Az¨²car amargo
El mercado agr¨ªcola del az¨²car en Europa va a sufrir una poda muy severa. Los ministros de la UE han acordado una reconversi¨®n de la producci¨®n azucarera que incluye una reducci¨®n gradual del 36% en el precio de intervenci¨®n del az¨²car, del 42% en la remolacha y una compensaci¨®n del 64% de las p¨¦rdidas que sufran los agricultores por la aplicaci¨®n de la reforma. El sentido de las medidas est¨¢ claro: se trata de desincentivar la producci¨®n para combatir el excedente real en los mercados europeos y, al mismo tiempo, permitir que las empresas que no quieran abandonar el mercado tengan los m¨¢rgenes suficientes para mantenerse con una rentabilidad razonable. Al fondo del escenario puede apreciarse la probabilidad de que el mercado europeo del az¨²car tenga que abrirse a competidores que operan con precios hasta un tercio m¨¢s baratos y que la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) declare por fin la guerra a las ayudas comunitarias que apoyan el mercado. A partir de ahora, las subvenciones ya no est¨¢n ligadas directamente a la producci¨®n y, por tanto, no podr¨¢n ser atacadas por la OMC.
Despu¨¦s de tensas negociaciones, la reforma es m¨¢s suave que la propuesta inicialmente por Bruselas. Espa?a ha logrado algunas mejoras en los precios y las ayudas compensatorias. En el sector azucarero hac¨ªa falta un cambio para adecuarlo m¨¢s a los mercados, como se ha hecho en otros ¨¢mbitos agr¨ªcolas tras varias d¨¦cadas sin modificaciones. El problema es que se ha propuesto y resuelto de forma dr¨¢stica. Es muy probable que miles de agricultores de Italia, Grecia, Portugal y Espa?a, con una ayuda m¨ªnima sin producir de 12,7 euros por tonelada (unos 900 euros por hect¨¢rea), opten por abandonar el cultivo. Ello implicar¨¢ la destrucci¨®n indirecta de un tejido econ¨®mico en el medio rural. La parte positiva ante este riesgo es la puesta en marcha de un fondo para la diversificaci¨®n econ¨®mica en esas zonas.
Desde este momento, en aplicaci¨®n de la Organizaci¨®n Com¨²n de Mercado, deben desarrollarse negociaciones entre Administraci¨®n, agricultores e industrias para tratar los ceses de cultivo en cada zona, los probables cierres de azucareras y, sobre todo, buscar alternativas a las superficies que se abandonen de forma ordenada.
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