El Madrid respalda a Luxemburgo
La Junta Directiva ratifica al t¨¦cnico brasile?o y asegura no haberse planteado su despido
Vanderlei Luxemburgo, el entrenador del Madrid, se define como un hombre "fuerte". Con personalidad. Por eso, dice, no le afecta que el Bernab¨¦u le pitase el mi¨¦rcoles tras sustituir a Beckham, un medio ofensivo, por Salgado, un lateral, aunque el equipo fuese empatando con el Lyon. ?l est¨¢ tranquilo. Su raz¨®n: el club, oficialmente, le ha respaldado. Florentino P¨¦rez, su presidente, y Emilio Butrague?o, vicepresidente, le visitaron en el vestuario tras el partido para trasmitirle su apoyo. Su predecesor en el cargo, Mariano Garc¨ªa Rem¨®n, tambi¨¦n recibi¨® todo tipo de apoyos d¨ªas antes de ser destituido. No obstante, seg¨²n aseguraron fuentes del club, su posible cese no estuvo "para nada" en el orden del d¨ªa de la Junta Directiva del Madrid, que se reuni¨® ayer durante m¨¢s de dos horas en el Bernab¨¦u. "No le vamos a cesar. En Anoeta se sentar¨¢ en el banquillo", explicaron fuentes cercanas a la directiva. ?Y si el equipo pierde contra la Real? "No se pueden hacer valoraciones sobre algo que no sabemos si va a ocurrir. La serenidad y la tranquilidad son la l¨ªnea de esta directiva: tomar medidas hubiera sido m¨¢s sencillo, pero su cese ni se ha planteado". De la reuni¨®n directiva, el club s¨®lo inform¨® a trav¨¦s de su web. Y de forma escueta: "La Junta Directiva del Real Madrid se ha reunido esta tarde en el Santiago Bernab¨¦u, donde entre otros asuntos se ha analizado la situaci¨®n deportiva del equipo. La Junta ha mostrado su respaldo al t¨¦cnico Vanderlei Luxemburgo y la plena confianza en la plantilla del primer equipo. En ning¨²n momento se ha planteado el cese del entrenador".
"Tengo suerte", record¨® el entrenador tras el partido contra el Lyon, "porque en Brasil echaron a 36 entrenadores la pasada temporada". Luxemburgo ha elegido un camino: resistir, luchar, seg¨²n confesi¨®n propia, para seguir en el Madrid hasta, como poco, el final de su contrato, que expira el pr¨®ximo mes de junio. Si le insin¨²an que el club negocia con otros entrenadores, ¨¦l recuerda que eso ya pas¨® la temporada pasada - "y soy yo quien sigue aqu¨ª"-. Si le avisan de que su puesto corre peligro en caso de que pierda el domingo contra la Real Sociedad, ¨¦l ni se inmuta: "Lo importante es que el equipo vuelva a ganar y, entonces, todo volver¨¢ a ser positivo". Sus jugadores, por ahora, le dan la raz¨®n: "El entrenador ha estado tranquilo estos d¨ªas, alegre", explic¨® ayer Diogo, un reci¨¦n llegado que normalmente vive alejado de las c¨¢maras, el ¨²nico jugador que habl¨® en Valdebebas. "No le he visto con rostro de preocupaci¨®n", a?adi¨®. "Mi entrenador preferido es Luxa", le defendi¨® Roberto Carlos.
Luxemburgo se siente en el Madrid como en casa. Normal: en el equipo hay casi m¨¢s brasile?os que espa?oles. El portugu¨¦s mascado de R¨ªo de Janeiro, de donde es originario el entrenador, se ha convertido en la lengua de trabajo. Con Luxemburgo llegaron al Madrid Marcos Teixeira y Paulo Campos, sus ayudantes. Les acompa?aban Antonio Mello, preparador f¨ªsico, y Patricia Teixeira, una dietista encargada de meter en cintura a los pesos pesados de la plantilla. Son el n¨²cleo duro del equipo de trabajo de Luxemburgo. Una de las patas en las que se asienta su autoridad y su ascendiente sobre el vestuario. La otra se apoya en cuatro futbolistas: Robinho -su pupilo en el Santos-, Ronaldo, Roberto Carlos, del que fue padrino de boda, y Baptista. Todos, claro, brasile?os.
El entrenador ya ha diagnosticado los males de su equipo: la culpa de todo la tienen las lesiones de sus jugadores m¨¢s importantes -Ra¨²l, Ronaldo o Zidane, por ejemplo-. La directiva del club, que ya vivi¨® momentos de tensi¨®n cuando el Madrid perdi¨® sucesivamente contra el Celta, el Lyon -en la primera jornada de la Liga de Campeones- y el Espanyol, tambi¨¦n est¨¢ preocupada. En parte, coinciden con el an¨¢lisis del entrenador. Y, sobre todo, le defienden: "No se puede hacer un desmentido a cada mal resultado".
V¨ªctima de los silbidos del Bernab¨¦u, Luxemburgo dice que no se "siente dolido". Pero la procesi¨®n va por dentro. Todo empez¨® a cambiar tras la derrota ante el Bar?a en el Bernab¨¦u. Desde entonces, el preparador brasile?o, un hombre de ademanes autoritarios, acostumbrado a dirigir los entrenamientos a voz en grito, se transform¨®. Los entrenamientos, los ejercicios sobre el c¨¦sped, son ahora cosa de sus ayudantes.
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