"Ni el Madrid ni el Chelsea existir¨ªan sin mi ley"
El 15 de diciembre de 1995, Jean-Marc Bosman (B¨¦lgica, 1964) abandon¨® el Tribunal de Luxemburgo consciente de que hab¨ªa cambiado el f¨²tbol. Tras cinco a?os de batalla legal, de idas y vueltas de tribunal en tribunal, el humilde jugador del Lieja logr¨® que la UEFA y la FIFA, los organismos rectores del f¨²tbol europeo y mundial, admitieran la libre circulaci¨®n de los jugadores comunitarios. Las barreras proteccionistas hab¨ªan ca¨ªdo. A Bosman no le fueron tan bien las cosas y se divorci¨® al poco tiempo. Tambi¨¦n cay¨® en la espiral del alcohol. En el d¨¦cimo aniversario del fallo que revolucion¨® el mercado, su vida transcurre en el campo con su hija de 16 a?os, sin trabajo estable y desvinculado del f¨²tbol. "Salvo por los comentarios que hago en televisi¨®n los d¨ªas de Champions", explica en franc¨¦s y por tel¨¦fono. En 1998, la federaci¨®n belga le indemniz¨® con 70 millones de las antiguas pesetas.
"Ahora se hacen negocios enormes. Lo que tenemos son mercenarios. El mundo del f¨²tbol es muy ego¨ªsta"
"Los holandeses me dieron la prima de un partido y Frank de Boer me dijo: 'Sin ti no estar¨ªa en el Barcelona"
Pregunta. ?Qu¨¦ habr¨ªa sido del f¨²tbol sin su intervenci¨®n?
Respuesta. No sabr¨ªa decirlo. No soy adivino ni tampoco un mago. Pero hay una cosa segura: pedimos la libre circulaci¨®n de trabajadores, que los cupos de nacionalidad fueran suspendidos y que en la UE los equipos tuvieran derecho a jugar con once europeos. Ahora, el f¨²tbol se ha convertido en un negocio. Equipos poderosos como el Chelsea o el Madrid no existir¨ªan sin la ley Bosman. Porque pueden tener tantos extranjeros como quieran y ese poder les ha hecho m¨¢s ricos. Son las consecuencias de mi demanda, aunque, al principio, s¨®lo reclamaba la libre circulaci¨®n de trabajadores y que fu¨¦ramos libres al final de nuestro contrato. La Corte fue mucho m¨¢s lejos de lo que yo ped¨ªa. La UEFA nunca hab¨ªa querido cambiar su reglamento y la Corte arregl¨® cuentas.
P. ?C¨®mo se decidi¨® a demandar a la UEFA?
R. Estaba en el Lieja y quer¨ªa marcharme al Dunkerque. Firm¨¦. Los dos presidentes se pusieron de acuerdo. Todo estaba en orden. Entonces, el Lieja decidi¨® no respetar lo que hab¨ªa firmado y exigi¨® que se le pagara un precio de salida. El Dunkerque deposit¨® la cantidad, pero el Lieja empez¨® a pedir m¨¢s y m¨¢s dinero para dejarme salir. El Dunkerque se ofusc¨® y me dijo que me volviera a casa, a Lieja, donde me suspendieron de contrato y sueldo. Tuve que vivir de nuevo con mis padres. Entonces vi el contrato de venta: me quer¨ªan vender por un precio [12 millones de francos belgas] cuatro veces superior al que hab¨ªan pagado por m¨ª al Standard. Adem¨¢s, me ofrecieron un contrato a la baja, en el que ganaba la mitad que en el anterior.
P. ?Tan enga?ado se sent¨ªa?
R. Era una situaci¨®n totalmente injusta. Todo estaba firmado y en orden para el traspaso. Fue el Lieja el que no respet¨® el acuerdo. Yo hab¨ªa firmado mi contrato para ganarme la vida y me ofrec¨ªan much¨ªsimo menos. Finalmente, no me dejaron negociar m¨¢s. Me suspendieron. ?En un pa¨ªs como B¨¦lgica, en el que no ten¨ªamos derecho ni al paro! Por eso decid¨ª buscar justicia.
