Kioto sale adelante

Estados Unidos ha sufrido un importante rev¨¦s en la cumbre del cambio clim¨¢tico que ayer concluy¨® en Montreal: cada vez est¨¢ m¨¢s aislado del consenso mundial para hacer frente a los efectos del calentamiento del planeta. A este efecto, las ¨²ltimas horas de la negociaci¨®n resultan paradigm¨¢ticas. Tras mantener un rechazo empecinado, la delegaci¨®n estadounidense acab¨® aceptando el acuerdo mayoritario, que pretende impulsar acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Fracasan as¨ª los planes del presidente Bush de dar por liquidado el Protocolo de Kioto, defendido por 157 naciones.

Australia, el otro gran pa¨ªs desarrollado que se mantiene al margen de los compromisos del Protocolo, ha marcado en Montreal distancias con Washington. Se trata de un cambio que desarma en gran medida las alternativas a Kioto que la Administraci¨®n americana ha emprendido por su cuenta. Jap¨®n dej¨® de estar de su parte hace tiempo. China y otros pa¨ªses en desarrollo tambi¨¦n le han dado ahora la espalda, aproxim¨¢ndose a las posturas de la Uni¨®n Europea y de las dem¨¢s naciones desarrolladas.

La cumbre ha logrado as¨ª un acuerdo con vocaci¨®n de resultar hist¨®rico. Las medidas iniciales de reducci¨®n de emisiones nacidas en Kioto en 1997 (y los mecanismos para lograrlo) podr¨¢n ahora evolucionar hacia nuevos compromisos de m¨¢s alcance y ambici¨®n. Todo ello resulta necesario si realmente se quiere atenuar el efecto invernadero. Un objetivo que hubiese corrido serio peligro de haber fracasado la reuni¨®n de Montreal.

Los pa¨ªses desarrollados saben que en el futuro les aguarda una tarea m¨¢s ardua que la realizada hasta ahora. La Uni¨®n Europea pretende que la reducci¨®n en la emisi¨®n de gases se sit¨²e entre un 15% y un 30% en 2020; y entre el 60% y el 80% hacia 2050. Otro reto importante consiste en conseguir que los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo asuman tambi¨¦n compromisos para controlar las emisiones. Naturalmente, las obligaciones no pueden ser ni iguales ni uniformes para todos, y de momento tendr¨¢n car¨¢cter voluntario. A cambio, los pa¨ªses afectados piden ayuda, sobre todo en forma de transferencia tecnol¨®gica y financiaci¨®n.

Espa?a ha reiterado su decisi¨®n de cumplir con los compromisos. Sin embargo, deber¨¢ hacer un enorme esfuerzo por haber tardado tanto en aplicar medidas correctoras. Las emisiones espa?olas aumentaron un 45% en 2004 respecto a 1990, y pueden rondar el 50% a final de este a?o. Esto significa 30 o m¨¢s puntos por encima del m¨¢ximo consentido a nuestro pa¨ªs en el Protocolo de Kioto. La existencia de dos planes energ¨¦ticos y la puesta en marcha del mercado de emisiones de la UE deber¨ªan contribuir a enderezar algo esta situaci¨®n. Pero no bastan. Y adem¨¢s, resulta preocupante la falta de un programa integral de lucha contra el cambio clim¨¢tico que involucre a los diferentes ministerios implicados y a las comunidades aut¨®nomas.