S¨®lo faltan pocos d¨ªas...
S¨®lo faltan pocos d¨ªas para que la UE se encarrile de nuevo o para que siga en un dique seco. Despu¨¦s de los noes franc¨¦s y neerland¨¦s a la Constituci¨®n, Europa no s¨®lo se encuentra en un punto muerto, sino que est¨¢ desorientada. Europa busca su raz¨®n de ser.
S¨®lo faltan pocos d¨ªas para que los europeos recobren la esperanza. Para demostrarles que sigue habiendo una voluntad pol¨ªtica, a pesar del actual marasmo.
?Por qu¨¦ estamos juntos?
El debate actual ha perdido un poco de vista esa pregunta. El horizonte de la Constituci¨®n se ha alejado. Y, con ¨¦l, el de una Europa pol¨ªtica capaz de tener un peso importante en los asuntos mundiales; capaz de tomar decisiones en su propio seno, estimulada por los valores de la solidaridad.
El Consejo Europeo tiene el deber de llegar a un acuerdo sobre la financiaci¨®n de la UE
Para recuperar un d¨ªa ese horizonte es necesario superar un primer obst¨¢culo.
El d¨ªa 16 de diciembre, en Bruselas, el Consejo Europeo tiene el deber de llegar a un acuerdo sobre la financiaci¨®n futura de la UE; un acuerdo que respete, adem¨¢s, los compromisos contra¨ªdos.
?Por qu¨¦ es esto as¨ª?
Porque, detr¨¢s de este concepto un tanto oscuro, lo que est¨¢ en juego reviste una gran importancia para todos los ciudadanos europeos: la Uni¨®n debe disponer de un presupuesto a la altura de los principales desaf¨ªos del momento.
?Acaso es esto tan importante?
La respuesta es s¨ª, ya que se trata:
- En primer lugar, de cumplir los compromisos contra¨ªdos con los 10 nuevos Estados miembros. No se puede proceder a una ampliaci¨®n sin ofrecer a los pa¨ªses que participan en ella los medios para que puedan desarrollarse. La Uni¨®n se los hab¨ªa prometido. Adem¨¢s, el crecimiento de estos pa¨ªses y el aumento de su nivel de vida beneficiar¨¢n a todos.
- En segundo lugar, de proseguir sus pol¨ªticas, estructurales y de medio ambiente, que son elementos fundamentales de la solidaridad, de la cohesi¨®n intracomunitaria. En este ¨¢mbito hay que respetar una serie de compromisos.
- Y, en tercer lugar, de desarrollar las pol¨ªticas de futuro que representan la investigaci¨®n y el desarrollo y el acceso al conocimiento para todos. Si bien se desarrollan ante todo en el plano nacional, requieren, frente a la globalizaci¨®n, un valor a?adido europeo.
Estas tres vertientes son indisociables. Favorecer a una de ellas en detrimento de las dem¨¢s significa romper la integraci¨®n comunitaria.
Para ello son necesarios recursos financieros. El Consejo no ha podido llegar todav¨ªa a un acuerdo en su propio seno, contrariamente a la Comisi¨®n y al Parlamento. Si dicho acuerdo se produce, las tres instituciones deber¨¢n ponerse, acto seguido, de acuerdo entre s¨ª.
Es cierto que, si el Consejo no consigue llegar a un acuerdo, la Uni¨®n no estar¨¢ en bancarrota. Seguir¨¢ funcionando sobre la base de un presupuesto anual; pero esa f¨®rmula no ser¨ªa la panacea.
Se tratar¨ªa de una opci¨®n a corto plazo, sin una visi¨®n coherente de la direcci¨®n que debe emprenderse, especialmente en lo que se refiere a las futuras inversiones.
Nuestra instituci¨®n aprob¨® el pasado 8 de junio una posici¨®n de negociaci¨®n. Una posici¨®n ambiciosa y realista al mismo tiempo.
Ambiciosa, ya que se equilibra la financiaci¨®n de las tres vertientes, de forma que la UE podr¨ªa responder a todos sus compromisos.
Realista, ya que proponemos que el gasto se sit¨²e en el 1,18% de la renta nacional bruta europea (RNB), lo que equivale a 975.000 millones de euros en cr¨¦ditos de compromiso para todo el periodo.
El pasado mes de junio, el Consejo Europeo no pudo llegar a un acuerdo sobre la propuesta ?qu¨¦ era razonable? de la presidencia luxemburguesa, que suger¨ªa un porcentaje del 1,057% de la RNB, equivalente a 871.000 millones de euros.
Son conocidas las tres razones esenciales del fracaso:
- El desacuerdo respecto a los saldos netos, es decir, lo que cada Estado miembro ingresa en el presupuesto de la UE y lo que recibe directamente de ¨¦l.
- El desacuerdo respecto a una posible reapertura de la reforma de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n, que el mismo Consejo Europeo hab¨ªa decidido ya en 2002 -para el periodo comprendido hasta 2013-.
- El desacuerdo respecto al importe global de los recursos del presupuesto. Una mayor¨ªa de Estados apoya el enfoque luxemburgu¨¦s, mientras que una minor¨ªa se opone a dicho enfoque.
