A capella

El Cor de la Generalitat estren¨® el mi¨¦rcoles en Valencia la Misa para doble coro de Frank Martin (1890-1963), a la que acompa?aron en la primera parte obras de diferentes autores, todas ellas religiosas y todas ellas a capella. Sabido es que esta expresi¨®n significa que la voz act¨²a totalmente desnuda. De esta forma, al inter¨¦s que ten¨ªa el programa, se un¨ªa la posibilidad de escuchar a un coro que forma parte de la vida de Valencia desde 1987, pero que solemos o¨ªr en contextos de oratorios, obras sinf¨®nico-corales, ¨®peras, etc, y muy pocas veces en solitario, a pelo, sin ropaje.

La Misa de Frank Martin obra hermosa y delicada, de alguna manera result¨® "antigua" para la fecha en que fue compuesta (1922). No quiere esto decir que los compositores deban adscribirse, por narices, a las tendencias m¨¢s vanguardistas de su tiempo. De hecho, parece muy injusto que a Frank Martin se le haya llamado "tr¨¢nsfuga del dodecafonismo" (el compositor suizo estuvo, de 1932 a 1937 componiendo en un estilo dodecaf¨®nico estricto), o que se le haya acusado de "deserci¨®n" (no estamos entre militares, se?ores. Esto no es una guerra). La m¨²sica de Martin combina elementos dodecaf¨®nicos (muy poco perceptibles, a veces) con armon¨ªas tonales y, por otra parte -as¨ª lo indica Tom¨¢s Marco- consigue un especial equilibrio entre lo latino y lo germ¨¢nico, equilibrio muy propio de la m¨²sica suiza. Lo que s¨ª se hizo patente fue su complacencia por un tejido coral de tipo contrapunt¨ªstico, que no es extra?o le condujera a un estudio de las obras de Bach y de Sch?nberg. Tras la Misa, el coro dio como bis Hymne a la nuit, de Rameau, y fue curioso sentir que nos parec¨ªa estar ante el mismo lenguaje, la misma concepci¨®n e, incluso -por el tono emocional-, ante el mismo concepto expresivo.

Tanto en esta obra como en el resto del programa, el Cor de la Generalitat demostr¨® una vez m¨¢s que es una formaci¨®n "todo terreno", capaz de interpretar un repertorio que va desde el siglo XVII hasta obras reci¨¦n salidas del horno, que los problemas de ajuste, cuando los hay, pasan muy desapercibidos, que cantan junto a grandes orquestas o con formaciones reducidas, y que pueden hacerlo en el contexto de una representaci¨®n o de un concierto. No es mal bagaje. Pero tambi¨¦n es cierto que el sonido no est¨¢ completamente empastado, que el paso a la zona aguda de las sopranos se hace demasiado perceptible, que los reguladores hacia el forte van a veces a saltos y que, en ocasiones, el registro expresivo deber¨ªa ser m¨¢s moldeable. Es cuesti¨®n de trabajar ahora esos aspectos para terminar de convertirlo en un coro realmente esplendoroso.