Francisco Canet, productor y decorador de cine
Trabaj¨® con Edgar Neville, Bu?uel y Garc¨ªa Berlanga
El fallecimiento del productor y decorador valenciano Francisco Canet ha salido a la luz p¨²blica con retraso por deseo expreso de su familia, que quiso mantenerlo en la intimidad. Canet muri¨® el pasado 17 de noviembre en Madrid, a los 95 a?os. Nacido en Valencia el 21 de septiembre de 1910, siempre ser¨¢ recordado por su participaci¨®n como director de producci¨®n y, especialmente, como decorador, en muchos de los cl¨¢sicos del cine espa?ol, desde la legendaria Bienvenido, M¨ªster Marshall (1952) hasta el cl¨¢sico de Luis Bu?uel Viridiana (1961).
Sus primeros trabajos, tras culminar sus estudios de dibujo art¨ªstico y escultura, recaen en el terreno de las tradicionales fallas de su tierra natal. Al terminar la Guerra Civil, se traslada a Madrid y, tras un breve paso por la inevitable Cifesa, que acaparaba la mayor parte de la producci¨®n cinematogr¨¢fica de la ¨¦poca, pasa a colaborar con los estudios CEA como constructor de decorados. Su debut como decorador jefe llega de la mano de Carlos Fern¨¢ndez Cuenca en Los misterios de T¨¢nger (1942). Pronto se establece como uno de los referentes de la escenograf¨ªa del cine espa?ol de posguerra, esos filmes de exaltada pasi¨®n patri¨®tica que poblaron el panorama nacional de los a?os cuarenta.
Canet es el creador de los decorados de pel¨ªculas como Eugenia de Montijo, en la que reprodujo con extrema fidelidad y preciosismo la nave central de la catedral de Notre-Dame, y Los ¨²ltimos de Filipinas (1946), drama que loaba los valores morales del momento. En los a?os cuarenta destaca su colaboraci¨®n con cineastas como Luis Marquina en La ciudad en llamas (1944) y Ladislao Vajda en Tres espejos (1944).
Aun con la importancia que cabe achacar a estos trabajos, entre sus primeras pel¨ªculas llama la atenci¨®n m¨¢s poderosamente su labor en una joya absoluta del cine de la ¨¦poca, La Torre de los Siete Jorobados, hito filmado por Edgar Neville en 1944, en el que el cineasta hac¨ªa suyos los postulados del expresionismo alem¨¢n, apoyados en la prodigiosa labor de un Francisco Canet que cre¨® los fantasmag¨®ricos decorados de un Madrid subterr¨¢neo en el que se refugian los tullidos y desamparados protagonistas de la pel¨ªcula. Canet ya hab¨ªa colaborado con el maestro Neville en Caf¨¦ de Par¨ªs (1943) y lo har¨ªa en dos ocasiones m¨¢s, en las majestuosas La vida en un hilo y Domingo de Carnaval, ambas de 1945.
En el a?o 1950 funda, en compa?¨ªa de Joaqu¨ªn Reig y Vicente Sempere, la compa?¨ªa Uni¨®n Industrial Cinematogr¨¢fica (UNINCI), que debuta con Los cuentos de La Alambra, de Flori¨¢n Rey, en la que Canet, de nuevo, crea un conjunto de m¨¢gicos decorados, coloristas, luminosos, que recogen de modo soberbio el esp¨ªritu de la obra de Washington Irvin. Pronto llegar¨ªa la inevitable referencia de Bienvenido, M¨ªster Marshall, que a¨²n hoy vive como uno de los cl¨¢sicos indiscutibles del cine espa?ol. Los trabajos de Canet como dise?ador de producci¨®n y decorador se suceden sin pausa durante toda la d¨¦cada de los a?os cincuenta, hasta que, en 1961, su nombre vuelve a estar ligado a otro cl¨¢sico, Viridiana, de Luis Bu?uel, con esc¨¢ndalo incluido en el Festival de Cannes y, por supuesto, en la pacata Espa?a de la ¨¦poca. El esp¨ªritu contestatario de la UNINCI ser¨ªa cercenado por la dictadura franquista ese mismo a?o, tras la filmaci¨®n de A las cinco de la tarde, de Bardem, y La mano en la trampa, de Torre Nilsson.
Sin embargo, Canet continuar¨ªa trabajando sin descanso como escen¨®grafo. En los a?os sesenta brilla su labor en obras maestras de la talla de El mundo sigue, del gran Fern¨¢n-G¨®mez, y tambi¨¦n en filmes del cine italiano, obras menores, muchas indignas de su talento, pero adscritas a todo tipo de g¨¦neros, desde spaghetti-westerns como Django, de Sergio Corbucci (1966), hasta giallos italianos como Coartada en disco rojo, de Tulio Demicheli (1972), que se convertir¨ªa en su ¨²ltima pel¨ªcula.
La Asociaci¨®n Espa?ola de Historiadores de Cine le concedi¨® en 1999 su medalla de honor, y la Generalitat Valenciana le otorgar¨ªa tambi¨¦n su medalla en 2002, con homenaje incluido en la Filmoteca, merecido recuerdo a un ineludible referente en la historia del cine espa?ol.-
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