Vivir entre las obras de la M-30
Los vecinos de seis distritos cercanos al Manzanares sufren a diario ruido, atascos y zanjasLos residentes del entorno de la M-30 dicen desconocer los detalles de la remodelaci¨®n y se quejan de no participar en su dise?o
Yolanda y Rafael viven en el s¨¦ptimo piso de un portal que est¨¢ en la avenida del Manzanares, a 10 metros de la M-30. Hasta hace unos d¨ªas, la visi¨®n desde su terraza -toda llena de polvo- era la parte superior del brazo de una m¨¢quina para perforar la tierra. "Estaba a tres metros del cristal", cuentan. "Han estado trabajando a tres turnos. Los ruidos de las m¨¢quinas, cuando dan marcha atr¨¢s, se oyen a todas horas".
Ellos son dos de los miles de madrile?os afectados por las obras de remodelaci¨®n de la M-30. Este fara¨®nico proyecto afecta, a su paso por el r¨ªo Manzanares, a seis distritos y a sus cientos de miles de habitantes: Moncloa-Aravaca, Arganzuela, Latina, Usera, Carabanchel y Centro.
Seg¨²n el proyecto ganador sobre c¨®mo va a quedar el entorno del r¨ªo, que se hizo p¨²blico el pasado lunes, la zona se convertir¨¢ en una gran alfombra verde con el Manzanares en el medio para disfrute de los vecinos. Los residentes, sin embargo, no lo ven tan claro. Miran a su alrededor y de momento ven otra realidad, compuesta por gr¨²as, obreros y much¨ªsimos problemas para moverse e incluso para aparcar el coche en su propio barrio.
Ruido, polvo, lodo e interminables atascos. Las molestias vienen por varios frentes y afectan a todos. Lo peor es cuando hay viento. El polvo que levantan las m¨¢quinas entra en las viviendas, se mete en los ojos de los vecinos cuando salen a la calle y se acumula sobre los coches. Aparcar el veh¨ªculo es otra odisea: cuando uno es afortunado consigue encontrar un sitio, porque "han quitado multitud de plazas por las obras", explica Rafael.
Cada ma?ana Jes¨²s, despu¨¦s de dar varias vueltas para dejar el coche, abre el bar y limpia la barra. "Estar¨ªa bien que viniera un inspector de Sanidad ahora", exclama con iron¨ªa. "No ha aparecido ni uno desde que empezaron las obras. Como son ellos los que est¨¢n metiendo la suciedad en nuestros negocios...", se indigna. "Limpio el portal cuatro veces al d¨ªa", a?ade la portera de una casa pr¨®xima al r¨ªo, justo enfrente del estadio Calder¨®n.
Cuando llueve los vecinos lo agradecen, pero s¨®lo un rato. Entonces el abundante polvo se vuelve lodo. Las rayas blancas de los pasos de peatones apenas distinguen su color. El agua baja marr¨®n pegada a los bordillos y arruina zapatos y trajes. Coger el coche se vuelve una heroicidad. Los estragos en la ropa son tan grandes que algunos vecinos del desaparecido por las obras parque de la Arganzuela han acu?ado, con sorna, una expresi¨®n para disculpar su aspecto: "Perdona que vaya as¨ª, pero es que soy de Arganzuela", ironiza Roberto Tornamira, de la Plataforma de afectados por las obras en el nudo sur, la asociaci¨®n vecinal que m¨¢s guerra est¨¢ dando a la pol¨ªtica del t¨²nel del alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n.
Las obras -costar¨¢n 3.900 millones de euros y endeudar¨¢n las arcas municipales 35 a?os- se vuelven un infierno por la ma?ana. De un a?o a esta parte, una gran mayor¨ªa de los 600.000 vecinos que viven fuera de la M-30 han adelantado los despertadores una hora. "Llegar al trabajo es una aventura", cuenta Gustavo.
Los seis kil¨®metros de carretera que se est¨¢n remodelando se han convertido en un muro que decenas de miles de personas tienen que atravesar cada d¨ªa para acudir a su trabajo. Los atascos para cruzar el r¨ªo son interminables, y a¨²n quedan dos a?os de obras por delante. Despu¨¦s, una vez enterrada la M-30, empezar¨¢ la remodelaci¨®n de la superficie.
Son seis kil¨®metros de caos para desesperaci¨®n de los vecinos. Las gr¨²as se cuentan por decenas. Taladradoras, excavadoras, camiones y un tropel de operarios completan la postal diaria. Los vecinos han pasado del hartazgo a la resignaci¨®n.Los vecinos del entorno del r¨ªo Manzanares tambi¨¦n est¨¢n molestos por el olvido del Ayuntamiento, que no les ha consultado a la hora de recabar ideas para la franja de obras de la M-30 que tienen en la puerta de casa. "No conocen nada de esta zona", se lamenta Margarita Cuervo, vecina del n¨²mero 84 de la avenida del Manzanares. "No saben que por aqu¨ª vive sobre todo gente mayor que casi no va a disfrutar de las obras, ni cu¨¢les son sus necesidades. Por ejemplo, har¨ªa falta un centro comercial, ya que no hay ninguno cerca", contin¨²a.
El pasado lunes el Ayuntamiento hizo p¨²blico el proyecto ganador del concurso internacional de ideas convocado para dise?ar la alfombra verde del r¨ªo Manzanares, un espacio de 500.000 metros cuadrados que sustituir¨¢ los seis carriles de la M-30 (tres por sentido) que actualmente flanquean el r¨ªo.