P. Gracias a la cual a usted, un semidesconocido, le lleg¨® la fama.
R. Es verdad que no era enormemente conocido como jugador y que tras la sentencia comenzaron a hablar de m¨ª en el mundo entero. Hablamos mucho de la ley Bosman, de Bosman, del caso Bosman... Pero nos olvidamos de todo eso cuando todos los grandes clubes hacen negocios enormes. Hoy lo que tenemos son mercenarios, jugadores que se van de un club sabiendo que van a ganar mucho dinero. Luego, a veces, antes de la mitad de la temporada, les ves en el banquillo o en la grada. Hacen tres partidos buenos, se les vende y ganan sumas astron¨®micas.
P. A esos jugadores fue a los que benefici¨® su victoria jur¨ªdica.
R. S¨ª, desde entonces, y cada vez m¨¢s, han ganado sumas astron¨®micas. Yo no me he beneficiado de ello. Hice lo que hice no por una cuesti¨®n de dinero, sino de principios. Defend¨ª mis ideas hasta el final. Lo que pasa es que el mundo del f¨²tbol es muy ego¨ªsta. Cada uno se preocupa de s¨ª mismo.
P. ?Sus compa?eros no le respaldaron?
R. Mientras la demanda estaba en la Corte, todos los jugadores quer¨ªan que tuviera ¨¦xito. Pero, en las condiciones que viv¨ªan en esos tiempos, oprimidos..., no iban a intervenir. Tan s¨®lo los jugadores de Holanda reconocieron que les hab¨ªa ayudado a ser libres y me entregaron la prima de un partido. Se lo agradec¨ª a su capit¨¢n, Frank De Boer. Y ¨¦l me dijo: "No, no, no. Somos nosotros los que te tenemos que dar las gracias. Sin ti, yo no estar¨ªa en el Barcelona".
P. Su nombre vuelve a estar de actualidad por las similitudes entre su caso y el del Charleroi, belga, que pide a la FIFA una compensaci¨®n por la lesi¨®n del marroqu¨ª Oulmers con su selecci¨®n.
R. Hace falta separar algunas cosas. Como se ha presentado aqu¨ª, en B¨¦lgica, la gente habla de un nuevo caso Bosman, pero el caso Oulmers no es el caso Bosman. En este caso, es el club el que ha decidido meterse en el proceso judicial. Es verdad que los jugadores valen m¨¢s cuando han jugado una Eurocopa o un Mundial, pero a veces vuelven lesionados. Hay que encontrar un sistema, una caja de seguros, porque son los clubes quienes les pagan. Habr¨ªa que crear un fondo que compense la p¨¦rdida del jugador y el salario que se le paga.
P. ?Cu¨¢l es el origen de los problemas del f¨²tbol?
R. Siempre es el mismo. Sea la UEFA o la FIFA, cada vez hay m¨¢s dinero. Ahora tambi¨¦n hay clubes cada vez m¨¢s poderosos, organizados en el G-14, que reclaman cosas sobre sus jugadores, lo que es una forma de desestabilizar a la UEFA y la FIFA.
P. En su momento, usted tambi¨¦n las desestabiliz¨®. ?Repetir¨ªa?
R. No s¨¦ si habr¨ªa hecho las mismas cosas. Pero, en cualquier caso, una vez que demand¨¦ a la UEFA, ya no hab¨ªa marcha atr¨¢s. Ya no pod¨ªa jugar. Dir¨ªa que cuando uno se enfrenta a los poderes del f¨²tbol, cuando uno sale de la casa, es dif¨ªcil volver a entrar.
P. ?Qu¨¦ habr¨ªa sido de usted sin aquella demanda?
R. Yo era una de las grandes esperanzas del f¨²tbol belga. Era el capit¨¢n de la selecci¨®n j¨²nior. Si otro futbolista hubiera presentado la demanda en mi lugar, todos los grandes clubes me habr¨ªan intentado fichar. Seguro.
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