De Algeciras a Estambul pasando por Varsovia

En principio, se trataba de un acto m¨¢s social y pol¨ªtico que puramente art¨ªstico o musical. Con esa premisa poco se puede objetar al concierto M¨²siques de la Mediterr¨¤nia, que el pasado s¨¢bado ocup¨® el escenario del remozado Palacio de los Deportes de Barcelona. Con toda seguridad los numerosos pol¨ªticos que poblaban la platea se fueron a sus hoteles con un buen sabor de boca, inicio id¨®neo para la Cumbre Euromediterr¨¢nea, que pod¨ªa y deb¨ªa ser ajetreada. As¨ª pues, misi¨®n cumplida.

Otra cosa ser¨ªa evaluar el evento bajo un punto de vista estrictamente musical. Entonces todo cambiar¨ªa, porque el derroche de medios no se correspondi¨® con los resultados finales. Traer a Barcelona a tal cantidad de buenos m¨²sicos para que a lo m¨¢s interpretasen dos canciones perdidos en un marasmo pl¨¢stico y visual, m¨¢s que un derroche, es un despilfarro. En este caso las leyes de la sinergia funcionaron al rev¨¦s y el todo fue inferior en mucho a cada una de sus partes. Cualquiera de los m¨²sicos que pisaron el escenario podr¨ªa haber ofrecido un buen concierto, pero todo acab¨® convertido en un pastiche inmenso dedicado a magnificar el Mediterr¨¢neo con una visi¨®n que ten¨ªa demasiado de postal tur¨ªstica.

La supuesta mediterraneidad fue otra de las cosas curiosas de la velada ya que, a pesar del t¨ªtulo expl¨ªcito del espect¨¢culo (M¨²siques de la Mediterr¨¤nia), se incluyeron aportaciones polacas, portuguesas e indobrit¨¢nicas.

D¨ªas atr¨¢s, los organizadores no supieron explicar convincentemente ese punto y sobre el escenario a¨²n qued¨® m¨¢s confuso. Probablemente la raz¨®n la llevaba aquel que afirmaba que, al fin y al cabo, Varsovia no es m¨¢s que un barrio de N¨¢poles.

Maria del Mar Bonet fue la gran protagonista de la velada. Present¨® y despidi¨® el evento, cant¨® sola, acompa?ada por su grupo o en d¨²o con Eugenio Bennato, Abdeljalil Kodssi o Dulce Pontes. Incluso su grupo, debidamente remozado, fue el encargado de acompa?ar a otros participantes bajo la siempre segura batuta de Joan Albert Amarg¨®s. La presencia de Bonet y el inmenso y bello escenario totalmente azul -hasta la arena del suelo era azul- fueron el centro de la velada. Pero si fuera necesario destacar algo, ser¨ªa el grito estremecedor del israel¨ª afincado en Madrid David Broza al interpretar su tema Todo ir¨¢ bien, dedicado al proceso de paz en su tierra y aplicable a todos los procesos de paz del globo. Broza fue tambi¨¦n el encargado de poner la nota emotiva final cantando Mediterr¨¢neo, de Joan Manuel Serrat.

Definitivamente, Todo ir¨¢ bien, de David Broza, ser¨¢ el momento que recordar de la larga velada (se hab¨ªa asegurado que no sobrepasar¨ªa los 120 minutos, pero dur¨® casi tres horas sin interrupci¨®n). Tambi¨¦n quedar¨¢n en el ¨¢nimo de muchos la voz y la presencia hechicera de la indobrit¨¢nica Susheela Raman, la bella voz de la palestina Amal Murkus y el turbador mestizaje del turco Omar Faruk Tekbilek. Otros nombres pasaron por el escenario sin pena ni gloria o no tuvieron tiempo de calentar motores y ofrecer lo que se podr¨ªa esperar de ellos. Fue el caso de los polacos Lautari y la bailaora Bel¨¦n Maya.