Guerrero y vivo

Escuchar la m¨²sica de Francisco Guerrero (Linares, 1951-Madrid, 1997) es exponerse a una doble experiencia. De un lado, la de la p¨¦rdida que su muerte supuso para la creaci¨®n espa?ola del ¨²ltimo medio siglo, algo que los manuales, si quedan, debieran dejar claro y que los oyentes seguimos comentando como para disimular la otra sensaci¨®n: la de c¨®mo atenaza el cuerpo y el alma esa misma m¨²sica. Con el paso de los a?os no decae ni la admiraci¨®n ni la perplejidad que suscita, tampoco la evidencia de que, como en muy pocas, sus elementos son inseparables, la unidad de su acci¨®n, irrompible.

El lunes en el Reina Sof¨ªa -con lleno en su auditorio- qued¨® claro otra vez c¨®mo esa obra que no se parece a ninguna aunque revele sus ra¨ªces sigue intrigando a quien se acerca a ella. Seis piezas mostraron a Guerrero en momentos diferentes de su evoluci¨®n terca e implacable. Se comenz¨® con la m¨¢s inofensiva, Delta cephei, para cerrar con Anemos C, una de esas m¨²sicas que, de una buena vez, uno querr¨ªa o¨ªr -orgullosa y pendenciera- en un concierto de abono de cualquier orquesta espa?ola, a ver c¨®mo seguimos despu¨¦s de casi treinta a?os, a ver si nos consuela o nos oprime. Entre ellas, la sabidur¨ªa del Concierto de c¨¢mara y esa disoluci¨®n de la poes¨ªa en el grito que es V?da, un ins¨®lito homenaje a ese mism¨ªsimo Jorge Guill¨¦n para quien el mundo estaba bien hecho. Ars combinatoria es un muy guerreriano ejercicio en el que el c¨¢lculo se hace movimiento y toda formalidad fluye. Hyades sigue siendo una obra tremenda, con su uso inquietante -falsa calma- de la electr¨®nica enmarcando a una flauta, un tromb¨®n y un contrabajo que tejen entre los tres un discurso que revela, como hac¨ªa Rilke por otros medios, lo terrible que pueden ser la belleza o sus demonios. Y es que la m¨²sica de Guerrero no hace esquina con la farmacia.

El Grup Instrumental de Valencia y Joan Cerver¨® demostraron la justicia de su reciente Premio Nacional de M¨²sica con unas versiones plenas de la seriedad que requiere tal corpus. Pilar Jurado y Jacqueline Squarcia estuvieron espl¨¦ndidas negociando su casi imposible funci¨®n en V?da. Gran concierto, pues, este que mostr¨® a Guerrero como su nombre indica. Y bien vivo.