Sin embargo, pasada una semana, casi ning¨²n vecino de la zona conoce a fondo el proyecto elegido, que ha sido dise?ado por un equipo de arquitectos liderado por Gin¨¦s Garrido. S¨®lo les ha llegado alg¨²n detalle. Pero ya es tarde, piensan. "No han venido a preguntarnos qu¨¦ queremos. Hasta los ni?os han dado su opini¨®n, nosotros no", concluye ir¨®nica Cuervo. La vecina alude al concurso convocado entre los escolares para que opinen sobre lo mejor para el r¨ªo y que acab¨® con la petici¨®n infantil de hacer una playa, que los arquitectos ganadores del concurso van a considerar.
Para casi todos los habitantes de estos barrios, el centro de atenci¨®n es el estadio Vicente Calder¨®n. Aunque el Ayuntamiento dice que no hay nada cerrado, el proyecto ganador contempla la sustituci¨®n del estadio por un parque fluvial. Esta posibilidad est¨¢ siendo objeto de debate entre los vecinos. "Yo estar¨¦ encantada si quitan el campo", cuenta Arlaen Hern¨¢ndez. Ella s¨®lo lleva un a?o viviendo en la zona, pero ya ha tenido tiempo de comprobar las molestias que provocan los partidos del Atl¨¦tico de Madrid, cada 15 d¨ªas.
"Se llena de gente, los coches lo toman todo, no puedo ni entrar a mi casa con mi coche si vengo cargada. Una lata", concluye. Las molestias tambi¨¦n son est¨¦ticas. Luc¨ªa vive en un piso justo frente al estadio. "Me asomo a la ventana y lo ¨²nico que veo es el cemento del campo. Me parece horrible", explica. "La verdad es que tengo ganas de que lo tiren".
En otro bando est¨¢n los vecinos que consideran el estadio Vicente Calder¨®n como parte del patrimonio del barrio. "Es una se?a de identidad para el barrio. Que siga aqu¨ª", defiende Manuel Otero.
Lo cierto es que, aunque el Consistorio niegue que est¨¦ totalmente cerrado el prescindir del estadio, el Atl¨¦tico asegura que estar¨ªa dispuesto a irse siempre que se llegue a un acuerdo favorable para ambas partes.
La operaci¨®n permitir¨ªa al club rojiblanco sanear su situaci¨®n econ¨®mica. Ahora los aficionados del Atl¨¦tico son unos sufridores m¨¢s de las obras de la M-30. Llegar al campo cada jornada se ha convertido en una odisea. No est¨¢ demostrado, pero las obras est¨¢n provocando que miles de aficionados lleguen tarde al partido o decidan no acudir.
Los vecinos debaten otros dos aspectos del proyecto. En su gran mayor¨ªa est¨¢n encantados con el parque que promete Gallard¨®n y que se puede ver en los carteles que informan de la obra: "El parque est¨¢ muy bien, pero a ver si luego lo cuidan, que aqu¨ª construimos muy bien pero luego no sabemos mantener nada", cuenta Pilar, una vecina del barrio. "Espero que el parque sea seguro y no se convierta en el t¨ªpico lugar por el que luego no se puede ni pasar por las noches", remata Gustavo.
Tambi¨¦n hay discrepancias en torno a la decisi¨®n de recuperar el tranv¨ªa en las calles de Madrid. Seg¨²n el proyecto ganador ¨¦ste unir¨ªa la Ciudad Universitaria y el Parque Manzanares Sur. "Me parece bonito que vuelva", cuenta Juan S¨¢nchez. Con una visi¨®n m¨¢s pr¨¢ctica que rom¨¢ntica, Jacobo Pacheco duda de su utilidad: "No s¨¦ si va a ser bueno para el tr¨¢fico si al final lo hacen. Pero bueno, peor que ahora no va a quedar".
"Otro d¨ªa de suplicio"
"Suena el despertador con las noticias. Atascos kilom¨¦tricos. Lo que de verdad me preocupa son los nuevos cortes causados por las obras". As¨ª comienza el d¨ªa para Luis V., vecino de Comillas, Carabanchel.
"Tengo que ir al centro despu¨¦s de dejar a mi hija en el colegio. Opto por el metro, hay tres estaciones (Marqu¨¦s de Vadillo, El¨ªptica y Usera); las tres a 15 minutos. El autob¨²s es otro atasco", cuenta. "Camino del colegio cruzo Santa Mar¨ªa de la Cabeza por uno de los cuatro pasos (dos de ellos exclusivamente peatonales) que existen en casi dos kil¨®metros para franquear esta calle, v¨ªa r¨¢pida a esta altura, que separa Carabanchel de Usera", a?ade.
"Las obras y sus cortes y desv¨ªos han convertido la zona en un laberinto cambiante", se lamenta "Por el este se suman las obras de la M-30 en la glorieta de C¨¢diz y la ampliaci¨®n del metro a Villaverde, a las del puente de la Princesa y la plaza de Legazpi. Por el sur, la construcci¨®n del intercambiador de la plaza El¨ªptica. Por el noreste, m¨¢s obras de la M-30".
Luis baja al metro. Ha o¨ªdo que han cortado otro puente sobre la M-30. "Otro d¨ªa de suplicio", dice.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.