Datos desoladores
El Instituto Nacional de Estad¨ªstica acaba de publicar los datos de su encuesta sobre Calidad y Condiciones de Vida con los ¨²ltimos datos de 2003. Como otras fuentes hab¨ªan aventurado, este estudio confirma que la situaci¨®n social y la pobreza en Espa?a no s¨®lo no han mejorado en los ¨²ltimos diez a?os sino que en algunos aspectos significativos, como los relativos a la pobreza femenina, han empeorado.
Una de cada cinco personas (el 19,9% del total) se encuentra en situaci¨®n de pobreza en el conjunto espa?ol, lo que significa que obtienen menos del 60% de la media del ingreso disponible nacional. Sin embargo, en Andaluc¨ªa, ese porcentaje se eleva al 31,1?%, es decir, que casi uno de cada tres andaluces es pobre.
La gravedad y extensi¨®n de esta situaci¨®n se expresa en dos datos bien significativos: el 60,8% de los andaluces no tiene capacidad para tener ni siquiera una semana de vacaciones al a?o (frente al 43,9% del conjunto nacional) y el 54,5% no la tiene para afrontar gastos imprevistos.
Tratar de apuntar en pocas l¨ªneas las causas de la pobreza que se sufre en Andaluc¨ªa es arriesgado pero me atrevo a se?alar algunas circunstancias que a mi modesto entender est¨¢n impidiendo que el Gobierno y otras instituciones andaluzas contribuyan decisivamente a reducirla.
1. No se quiere hablar del tema. Los que tienen poder en Andaluc¨ªa no quieren hablar de la pobreza, no se quiere reconocer que en Andaluc¨ªa hay muchos pobres y demasiada exclusi¨®n social. Un ejemplo: a pesar de que una de cada tres personas son pobres en nuestra comunidad, en el ¨²ltimo informe del Consejo Econ¨®mico Social sobre la situaci¨®n socioecon¨®mica de Andaluc¨ªa, la palabra "pobreza" se menciona una sola vez, entre par¨¦ntesis y como ejemplo, y la palabra "pobres" tambi¨¦n una sola vez pero referida a regiones europeas.
2. Las pol¨ªticas neoliberales crean desigualdad y pobreza. Los datos no pueden ser m¨¢s elocuentes: la exclusi¨®n social aumenta all¨ª donde se renuncia a la pol¨ªtica macroecon¨®mica generadora de empleo de calidad, donde se reducen los gastos sociales, donde el mercado y los intereses privados se privilegian frente a la solidaridad colectiva, donde se reducen los impuestos progresivos, donde se impone el dogma del equilibrio presupuestario, donde se asume sin m¨¢s la pol¨ªtica de competitividad que no tiene en cuenta las condiciones laborales y de vida de la poblaci¨®n... Eso ha ocurrido en Espa?a en los ¨²ltimos a?os con el gobierno del Partido Popular, pero en Andaluc¨ªa se ha asumido una gran parte de todo ello porque no se ha sabido o no se ha querido gobernar contra esta corriente que a tantos embelesa.
2. No hay modelo econ¨®mico. El gobierno andaluz no ha sido capaz de definir con precisi¨®n y disciplina el norte estrat¨¦gico de la pol¨ªtica econ¨®mica y en el que deban incardinarse el resto de las pol¨ªticas. Nuestra econom¨ªa crece en su mayor medida por inercia y esa inercia arrastra, como no puede ser de otro modo, los males estructurales que desde hace decenios vienen frenando nuestro desarrollo efectivo: desvertebraci¨®n, desindustrializaci¨®n, dependencia...
3. El aislamiento de las pol¨ªticas sociales. Quienes conocen el funcionamiento de nuestra administraci¨®n saben muy bien que el gran suplicio anual de las despectivamente llamadas consejer¨ªas "de gasto" es la negociaci¨®n presupuestaria con la de Econom¨ªa, para quien toda propuesta innovadora es superflua y todo programa susceptible de recortar hasta su m¨¢s ¨ªnfima expresi¨®n. La consecuencia es que, como tambi¨¦n suele decirse coloquialmente, las consejer¨ªas andaluzas tienen que vender humo, proyectos generalmente muy bien concebidos pero detr¨¢s de los cuales apenas si hay recursos, o al menos, los necesarios para su desarrollo integral, algo que suele ser esencial en las pol¨ªticas sociales y de inclusi¨®n.
