Muerte de un tabernero
Dani ten¨ªa pinta de contable. Un bigotito fino, unas gafas de intelectual ruso y unas maneras nobles y refinadas. Dani ha muerto. Para la mayor¨ªa de los madrile?os ese nombre les dir¨¢ poco o nada. Un dani en min¨²scula entre miles de ellos. Para m¨ª y unos cuantos parroquianos es una gran p¨¦rdida porque con ¨¦l se realzan en el desag¨¹e de la memoria muchos recuerdos.
Calatrava 11, Vinos. As¨ª reza la taberna que regentaba en una de las calles m¨¢s castizas y entra?ables de Madrid. Yo viv¨ª m¨¢s de tres a?os en el tercer piso del mismo inmueble que albergaba ese santuario de colillas y oc¨¦anos de serr¨ªn. Cada ma?ana cruzaba un saludo con Dani, alg¨²n comentario intrascendente que con el tiempo a?oras como imprescindible y, a menudo, tomaba una ca?a acompa?ada de sus inigualables tacos de chicha. Alrededor estaban los cl¨¢sicos, como Juli¨¢n, aquel tipo maravilloso de quien plagi¨¦ una memorable frase.
Demasiado guapo para ser hombre, dec¨ªa con su voz rota. Qu¨¦ grande. Fil¨®sofos de arrabal, borrachines a media jornada, bohemios con trienios, gitanas guapas, ancianas con salero, chulos ortodoxos. En suma un universo de buena gente reunida al calor de la bonhom¨ªa de Dani, acodados en una preciosa barra de madera labrada, brindando por las contadas alegr¨ªas y bebi¨¦ndose sus muchas penas.
En su sal¨®n inspir¨¦ uno de mis relatos y en el mismo sal¨®n me enamor¨¦ de una muchacha que, por supuesto, no me hizo ni caso. Tantos recuerdos al que desde hoy sumar¨¦ el de Dani el tabernero. Hoy en su taberna cerrada un peque?o papel escrito a mano informa de la fecha de su funeral. Descanse en paz.- Germ¨¢n Temprano. Madrid.
Preguntas
?Qu¨¦ dir¨ªan los Servicios Sociales si llegaran a mi casa y vieran a uno de mis hijos sin cambiar despu¨¦s de un buen rato de haberse hecho sus necesidades encima?, ?qu¨¦ dir¨ªan si les respondo que no lo he cambiado porque tengo que atender a los dem¨¢s?, ?cu¨¢nto tiempo tardar¨ªan en quitarme su tutela?
Esto me est¨¢ pasando a m¨ª con mi hija de tres a?itos a la que todas las ma?anas dejo en manos de unos profesionales en un colegio p¨²blico y cada vez que se hace pis o caca me llaman para cambiarla. La Administraci¨®n me mand¨® a este colegio porque cumpl¨ªa las necesidades de nuestra hija, entre ellas la presencia de una persona encargada de atender sus problemas y los de otros ni?os. Tardo en llegar al colegio una media hora en autob¨²s y suelen llamarme tres veces al d¨ªa, si a eso le sumamos el tiempo que tarda la profesora en darse cuenta de que la ni?a est¨¢ sucia puede pasar una hora.
?Qu¨¦ pasar¨¢ por su cabecita ese rato que tiene que dejar de hacer las actividades que hacen sus compa?eros y salir de clase a esperarme?; ?le parecer¨¢ normal a la nena que los mayores la dejen as¨ª tirada sin atender?, ?y los Servicios Sociales que opinan de esto? Mi hija, que tiene un trastorno del desarrollo y todo ello hace que no pueda expresar sus necesidades en cada momento.
Yo no s¨¦ de leyes pero la Administraci¨®n me est¨¢ denegando una serie de prestaciones que me prometi¨® en su momento. Alguien deber¨ªa empezar a preocuparse de dar soluci¨®n a este problema que evidentemente no es s¨®lo m¨ªo, ya que en Madrid hay m¨¢s de 700 colegios a los que acuden ni?os desde los tres a?os y alguno m¨¢s se har¨¢ pis y caca, digo yo.
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