Convertir la pobreza en historia
Al final del curso ha aparecido el libro de divulgaci¨®n econ¨®mica -y quiz¨¢ del resto de las ciencias sociales- m¨¢s importante del a?o. Su autor, el americano Jeffrey Sachs, es uno de los economistas m¨¢s influyentes del planeta: asesor del secretario general de la ONU para la elaboraci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Sachs ha trabajado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas en numerosos pa¨ªses para intentar sacarlos de la postraci¨®n, con distintos resultados: Bolivia, Polonia, Rusia, China y otros. Es, pues, un economista in situ que ha salido de sus despachos para conocer las diferentes realidades que han hecho del planeta un conjunto desigual en el que mientras una sexta parte de la poblaci¨®n vive en la abundancia, la otra sexta parte apenas tenga posibilidades de sobrevivir.
EL FIN DE LA POBREZA
Jeffrey Sachs
Traducci¨®n de Ricardo Garc¨ªa P¨¦rez y Ricard Mart¨ªnez i Muntada
Debate. Barcelona, 2005
550 p¨¢ginas. 16,50 euros
?sta es la principal caracter¨ªstica de un libro tan notable: no s¨®lo se nutre de los estudios acad¨¦micos de su autor, muy reconocidos (profesor en Harvard y en Columbia, donde es director del Instituto de la Tierra y de Desarrollo Sostenible), sino de su conocimiento exhaustivo y directo de los problemas. Sachs critica la evoluci¨®n de la econom¨ªa del desarrollo y de muchos de los que se dedican a ella porque aplican una metodolog¨ªa semejante a la medicina del siglo XVIII, cuando los m¨¦dicos usaban sanguijuelas para extraer sangre a sus pacientes, a quienes a menudo mataban en el proceso. Durante el ¨²ltimo cuarto de siglo, cuando los pa¨ªses pobres suplicaban ayudas al mundo rico, se les enviaba al "m¨¦dico monetario del mundo", el Fondo Monetario Internacional (FMI); la principal receta del FMI ha consistido en recomendar que se aprieten el cintur¨®n presupuestario unos pacientes demasiado pobres para tener siquiera cintur¨®n. La econom¨ªa del desarrollo necesita una revisi¨®n general para parecerse mucho m¨¢s a la medicina moderna, una profesi¨®n caracterizada por el rigor, la perspicacia y el sentido pr¨¢ctico.
La tesis que demuestra Sachs en el libro es la siguiente: accediendo a una ayuda al desarrollo del 0,7% del PIB de los pa¨ªses ricos -es decir, cumpliendo los compromisos que ¨¦stos han adquirido-, los ciudadanos extremadamente pobres del planeta (un millar de millones) pueden salir de su situaci¨®n en el primer cuarto del siglo XXI. No hay que refugiarse en los bienintencionados Objetivos del Milenio (reducir a la mitad el n¨²mero de pobres para el a?o 2015) -que ni siquiera avanzan a la velocidad adecuada- porque quedar¨ªan todav¨ªa 500 millones de habitantes de la tierra abandonados a una suerte de enfermedad y hambre ("si son v¨ªctimas de una sequ¨ªa o una inundaci¨®n de grandes dimensiones, de un episodio de enfermedad grave o de un hundimiento del precio de mercado de los productos agr¨ªcolas que comercializan, es probable que el resultado sea un sufrimiento extremo y quiz¨¢ incluso la muerte. Sus ingresos representan unos c¨¦ntimos diarios").
?ste es el reto para una gene-
aci¨®n que es heredera de dos siglos de progreso econ¨®mico y que puede dejar como herencia un mundo sin pobreza, ya que el progreso tecnol¨®gico permite satisfacer las necesidades humanas a escala mundial. Si hubiera que hacer un esfuerzo a?adido para obtener ese 0,7%, el autor propone dos f¨®rmulas: transferir una parte del presupuesto militar a ayuda al desarrollo (especialmente en Estados Unidos, que gasta 450.000 millones de d¨®lares en defensa, frente a 15.000 millones contra la pobreza, lo que supone 15 centavos por cada 100 d¨®lares del PIB) y crear un impuesto a los m¨¢s ricos, cuyas rentas anuales son decenas de miles de veces superiores a las de los m¨¢s pobres de los pobres.
No gustar¨¢ nada el libro de Sachs a los que se escudan en los t¨®picos para no hacer nada por el desarrollo de los m¨¢s desfavorecidos. El economista demuestra la falsedad de muchos de los argumentos que, llevados al l¨ªmite, sirven para la pasividad: la corrupci¨®n y la ausencia de libertad econ¨®mica impiden el desarrollo; cuando la marea sube todos los barcos se elevan; o el darwinismo social que dice que el progreso es desigualdad, y siempre habr¨¢ ricos y pobres.
Por ejemplo, ?frica. La ayuda por africano y a?o fue en 2002 de 30 d¨®lares. Si de ellos se descuentan las cantidades para canalizar esa ayuda, apenas quedan 12 d¨®lares. En el caso de Estados Unidos, entreg¨® tres d¨®lares por africano: si descontamos la cantidad correspondiente al env¨ªo de asesores, la ayuda alimentaria y otras ayudas de emergencia, los costes administrativos y la reducci¨®n de la deuda externa, la ayuda estadounidense por africano ascendi¨® en 2002 a ?la enorme suma de seis centavos! ?Puede alguien sorprenderse de no ver sobre el terreno los resultados concretos de esa ayuda insultante?
Texto de referencia en la econom¨ªa del desarrollo, apoya cada argumentaci¨®n en datos y experiencias. Por ello no es excluyente desde el punto de vista ideol¨®gico: combina lo bueno de Adam Smith con lo mejor de Keynes. Y reivindica la Ilustraci¨®n y la raz¨®n como los mayores enemigos de la pobreza.
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