Justicia divina para delitos terrenales
Recientemente, hemos conocido la noticia de que el Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 10 a?os de prisi¨®n al sacerdote Jos¨¦ Mart¨ªn de la Pe?a por un delito de pederastia continuada sobre una ni?a desde los tres a los 13 a?os. El delito se cometi¨® en el propio domicilio de la menor, donde el sacerdote resid¨ªa como hu¨¦sped. Despu¨¦s de unos d¨ªas de reflexi¨®n, me resulta decepcionante comprobar que s¨®lo el diario EL PA?S se ha hecho eco de una noticia tan atroz. Me pregunto si es porque est¨¢ relacionada con la Iglesia y esto sigue siendo un tema tab¨² en nuestro pa¨ªs. Eso s¨ª, los medios de comunicaci¨®n no han escatimado tinta en estos ¨²ltimos d¨ªas para hablar del debate de la LOE y, en concreto, del futuro de la asignatura de religi¨®n en las aulas. Al parecer, hay quienes consideran imprescindible impartir catequesis cat¨®lica al alumnado, pero no denunciar las agresiones sexuales de curas pederastas, como en este caso.
Claro que el comunicado emitido por el Obispado de Alcal¨¢ de Henares donde sucedieron los hechos viene a poner las cosas en su sitio: "Dejemos actuar a la justicia divina", aunque el delito que ha cometido este individuo y las consecuencias son "absolutamente terrenales", porque su conducta ha destrozado la vida de una ni?a vali¨¦ndose del temor que inspiraba a la menor, a la que incluso amenazaba de muerte para doblegarla a su voluntad. ?Qui¨¦n se har¨¢ cargo del da?o f¨ªsico y mental que caus¨® a esta ni?a durante 10 a?os? Un dolor y unas secuelas que arrastrar¨¢ el resto de su vida.
Vale ya de hipocres¨ªa y de cerrar los ojos ante lo que ocurre, venga de donde venga y le duela a quien le duela. Habr¨¢ que recordar en este punto la referencia de Soledad Gallego-D¨ªaz (EL PA?S, 25-11-2005) a la reflexi¨®n del cooperante que ve morir de sida a j¨®venes africanos de ambos sexos, mientras que el Vaticano sigue sin permitir el uso del preservativo: "L¨¢stima que no exista el infierno". Pues eso, l¨¢stima...
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