El fugitivo a la polic¨ªa: "Alg¨²n d¨ªa ten¨ªan que localizarme"

Nueve polic¨ªas rodearon una mesa del restaurante hotel Bit¨¢cora de Tenerife en el que dos comensales apuraban una botella de vino Marqu¨¦s de C¨¢ceres. "?Ante Gotovina?", le preguntaron. "S¨ª, soy yo", contest¨® el corpulento general croata, ante la mirada asombrada del amigo australiano con el que estaba cenando un plato combinado. El general, que entiende perfectamente el espa?ol y no lo habla mal, mir¨® entonces a la peque?a c¨¢mara de v¨ªdeo que uno de los agentes llevaba en la mano. Casi con una sonrisa, dijo: "Alg¨²n d¨ªa ten¨ªan que localizarme". Puso las manos a la espalda, donde se las ataron con una esposas pl¨¢sticas, y pidi¨® si pod¨ªa recoger su chaqueta.

Gotovina no lo sab¨ªa, pero desde el d¨ªa antes de su detenci¨®n estaba siendo estrechamente vigilado. Tres agentes de polic¨ªa se hab¨ªan alojado en el mismo hotel, a fin de controlar todos sus movimientos y, sobre todo, saber si llevaba escolta y si iba armado. Los tres polic¨ªas estaban entre los comensales que estaban m¨¢s cerca de Gotovina y su amigo australiano, que ni siquiera lleg¨® a ser detenido. Los agentes que le capturaron percibieron que el ex militar incluso respiraba con cierto alivio por su captura.