El fil¨®sofo del siglo XIX
"La presente biograf¨ªa no aspira ni mucho menos a ser exhaustiva o definitiva, s¨®lo pretende ser un relato ameno de los principales avatares de la existencia del hombre Schopenhauer... En cualquier caso...
ser¨¢ la primera (al menos de esta envergadura) que publica un autor espa?ol para lectores hispanohablantes". Creo que el propio autor es objetivo con la valoraci¨®n general de su libro y que el mundo hispano ha de agradecerle la envergadura de su esfuerzo, aunque biograf¨ªas de Schopenhauer, como la de Safranski, por ejemplo, no est¨¦n escritas en s¨¢nscrito. En cualquier caso, al menos, este esfuerzo real, que supone escribir una biograf¨ªa detallada, fechada, amena, estar¨¢ pocas veces tan bien empleado como en este caso, en que se narra la vida de un hombre que muri¨® con la satisfacci¨®n de sentirse considerado como "el fil¨®sofo del siglo XIX". Nada menos. "As¨ª lo cree tambi¨¦n hoy la posteridad", dice Moreno Claros. Y, desde luego, con permiso de Nietzsche, que, al fin y al cabo, fue un seguidor suyo, Schopenhauer, por ser el gran maestro que rompe el optimismo de la raz¨®n moderna e inicia la crisis posmoderna, dicho r¨¢pidamente, bien merece ese t¨ªtulo. Y bien merece tambi¨¦n una biograf¨ªa como ¨¦sta, dedicada al hombre, y no tanto al fil¨®sofo, cuya personalidad rara, adusta, prof¨¦tica, pero entra?able contribuye mucho a la amenidad del libro. Que, adem¨¢s, recoge datos nuevos, aunque m¨ªnimos (la vida de Schopenhauer est¨¢ desde siempre muy documentada), que biograf¨ªas anteriores no citan por tratarse de descubrimientos recientes.
SCHOPENHAUER. VIDA DEL FIL?SOFO PESIMISTA
Luis Fernando Moreno Claros
Algaba. Madrid, 2005
351 p¨¢ginas. 20,95 euros
Aparte de sendos apartados (entre cincuenta) que consagra expresamente a las dos obras fundamentales de Schopenhauer (La cu¨¢druple ra¨ªz del principio de raz¨®n suficiente y El mundo como voluntad y representaci¨®n), donde Moreno Claros da muestras de la facilidad y claridad descriptiva en cuestiones filos¨®ficas que despleg¨® ya en su estudio sobre Heidegger (Edaf, 2002), no se ocupa, ni lo pretende, de la filosof¨ªa "menor" del fil¨®sofo, ni se aprovecha f¨¢cilmente de la presunta gracia de sus m¨¢s ligeros apotegmas, por otra parte bien conocidos.
Muestra un saber detallado
de personajes y situaciones, y una admirable penetraci¨®n. Parece haber estado presente en muchos casos. Valga un ejemplo. Al d¨ªa siguiente de la boda con su amante y criada (19 de octubre de 1806), que supuso un esc¨¢ndalo para la alta sociedad de Weimar, "Goethe se present¨® en casa de Johanna acompa?ado de su esposa... Las damas que en ese momento se hallaban de visita tomando t¨¦ dudaron, perplejas, entre levantarse y marcharse o quedarse. Pero la anfitriona se comport¨® con naturalidad y recibi¨® a Christiane con afecto... las dem¨¢s se?oras siguieron el ejemplo de Johanna y Goethe se mostr¨® encantado...". As¨ª fue c¨®mo la madre de Schopenhauer gan¨® a Goethe como asiduo y figura central de su famoso sal¨®n, en el que penaba el veintea?ero Arthur porque no se le hiciera mucho caso.
Un acierto tambi¨¦n, y no s¨®lo por su amenidad, como el resto del libro, la selecci¨®n de textos del final. Por ejemplo, los recuerdos de infancia de Lucia Franz del inseparable perrito de lanas de Schopenhauer, Atma, al que parece que el fil¨®sofo estimaba m¨¢s que a las personas. Seguro que m¨¢s que a Hegel, por lo menos: "Ese charlat¨¢n que ha envenenado con sus majader¨ªas el cerebro de la juventud alemana". Entra?able Schopenhauer, dec¨ªamos. Que sol¨ªa rezar por las noches de su "biblia", la Upanisad, "la oraci¨®n m¨¢s bella que conozco", ¨¦sta de los antiguos hind¨²es: "Que todos los seres vivos se vean libres de sufrimiento".
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