"Ambici¨®n y estilo"
Begiristain prioriz¨® el car¨¢cter del plantel y el concepto futbol¨ªstico del t¨¦cnico para cambiar al Bar?a
El 52,76% de los socios del Bar?a vot¨® en las elecciones del 15 de junio de 2003 por la candidatura encabezada por Joan Laporta y en la que figuraba Sandro Rosell como responsable deportivo de la futura junta directiva. Un d¨ªa despu¨¦s, el ex futbolista Aitor Begiristain, Txiki, firmaba contrato como director deportivo de la entidad. Los nuevos rectores del club azulgrana heredaban un equipo que se hab¨ªa clasificado a duras penas para la Copa de la UEFA. Hoy, dos a?os y medio despu¨¦s, el equipo se ha convertido en un referente futbol¨ªstico. El cambio se explica a trav¨¦s de varios argumentos con Begiristain como hilo conductor.
- Una idea antes que nombres. "Lo ¨²nico que ten¨ªamos claro era el concepto de juego", relata Txiki. "Muy claro la ten¨ªamos", corrabora Rosell, ahora desvinculado del proyecto del que fue arte y parte en su gestaci¨®n. Los dos asumen que trabajaron codo con codo, "sin conocernos de nada", con una comodidad sorprendente. La idea era crear un equipo ambicioso, con un estilo brillante y efectivo, que priorizara el juego por las bandas y tuviera gol. "Pero, sobre todo", insiste el director deportivo, "necesit¨¢bamos un equipo que funcionara inmediatamente". A tal fin, la primera decisi¨®n fue abrir el vestuario.
- Perdedores por ganadores. "Hab¨ªa que delimitar la cuota de responsabilidad en los malos resultados de los jugadores y de los entrenadores. No pod¨ªa ser que, uno tras otro, todos los t¨¦cnicos fracasaran; no pod¨ªa ser que todos fueran malos". Begiristain advirti¨® en la plantilla diferentes tics que le convencieron de que el grupo se hab¨ªa "acostumbrado a perder y se sent¨ªa desanimado" [la junta encarg¨® un informe a un psic¨®logo que determin¨® que el equipo se sent¨ªa entre angustiado y tenso y, sobre todo, infeliz]. El club rescindi¨® el contrato a once jugadores y fich¨® a siete: Ronaldinho, M¨¢rquez, Van Bronckhorst -todav¨ªa en el equipo-, Luis Garc¨ªa (traspasado al Liverpool) Mario (Valladolid), R¨¹st¨¹ (Fernerbha?e) y Quaresma (Oporto). "Viv¨ªamos en una aut¨¦ntica monta?a rusa. Cada d¨ªa tom¨¢bamos decisiones a contrarreloj", recuerda Txiki. "Quer¨ªamos gente comprometida y con ganas de ganar". "Lo que hicieron los t¨¦cnicos fue un milagro", remacha Laporta.
- El d¨ªa que cambi¨® el Bar?a. Durante la campa?a, la candidatura de Laporta lanz¨® el se?uelo de Beckham como fichaje si ganaba las elecciones. Al final, el ingl¨¦s fich¨® por el Madrid y al Barcelona lleg¨® Ronaldinho. La contrataci¨®n del brasile?o fue negociada por Rosell por "25 millones de euros, m¨¢s dos, m¨¢s tres", de acuerdo a la definici¨®n que hizo Laporta, para especificar los pagos durante las tres primeras temporadas de su contrato. Ronaldinho, campe¨®n del mundo con Brasil, firm¨® su contrato el 19 de julio de 2003 despu¨¦s de que el Bar?a derrotara al Manchester en la puja y el jugador descartara continuar en el Par¨ªs St. Germain como pretend¨ªa el Madrid. La presentaci¨®n de Ronaldinho, el 21 de julio de 2003, convoc¨® a 30.000 aficionados en el estadio. "Hay un antes y un despu¨¦s de aquel d¨ªa en la historia del Bar?a", afirma el capit¨¢n, Puyol. "El barcelonismo tuvo una ilusi¨®n a la que engancharse".
- El acuerdo de Schipol. Descartada la continuidad de Radomir Antic, se necesitaba un entrenador que capitalizara el proyecto con solvencia y acabara con la provisionalidad anterior: cuatro t¨¦cnicos para cuatro a?os sin t¨ªtulos. El objetivo era Koeman, pero el Bar?a se neg¨® a compensar econ¨®micamente al Ajax para liberarle del contrato en vigor. Tampoco cuajaron las conversaciones con Hiddink porque su cach¨¦ era muy alto. "M¨¢s que un nombre busc¨¢bamos a un entrenador que defendiera nuesta idea de juego y negociamos con Rijkaard", ex seleccionador holand¨¦s. Begiristain y Rosell acordaron la contrataci¨®n de Rijkaard en el aeropuerto de Schipol. El holand¨¦s acept¨® un contrato a la baja por dos a?os -al menos seis jugadores cobraban m¨¢s que ¨¦l-, asumi¨® en el equipo de trabajo a Unzue y Eusebio -propuestos por el club- y apost¨® por Ten Cate, un estudioso, como segundo entrenador.
- El d¨ªa en que pararon el reloj. En diciembre de 2003, Rijkaard descubri¨® que no funcionaba el 4-2-3-1. "Paramos el reloj y decidimos llegar al final con lo que hab¨ªa", afirma Txiqui. S¨®lo se fich¨® a Davids y se apost¨® por el 4-3-3. Ronaldinho se liber¨® y el Bar?a fue imparable. "La clave es que nos dejaron trabajar y creyeron en nosotros", concluye Begiristain. Laporta mantuvo a Rijkaard en un momento cr¨ªtico, el vicepresidente fich¨® a Ronaldinho y el director deportivo contagi¨® la idea de juego al t¨¦cnico. El punto de calma de los gestores en un club volc¨¢nico fue vital.
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