En este clima de discordia, ?c¨®mo podr¨ªa darse coherencia y eficacia a la acci¨®n presupuestaria europea?
Sin acuerdo sobre las perspectivas financieras ser¨¢ imposible llevar a cabo debate alguno: ni sobre el modelo social, ni sobre el futuro de la Uni¨®n.
Y todo demuestra que nos encontramos todav¨ªa lejos del objetivo.
La presidencia brit¨¢nica espera todav¨ªa poder llegar, hasta el 16 de diciembre, a un acuerdo sobre una nueva estructura del presupuesto. La prioridad se centrar¨ªa en las nuevas pol¨ªticas.
Al parecer, pretende situar las perspectivas financieras en el 1,03% de la RNB, lo cual equivale a 841.000 millones de euros, es decir, ?30.000 millones menos que en la propuesta luxemburguesa!
Estos recortes afectar¨ªan ante todo a las pol¨ªticas de cohesi¨®n. Los primeros perdedores ser¨ªan los 10 nuevos Estados miembros, que son los principales beneficiarios de esta pol¨ªtica.
En cambio, se reducir¨ªa la contribuci¨®n brit¨¢nica al presupuesto, al igual que la contribuci¨®n de Suecia y de los Pa¨ªses Bajos, que son "contribuyentes netos".
Para superar este punto muerto es necesario combinar la voluntad pol¨ªtica con el sentido de la innovaci¨®n.
- La limitaci¨®n del presupuesto al 1,03% no har¨¢ posible el equilibrio entre las tres vertientes a que me he referido antes.
Tengamos muy presentes los datos fundamentales. Mientras que los Estados miembros asignan por t¨¦rmino medio un 47% de sus presupuestos al gasto p¨²blico, ?s¨®lo destinan un 2,5% al presupuesto europeo!
- En el sector agr¨ªcola, el Parlamento rechaza cualquier tentativa de renacionalizaci¨®n de la PAC. Pero, al mismo tiempo, quiere dar prueba de flexibilidad. Podr¨ªa ocurrir que el l¨ªmite m¨¢ximo del gasto fijado por el Consejo en 2002 fuese insuficiente para financiar los gastos correspondientes a Rumania y Bulgaria. En tal caso, el Parlamento estar¨ªa a favor de una cofinanciaci¨®n obligatoria por parte de los Estados miembros.
Cuando se habla de gastos agr¨ªcolas "desorbitados", se est¨¢ hablando del 0,4% de la RNB europea.
- Si se quisiera dar una respuesta satisfactoria a todas las ambiciones -es decir, una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n, el lanzamiento de una pol¨ªtica de investigaci¨®n y desarrollo con una dimensi¨®n importante y el desarrollo de grandes redes de transporte-, habr¨ªa que liberar como m¨ªnimo entre 10.000 y 15.000 millones de euros para cada una de esas pol¨ªticas.
Para el conjunto del periodo de siete a?os necesitar¨ªamos un presupuesto que se situara en el 1,30% de la RNB; es decir, 1,057 billones de euros, lo que representa una cifra de 151.000 millones al a?o, ?cuando el proyecto de presupuesto de 2006 asciende a 120.000 millones de euros! Pero este objetivo no es realista por el momento.
As¨ª pues, es necesario innovar. Se impone el recurso al Banco Europeo de Inversiones y al empr¨¦stito, tanto en lo que se refiere a las inversiones p¨²blicas como a las privadas. ?sta es la posici¨®n del Parlamento.
No hay ninguna novedad por lo que respecta a la cuesti¨®n de las contribuciones netas.
?De qu¨¦ se trata a este respecto? A falta de un impuesto comunitario, el presupuesto se nutre principalmente de las contribuciones nacionales. Con los a?os, este mecanismo se convirti¨® en una cuenta de resultado cero, en la medida en que cada Estado se dedica a calcular lo que da y lo que recibe directamente del presupuesto de la Uni¨®n.
De forma que ha acabado por establecerse un mecanismo perverso que consiste en razonar en t¨¦rminos de "contribuyentes netos" frente a "beneficiarios netos", con un planteamiento contable.
Esto es un olvido voluntario de las ventajas que supone la pertenencia a la UE: la creaci¨®n de millones de empleos gracias al mercado interior, el aumento considerable de los intercambios intracomunitarios, la condici¨®n de la UE como primera potencia comercial en el mundo...; por no hablar de las libertades que disfrutamos en nuestra vida diaria.
Incluso si nos neg¨¢ramos a razonar en t¨¦rminos de comunidad pol¨ªtica, ?razonemos al menos en t¨¦rminos de ventajas globales!
Es evidente que lo que queda por solucionar hasta el d¨ªa 16 de diciembre es todo -o casi todo-. Los esfuerzos que habr¨¢ que realizar son enormes. Sin olvidar que ser¨¢ necesaria una verdadera voluntad de compromiso de todas las partes. Nuestros jefes de Estado o de Gobierno deben sacar a la Uni¨®n de este punto muerto en el ¨¢mbito financiero.
Si se cumple esta condici¨®n -y se trata de una condici¨®n sine qua non-, la Uni¨®n podr¨¢ encarrilarse de nuevo y podremos abordar con mayor serenidad el debate sobre su futuro.
Josep Borrell es presidente del Parlamento Europeo.
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