que act¨²a sobre el receptor GPR-10, cuya existencia se conoc¨ªa, pero no el papel fisiol¨®gico que cumpl¨ªa", explica Rafael Maldonado. ?Y qu¨¦ han observado? Han observado que en ratones en los que se hab¨ªa suprimido el gen que codifica este receptor, y por tanto, que carecen del mismo, la administraci¨®n de un opi¨¢ceo les produc¨ªa m¨¢s placer, y tambi¨¦n se produc¨ªa un incremento del efecto analg¨¦sico de la morfina. Por el contrario, cuando se le inyectaba el p¨¦ptido, se reduc¨ªa la sensaci¨®n de placer o el efecto analg¨¦sico de la morfina.
"Este receptor act¨²a como la llave que pone en marcha el sistema antiopioide interno, es decir, el sistema que contrarresta el efecto placentero o analg¨¦sico de los opioides internos. Cuando act¨²a, cesa el efecto opioide en el organismo", explica Olga Valverde.
?Qu¨¦ inter¨¦s puede tener este descubrimiento? Aparte de aumentar el conocimiento de un mecanismo cerebral b¨¢sico, el hallazgo apunta una clara diana terap¨¦utica que puede dar lugar a nuevos f¨¢rmacos en dos campos muy interesantes desde el punto de vista cl¨ªnico: en el tratamiento de las adicciones y en la inhibici¨®n de la tolerancia que pueden provocar los tratamientos prolongados con morfina.
Especialmente interesante es su potencial como diana terap¨¦utica de las adicciones. El sistema opioide interno desempe?a un papel determinante en el proceso de adicci¨®n. Cuando un toxic¨®mano toma droga, est¨¢ introduciendo en su sistema nervioso central opioides externos. Seg¨²n se mantiene el consumo, el cerebro se adapta a esta situaci¨®n y poco a poco se va inhibiendo el sistema opioide interno, de tal manera que cuando cesa la administraci¨®n de la droga, el cerebro no vuelve a los niveles normales de bienestar, sino que genera una tolerancia cada vez mayor a la sustancia y cada vez se necesita m¨¢s dosis para obtener el mismo efecto. Al final, los toxic¨®manos necesitan la droga, no ya para sentir placer sino para no sentir malestar. Han ca¨ªdo en la trampa de la adicci¨®n. El hallazgo de Maldonado y Valverde podr¨ªa interferir ese proceso de adicci¨®n inhibiendo el efecto placentero de la droga.
Tambi¨¦n podr¨ªa tener utilidad en el tratamiento cr¨®nico del dolor para contrarrestar la tolerancia que el organismo desarrolla en la administraci¨®n prolongada de f¨¢rmacos analg¨¦sicos derivados de los opi¨¢ceos, como la morfina. Se sabe que determinados derivados de la morfina pueden ir perdiendo su capacidad analg¨¦sica en los pacientes cr¨®nicos porque el organismo se adapta a ella.
Intervenir sobre las funciones del receptor GPR-10 podr¨ªa disminuir esa tolerancia y adem¨¢s aumentar el efecto analg¨¦sico de la morfina. "Pero esto son s¨®lo posibilidades por desarrollar. Para que se conviertan en opciones terap¨¦uticas, hace falta investigar mucho todav¨ªa", advierte Olga Valverde, preocupada por las falsas expectativas que la investigaci¨®n pudiera generar.
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