Un caf¨¦ sobre el peri¨®dico
Las dudas sobre la validez del m¨¦todo de detecci¨®n de EPO recombinante en orina han sido uno de los asideros a que m¨¢s ha recurrido los deportistas que resultaron positivos desde el primer momento de su utilizaci¨®n. Pero, a pesar de los pesares, de las cr¨ªticas y de las reclamaciones, en todas sus decisiones, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), lo ha considerado siempre como prueba definitiva. El m¨¦todo fue ideado por el laboratorio de Par¨ªs y publicado en la revista Nature en junio de 2000, a tiempo para ser aplicado tanto en el Tour de aquel a?o como en los Juegos Ol¨ªmpicos de Sydney 2000, siempre en combinaci¨®n con un an¨¢lisis de sangre previo.
El primer positivo por EPO lleg¨® en abril de 2001. Fue el ciclista dan¨¦s Bo Hamburger. Fue el primero y el primer tropiezo del m¨¦todo, ya que el contraan¨¢lisis no pudo confirmar el hallazgo del an¨¢lisis primero efectuado tambi¨¦n en el laboratorio de Lausana. Fue el primero de media docena de casos, que han hecho m¨¢s ruido que las decenas de positivos confirmados.
"El problema nunca es del m¨¦todo, que es bueno y seguro", dice Jordi Segura, director del laboratorio de Barcelona. "El problema es que no se puede automatizar, es decir, es un proceso enteramente manual y muy laborioso, que comporta m¨¢s de 170 pasos, por lo que el margen de error en la manipulaci¨®n de las muestras es muy grande".
Los expertos cuentan que, en todo caso, ese margen de error favorece siempre a los deportistas. En un n¨²mero de casos mayor que el de positivos declarados se ha tenido en los laboratorios la convicci¨®n de que la orina analizada ten¨ªa rastros de EPO recombinante, pero al salir la fotograf¨ªa final movida o borrosa, se han archivado bajo el ep¨ªgrafe de "positivos no concluyentes". "S¨®lo los muy claros se dan como positivos sin duda", a?ade Segura, quien tiene un s¨ªmil muy gr¨¢fico para explicar lo sucedido con el an¨¢lisis de la primera muestra extra¨ªda del frasco B de la orina de Roberto Heras. "Es como una persona que compra el peri¨®dico y se sienta en una cafeter¨ªa a leerlo", cuenta Segura. "Entonces, en un descuido el caf¨¦ se derrama sobre el peri¨®dico y deja totalmente ilegible el art¨ªculo en el que se solazaba el lector. ?ste no puede seguir ley¨¦ndolo, lo que no significa que el art¨ªculo que ha quedado borroso sea falso, como f¨¢cilmente puede comprobar el lector comprando otro peri¨®dico y ley¨¦ndolo. Pues as¨ª con la orina y la EPO".
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