El escatol¨®gico efecto torrente

Antonio Iturbe es un aragon¨¦s atrincherado desde ni?o en la Barceloneta , ciudadano en permanente cabreo con los afeites malgastados desde 1992 por distintos regidores que se han sucedido en la mudanza de dise?o, y que padece en silencio, ¨¦l mismo, de colon irritable. Esto ¨²ltimo lo ha tenido que confesar p¨²blicamente ante las protestas de alguna Asociaci¨®n de Afectados de Colon Irritable que le ha afeado su burla, esto es, esta novela, su primer libro. Como la realidad imita al arte ha tenido que proclamar que Rectos torcidos no es autobiogr¨¢fica, aunque sabe de lo que escribe; a saber, c¨®mo su personaje, Lalo Gonz¨¢lez, una de estas criaturas que apatrullan los desmontes de la creaci¨®n gracias al efecto Torrente, esa arma letal de impredecibles consecuencias, se escagarrucia o se escagarruza, que de ambas maneras recoge testimonio literario Maestro Seco no s¨¦ si pinz¨¢ndose la nariz, p¨¢gina s¨ª, p¨¢gina tambi¨¦n, en esta primera novela tan escatol¨®gica; tanto que uno, en su ignorancia, no podr¨ªa suponer que en la narrativa actual tan presente estuviera todav¨ªa la escatolog¨ªa (o sea, como todo el mundo distingue, ora: parte de la teolog¨ªa que tiene que ver con las postrimer¨ªas del hombre y el fin del mundo; ora: uso de t¨¦rminos y temas relacionados con los excrementos: y ah¨ª est¨¢ la clave, se refocila o se indigna uno con las continuas masclet¨¢s de un colon irritable y olvidamos la intenci¨®n ¨²ltima de su creador: tratar del fin del mundo). Antonio Iturbe, que es, en la vida real, subdirector de la revista literaria Qu¨¦ Leer (y a la que homenajea en su novela y por extensi¨®n al A?o del Quijote en un disparatado y escatol¨®gico negocio higi¨¦nico-literario), ha escrito una divertida novela, dej¨¢ndose embriagar por el efecto Torrente sin complejos ni melindres.