El Valencia choca con el muro de Clemente

Toda la artiller¨ªa de Quique Flores no bast¨® para tumbar a un tierno Athletic, que se defendi¨® con su orgullo habitual y sobrevivi¨® con un gol de listo de Etxeberria. Despu¨¦s apareci¨® Aranzubia para salvar el empate ante la avalancha local. El Valencia no supera la presi¨®n a la que le somete Mestalla, que se engulle a su propio hijo. Y menos mal que la astucia de Aimar le permiti¨® salvar un punto. Fue una acci¨®n por la que Javier Clemente ten¨ªa para morirse: tras ver c¨®mo Aimar ca¨ªa al suelo, el ¨¢rbitro se?alaba una falta y el argentino se levantaba rapid¨ªsimo y originaba el tanto del empate, con toda la defensa vasca mir¨¢ndose. Acababa de salir Kluivert en el ataque total del Valencia. Pero el holand¨¦s no est¨¢ para nada. Juega poco y de lo poco que juega se lesiona. Ayer, tras intentar un taconazo, le dio un tir¨®n. A los pocos minutos de salir. Se march¨® maldiciendo su mala suerte.

Est¨¢ tuerto el Valencia, que vuelca toda su calidad por la orilla izquierda. Llega a cavar surcos por esa banda de tanto como Vicente y Aimar se encargan de cabalgar por ella. Ayer fue una exageraci¨®n. Una pesadez incluso que imped¨ªa toda capacidad de sorpresa. Sobre todo, porque Vicente, que desbord¨® muy a menudo, acab¨® saturado de bal¨®n y de oportunidades. De improviso no le iba a pillar a Exp¨®sito, lateral derecho bilba¨ªno, que se gan¨® una tarjeta por la reiteraci¨®n de las faltas. En la tendencia abund¨® Fabio Aurelio, ayer de medio centro, haciendo valer su condici¨®n de zurdo. En el otro lado, el vac¨ªo. Angulo era invisible. Y en cuanto a Miguel, de tanto insistirle Quique en que debe aprender a defender ya no sabe hacer otra cosa.

El Athletic, pues, s¨®lo hubo de atrincherarse por esa zona. Y esperar. Le iba bien mientras el resultado no se moviera. Clemente dej¨® su marca en el peculiar dise?o de su equipo. Plant¨® una defensa de cinco. Endika jug¨® a la alemana, como l¨ªbero por delante de la zaga, con el cometido permanente de frenar a Aimar, que suele lucirse ante el Athletic. Fue un marcaje al hombre y el chico, que no dio una mala patada, lo pas¨® fatal, habiendo necesitado una sotana cuando Aimar ejecut¨®, pegado al c¨®rner, su jugada preferida: el ca?o de espaldas al rival, pisando la pelota, que pasar¨¢ por entre las piernas en este caso de Endika. El p¨²blico, que tiene grabado el virtuosismo, lo ped¨ªa momentos antes de verlo concretado. Y Endika, tan joven, cay¨® f¨¢cil en el enga?o.

En el ataque, Clemente peg¨® a Etxeberria y Danobeitia a los extremos sin que hubiera nadie en el medio que pudiera rematar sus centros. Es decir, jug¨® sin delantero centro, papel reservado de alguna manera a Yeste, que llegar¨ªa desde la media punta. Aunque no lleg¨®.

En el Valencia fracas¨® Fabio Aurelio como medio centro en sustituci¨®n del sancionado Albelda. No tiene tomadas las medidas para el puesto. El brasile?o es lateral izquierdo o no es nada. Pero Quique prefiere a Moretti, que le asegura no traspasar la l¨ªnea de medios en todo el encuentro. El Athletic acumul¨® m¨¢s posesi¨®n del bal¨®n de la que cab¨ªa esperar y s¨®lo la t¨¦cnica de Baraja permiti¨® mostrar de vez en cuando la supuesta superioridad valencianista.

Clemente retir¨® a un in¨¦dito Yeste por Iraola, que ocup¨® la derecha y mand¨® a Etxeberria al centro del ataque. Con efecto inmediato. A los pocos minutos, Etxeberria, peque?o pero buen cabeceador, acompa?¨® con la frente un disparo enroscado de falta de Gurpegi a gol. Desde bastante lejos. Sin que Ca?izares llegara a tiempo a su palo izquierdo.

Entonces, el Athletic pareci¨® suicidarse con una entrada de Tarantino a Ayala, en el centro del campo y sin venir a cuento, que le envi¨®, expulsado, a la caseta. Con todo un mundo por delante y uno menos, Clemente atrincher¨® a su equipo. El Valencia carg¨® con todo. Entr¨® Mista para aumentar el asedio. Aimar dispar¨® desde cualquier lado. Mestalla se puso de los nervios. Quer¨ªa ganar como fuera. Clemente dio paso a Llorente para que, al menos, entretuviera a los defensas. Pero no fue eso lo que hizo, sino cometer falta al borde del ¨¢rea sobre Aimar, el m¨¢s listo de la clase. El delantero se levant¨® nada m¨¢s o¨ªr el silbato del ¨¢rbitro. Se march¨® como un tiro hacia el interior del ¨¢rea. Lo vio Baraja, se la cedi¨® y el centro de Aimar atr¨¢s s¨®lo hubo de tocarlo a gol Vicente, libre en el centro del ¨¢rea. No contento con eso, Quique dio entrada a Kluivert, es decir, que puso a arder toda la cera. El Athletic se cerr¨® a cal y canto para salvar el empate. Lo logr¨® en gran parte gracias a una espl¨¦ndida estirada de Aranzubia. Y a la inconveniente lesi¨®n de Kluivert.