4. Las ineficaz desmembraci¨®n de las pol¨ªticas de empleo. Andaluc¨ªa ha recibido competencias en pol¨ªticas de empleo y much¨ªsimos recursos pero no ha generado una estrategia de actuaci¨®n que permita optimizarlos. Hay cientos de programas, de proyectos, organismos duplicados, instrumentos que tropiezan entre ellos o que solapan sus actuaciones, ... pero no hay una estrategia reflexiva, coordinada y puesta en marcha con disciplina. Algo sumamente grave si se tiene en cuenta que los mercados de trabajo se han convertido hoy d¨ªa en una fuente principal de exclusi¨®n social.
5. La equivocada pol¨ªtica de igualdad. El presidente Chaves se equivoc¨® haciendo que su macroconsejer¨ªa fuese la de Innovaci¨®n, ahora convertida en un aut¨¦ntico fiasco, cuando deber¨ªa haberlo sido la de Igualdad. Se prefiri¨® seguir con una pol¨ªtica social muy mal concebida, que recurre constantemente a la privatizaci¨®n, y que en lugar de consolidar un aut¨¦ntico sistema andaluz de inclusi¨®n social est¨¢ creando una mara?a de la que s¨®lo salen acciones descoordinadas y subsidios de cuya eficacia social real nada se sabe.
6. Exclusi¨®n financiera. A pesar de que est¨¢n gobernadas por militantes socialistas y que se supone que su acci¨®n debe responder a criterios mucho m¨¢s sociales e inclusivos, nuestras cajas de ahorros han optado por asumir el modo bancario privado de actuaci¨®n. No basta solo, como est¨¢n haciendo algunas ahora, con abrir unas cuantas l¨ªneas de microcr¨¦ditos con cargo a su obra social, sino que es preciso asumir m¨¢s compromiso para impulsar la inserci¨®n, el autoempleo y la creaci¨®n de microempresas, para facilitar la labor de los emprendedores sociales y para facilitar que miles de personas ahora excluidas creen y dinamicen los mercados en las zonas deprimidas.
7. Ayuntamientos a la deriva. La erradicaci¨®n de la pobreza en Andaluc¨ªa no podr¨¢ lograrse mientras que los ayuntamientos miren a otro lado como est¨¢ sucediendo ahora, especialmente en algunos grandes municipios. Bien sea por su crisis financiera, bien por el orden de prioridades que gu¨ªa su actuaci¨®n, lo cierto es que no est¨¢ existiendo una pol¨ªtica municipal que vaya m¨¢s all¨¢ de paliar los efectos m¨¢s extremos y a corto plazo de la marginaci¨®n y la pobreza.
8. Cultura y educaci¨®n frente a la pobreza. Finalmente, no puede olvidarse que la pobreza y la exclusi¨®n nacen de la desigualdad pero que se alimentan de la incultura y de la falta de formaci¨®n. Los pasos que se han dado en este sentido en Andaluc¨ªa son evidentes pero tambi¨¦n lo es que siguen siendo insuficientes y, en algunos campos, equivocados.
Lo que acabo de se?alar no puede interpretarse en el sentido de que todo lo que ha hecho el gobierno socialista de Manuel Chaves est¨¢ mal. Seguramente, no hay otra comunidad aut¨®noma en Espa?a que dedique m¨¢s esfuerzo presupuestario a las pol¨ªticas sociales y de igualdad, lo cual demuestra que el orden de prioridades de este gobierno es bien distinto, por ejemplo, al de los del Partido Popular, que disminuye los recursos para gasto social all¨ª donde gobierna o ha gobernado. Como tambi¨¦n es una evidencia comprobada que las pol¨ªticas fiscales, laborales y sociales del Partido Popular en ayuntamientos, autonom¨ªas o en el gobierno central, crean o han creado m¨¢s desigualdad que las socialistas y han empeorado la situaci¨®n de las personas y familias con niveles de renta m¨¢s bajos. Lo que ocurre es que en Andaluc¨ªa hay mucho que mejorar y que hay que hacerlo cuanto antes.
Juan Torres L¨®pez es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de M¨¢laga
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