A vueltas con las identidades
La instalaci¨®n de John Sentamu, de 56 a?os, como arzobispo de York supone la incorporaci¨®n a una de las m¨¢s altas instancias de la Iglesia de Inglaterra de una persona nacida en los m¨¢rgenes de la Historia, en la Uganda de Idi Amin, y que a partir de un humild¨ªsimo origen africano y despu¨¦s de una vida llena de dificultades y peligros, (estuvo a punto de morir despu¨¦s de una paliza que le propinaron los sicarios del dictador) se ha integrado en el coraz¨®n mismo de la sociedad inglesa. Tiene sentido por lo tanto la definici¨®n que da la Wikipedia de lo que es un ingl¨¦s: "Una persona de Inglaterra que tiene la ciudadan¨ªa brit¨¢nica cualquiera que sea su origen racial".
En sus primeras declaraciones como arzobispo de York, el reverendo John Sentamu ha declarado que, a partir de su experiencia vital, est¨¢ en condiciones de reclamar una nueva mirada a la identidad inglesa que, seg¨²n sus palabras, no debe ser despreciada para poder valor al mismo tiempo las aportaciones de otras culturas. La necesidad de acoger e integrar a las m¨²ltiples culturas que colorean la realidad social de Gran Breta?a no puede hacerse sin una valoraci¨®n central de su matriz mayoritaria, en la que se insertan todas las dem¨¢s y sobre la que se sostiene precisamente el conjunto de su tradici¨®n democr¨¢tica. El modelo de acogida y de integraci¨®n desarrollado por Gran Breta?a ha sido estrictamente multicultual y comunitarista, radicalmente distinto, por ejemplo, del modelo franc¨¦s, c¨ªvico y societario; pero, como ¨¦ste, tambi¨¦n ha demostrado sus limitaciones. El arzobispo de York critica con sus palabras las posiciones de estricto multiculturalismo que debilitan los factores de integraci¨®n y que sobrevaloran los elementos colectivos respecto de la autonom¨ªa individual, propiciando en muchos caso disparidades econ¨®micas y guetos sociales.
M¨¢s all¨¢ de los condicionamientos de todo tipo, la persona tiene capacidad para hacer sus propias elecciones
Ya a mediados del siglo pasado las cr¨ªticas al multiculturalismo de Ayn Rand condenaban el revival etnicista de los 60 como una vuelta a lo tribal y como un peligro de fractura, balcanizaci¨®n y conflicto para las sociedades industrializadas. La cr¨ªtica al multuculturalismo de Ayn Rand considera que ¨¦ste, al igual que el monoculturalismo, se funda en un determinismo cultural colectivo que infravalora la libertad individual y que en muchos aspectos, por su fatalismo despersonalizador, es equivalente al racismo.
La trayectoria de Sentamu demuestra que, m¨¢s all¨¢ de los condicionamientos econ¨®micos, ¨¦tnicos y culturales, la persona tiene capacidad para hacer sus propias elecciones y construir su propia identidad, de modo que las identidades colectivas no dejan de ser propositivas, transitables, relativas, susceptibles de una mirada transversal, porosas.
Pero la agenda de las pol¨ªticas identitarias no se limita s¨®lo a la cuesti¨®n relativamente reciente de la multiculturalidad. Hay m¨¢s. No somos los ¨²nicos que nos atormentamos a nosotros mismos con cuestiones identitarias, disputas simb¨®licas y dificultades territoriales. B¨¦lgica, Italia, Francia, Rusia e incluso la imperial Gran Breta?a, ejemplo de estabilidad y sabidur¨ªa pol¨ªtica, se agitan peri¨®dicamente con preguntas sobre su ser. Un Estado tan se?ero como el Reino Unido padece tambi¨¦n de sus paradojas y debilidades. Es significativo que normalmente los habitantes de Inglaterra se refieran a s¨ª mismos como "brit¨¢nicos" m¨¢s bien que como "ingleses". Al mismo tiempo, cuando se dice que una persona, una instituci¨®n, una ciudad, etc. es brit¨¢nica, se asume que es inglesa a menos que se especifique otra cosa. Los dilemas identitarios del Reino Unido hacen que, por ejemplo, los ingleses usen muchas veces el t¨¦rmino brit¨¢nico en un sentido inclusivo de escoceses y galeses; sin embargo, escoceses y galeses prefieren identificarse con su propio sustantivo. Incluso los habitantes de Cornualles, que forman parte de Inglaterra, usan preferentemente el sustantivo "cornish". No es por casualidad que sea precisamente en Irlanda del Norte donde se utilice con m¨¢s carga pol¨ªtica la denominaci¨®n "brit¨¢nico", precisamente en el seno de la comunidad unionista, mientras los sectores cat¨®licos se identifican como "irish" (irlandeses), siendo rara la identificaci¨®n como "northern irish".
Otra curiosidad: mientras el nacionalismo escoc¨¦s, irland¨¦s, gal¨¦s e incluso cornish se exhibe socialmente, no est¨¢ bien considerado el nacionalismo espec¨ªficamente ingl¨¦s, que se asocia en Gran Breta?a a sectores de ultra-derecha, del National Front, de modo que la inmensa mayor¨ªa de los ingleses se sienten m¨¢s c¨®modos en la identidad brit¨¢nica. La ¨²nica excepci¨®n parece darse precisamente el ¨¢mbito tan emocional del deporte, ya que tanto en el f¨²tbol, como en el rugby, el criquet e incluso la soka tira (Tag of War) existen las selecciones separadas de cada una de las naciones constitutivas del Reino Unido, y en las que Inglaterra compite bajo la bandera blanca con la cruz de San Jorge.
Sin embargo, cuando miramos a los brit¨¢nicos desde el extranjero, normalmente ignoramos estas menudencias identitarias y f¨¢cilmente identificamos a todos como ingleses, siendo raro tambi¨¦n que nos refiramos al Reino Unido de Gran Breta?a e Irlanda del Norte en vez de, simplemente, a Inglaterra.
Sea como sea que seamos, que Dios bendiga al nuevo arzobispo de York. Y a todos nosotros
Javier Otaola es abogado y escritor.
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