Toni Morrison derrama el dolor de la esclavitud
La premio Nobel estadounidense lee las primeras p¨¢ginas de su novela 'Beloved'
El inmenso dolor de la esclavitud se derram¨® ayer en el auditorio Juan Rulfo a trav¨¦s de las palabras de Toni Morrison (Lorain, Ohio, 1931). La escritora estadounidense, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1993, ley¨® las primeras p¨¢ginas de su novela Beloved (1987) ante un p¨²blico rendido que no dej¨® de ovacionarla. Abri¨® as¨ª el sal¨®n literario de la feria. La autora de Amor, Jazz, Sula o La canci¨®n de Salom¨®n estuvo tambi¨¦n hace unos d¨ªas en la Universidad de Guadalajara, donde ley¨® El hogar del extranjero, un texto en el que trat¨® de las heridas de un mundo en el que crece el n¨²mero de personas que, por la globalizaci¨®n, han perdido sus puntos de referencia, sus ra¨ªces, su casa.
Habitamos un mundo en el que existe el mayor movimiento de masas humanas de la historia, dijo la autora
Termin¨® hablando del guineano Camara Laye, que narr¨® el viaje a ?frica de un blanco desarraigado
La imponente presencia de Toni Morrison, su larga cabellera cenicienta, su cercan¨ªa y elegancia natural provocan de inmediato una corriente de simpat¨ªa que se refuerza, m¨¢s a¨²n aqu¨ª en M¨¦xico, por la tem¨¢tica y las preocupaciones que alimentan su obra: todo el repertorio de cuestiones humanas, pero situado en ¨¢mbitos donde existe discriminaci¨®n racial, marginaci¨®n, explotaci¨®n, pobreza. O m¨¢s concretamente, Toni Morrison da cuenta de las peripecias que padecen las mujeres afroamericanas en un mundo dominado por los blancos. La honda voz de la escritora reson¨® ayer en Guadalajara mientras le¨ªa los pasajes iniciales de Beloved y el terrible dolor de la esclavitud volvi¨® a renacer, aun cuando la memoria y la culpa hayan querido borrarlo como un estigma vergonzoso de la historia de los que permitieron tama?a ignominia, tanto sufrimiento, tanto dolor.
Al terminar la lectura, y durante una rueda de prensa, la escritora respondi¨® a diversas preguntas. Dijo no sentirse portavoz de la comunidad afroamericana, celebr¨® el multiculturalismo, se refiri¨® a Harold Bloom como un "hombre encantador" pero "literariamente conservador" y aprovech¨® para dar alg¨²n rev¨¦s a su pa¨ªs en la guerra de Irak: "La prensa ha sido siempre un brazo del Gobierno. La televisi¨®n y la radio pertenecen a grandes empresas, que son lo mismo que el Gobierno, y tienen un enorme poder. Son quienes deciden qu¨¦ vemos, qu¨¦ escuchamos y qu¨¦ leemos". Explic¨® tambi¨¦n que no cre¨ªa que Irak fuera otro Vietnam para Estados Unidos y se?al¨® que la justificaci¨®n de la guerra con el argumento de combatir el terrorismo es una falacia: "S¨®lo les interesa extender sus intereses".
"Hay autores que consiguen que veamos el mundo como una perla rara", hab¨ªa dicho la escritora mexicana Rosa Beltr¨¢n al presentar a Toni Morrison antes de su lectura. "?Desde d¨®nde se escribe y con qu¨¦ fin?", ¨¦sa es la gran cuesti¨®n de su literatura, coment¨®, y se?al¨® que ha sido "la experiencia de la negritud" el caudal que ha alimentado sus obras, que han conseguido "cambiar la forma en que esa experiencia debe ser dicha".
Poco despu¨¦s, Toni Morrison revel¨® la dureza de aquella vida leyendo un fragmento de una de sus novelas. Antes quiso contar los or¨ªgenes de Beloved. "Hacia 1971, le¨ª un peri¨®dico de mediados del siglo XIX publicado en Ohio que contaba la experiencia de una esclava que hab¨ªa conseguido escapar de sus amos. Viaj¨® de Kentucky a Ohio y, cuando iba a ser detenida, quiso matar a sus tres hijos, aunque s¨®lo lo consiguiera con uno de ellos". Despu¨¦s intent¨® quitarse tambi¨¦n ella la vida, pero ya no fue posible. Morrison quiso penetrar en el misterio de aquel gesto desesperado, y as¨ª surgi¨® una novela que, como explic¨® Rosa Beltr¨¢n, "concibe el crimen como un acto de amor". Luego reson¨® la honda y profunda voz de Toni Morrison y fueron apareciendo sus personajes, esa criaturas que saben que tanto su pasado como su presente resultan intolerables.
"?Somos urbanos, cosmopolitas o simplemente solitarios?", se preguntaba Toni Morrison el pasado d¨ªa 25 en su conferencia en la universidad. "?C¨®mo decidimos el lugar al que pertenecemos?". De lo que habl¨®, en definitiva, fue de la condici¨®n del extranjero, del que no tiene ya patria, del que va de un lado a otro.
Habitamos un mundo en el que, al margen de los momentos ¨¢lgidos del esclavismo, existe el mayor movimiento de masas humanas de la historia, comenz¨® diciendo la escritora estadounidense. Es un movimiento en el que participan trabajadores, intelectuales, refugiados, inmigrantes y tambi¨¦n ej¨¦rcitos que cruzan oc¨¦anos y continentes, y que se realiza a veces respetando las leyes pero tambi¨¦n por caminos ocultos. La gente cambia de hogar, y "gran parte de ese ¨¦xodo puede ser descrito como el viaje de los colonizados hacia el mundo de los colonizadores", coment¨® Toni Morrison.
La globalizaci¨®n ha terminado por destruir el sentido de pertenencia, coment¨® m¨¢s adelante. Habl¨® del "colapso de los Estados nacionales bajo el peso de la econom¨ªa, el capital y el trabajo transnacionales", de la conversi¨®n de la cultura de los pa¨ªses del Tercer Mundo en un exotismo para consumo de los pa¨ªses desarrollados, de la paulatina eliminaci¨®n de las lenguas minoritarias, de la destrucci¨®n de la vieja separaci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, de las conductas juveniles que cada vez m¨¢s no son sino el eco de lo que ofrecen las pantallas...
Finalmente, se centr¨® en ?frica, en la relaci¨®n de los occidentales con ese continente, en sus t¨®picos y sus prejuicios. Se refiri¨® a las misiones evangelizadoras que quisieron redimir del pecado a sus habitantes, de ese "continente oscuro que necesita desesperadamente la luz" (eso dec¨ªan) y trat¨® tambi¨¦n de la mirada de los escritores: Conrad, Dinesen, Bellow, Hemingway, Camus, y otros. De la impresi¨®n que transmitieron de estar ante lo definitivamente otro, ante lo extra?o.
Y termin¨® hablando de la obra del escritor guineano Camara Laye, que cont¨® justamente lo contrario: el viaje a ?frica de un blanco desarraigado que no cuenta con el apoyo de nadie y que, solo, ha de deshacer sus prejuicios, sus falsas verdades, sus mentiras. Hasta que rompe todo el blindaje emocional que desencadena el miedo y se encuentra con la verdad de ese ancho y diverso mundo.
Babelia
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