Rauschenberg, el instinto rompedor
El Metropolitan de Nueva York exhibe 67 'combinados' creados por el artista en los a?os 50 y 60
"No puedo imaginarme vivir sin confusi¨®n. Siempre he sido experimental". Si esta declaraci¨®n puede considerarse el credo que ha guiado la b¨²squeda creativa de Robert Rauschenberg (Port Arthur, Tejas, 1925), uno de los titanes vivos del arte estadounidense, sus c¨¦lebres combinados constituyen la primera materializaci¨®n de aquellas palabras. Ese grupo de obras concebidas entre 1954 y 1964, y con las que Rauschenberg rompi¨® las barreras formales entre escultura, pintura, fotograf¨ªa, tecnolog¨ªa, performance y collage, son el objeto de una retrospectiva que hoy se inaugura en el Metropolitan de Nueva York (www.metmuseum.org) y que bajo el t¨ªtulo Robert Rauschenberg: combines muestra 67 piezas bautizadas as¨ª por el artista.
"Ver los combinados juntos es como volver a encontrarse con un grupo de viejos amigos a los que hace d¨¦cadas que no ve¨ªa", aseguraba Rauschenberg en el diario The New York Times hace unos d¨ªas. Sin duda, la exposici¨®n le devolver¨¢ a la memoria una ¨¦poca muy diferente, cuando reci¨¦n llegado a Nueva York en 1949, el artista recorr¨ªa las calles de la Gran Manzana sin dinero en los bolsillos, pasando hambre y recogiendo desechos de todo tipo que poco a poco comenzar¨ªan a incorporar a sus obras. Tendr¨ªan que pasar casi diez a?os hasta que el galerista Leo Castelli se fijara en ¨¦l y decidiera apostar por un artista cuyas obras ahora se venden por 30 millones de d¨®lares. Los combinados de Rauschenberg podr¨¢n verse en el Metropolitan hasta el pr¨®ximo abril. Despu¨¦s la exposici¨®n viajar¨¢ a Los ?ngeles, Par¨ªs y Estocolmo.
Pero antes de que Rauschenberg ascendiera hacia el olimpo del arte contempor¨¢neo junto a colegas y amigos como Jasper Johns y Cy Twombly, el mundo del arte tuvo primero que digerir el esc¨¢ndalo que a mediados de los cincuenta provocaron piezas como Cama (1955), un peque?o catre con almohada, s¨¢banas y manta que Rauschenberg hab¨ªa adquirido durante sus a?os de estudiante en el Black Mountain College y que transform¨® en obra de arte al colocarlo en posici¨®n vertical y pintar sobre ¨¦l. Ver un objeto tan ¨ªntimo sobre una pared convulsion¨® a la cr¨ªtica de la ¨¦poca dominada por el formalismo mientras Rauschenberg declaraba que "el arte es m¨¢s real cuanto m¨¢s se parece a la realidad".
Cama, una de las obras que abren la exposici¨®n del Metropolitan, est¨¢ considerada como uno de sus primeros combinados, un t¨¦rmino que ¨¦l mismo declar¨® haber acu?ado simplemente para que los cr¨ªticos supieran c¨®mo definir sus obras. Rauschenberg explic¨® a finales de los noventa: "Escuch¨¦ que a Calder nadie le prestaba atenci¨®n porque nadie sab¨ªa c¨®mo llamar a sus propuestas. Cuando se le ocurri¨® bautizarlas mobiles, empez¨® a tener ¨¦xito. Por eso me invent¨¦ el t¨¦rmino combinados, para definir algo que no era ni pintura ni escultura. Y funcion¨®".
En el mundo del arte se dice que fue Johns el que le sugiri¨® el nombre. Cierto o no, cuando los combinados empezaron a verse en Nueva York a mediados de los a?os cincuenta, la cr¨ªtica no supo d¨®nde situarlos, ya que hasta entonces nadie se hab¨ªa atrevido a mostrar algo como Sin t¨ªtulo (hombre con zapatos blancos) (1955), donde sobre un mueble de madera viejo recogido de la basura Rauschenberg pint¨®, peg¨® fotograf¨ªas, a?adi¨® tela de paraca¨ªdas, puso un gallo disecado y present¨® el conjunto sin que nadie entendiera qu¨¦ era exactamente aquella obra.
"Esta exposici¨®n analiza un momento particular dentro de la carrera de este legendario artista estadounidense, un momento que supuso una revoluci¨®n dentro de la historia del arte. Todos los artistas que desde entonces han jugado o rechazado la narrativa, o han cuestionado la noci¨®n de que el arte tiene que presentar una ventana hacia un mundo m¨¢s ordenado que el real, o que han aportado una nueva sensibilidad al conjunto del arte moderno pueden rastrear su inspiraci¨®n en Rauschenberg", afirma Gary Tinterow, director del departamento de arte moderno y contempor¨¢neo del Metropolitan.
El entusiasmo de este artista por los materiales encontrados y su rechazo hacia la angustia del expresionismo abstracto que dominaba la vanguardia americana a principios de los cincuenta le llevaron a buscar nuevas formas de expresi¨®n. A lo largo de su carrera ha buceado en los espacios donde se encuentran todas las artes, atrevi¨¦ndose tambi¨¦n con la performance, la m¨²sica, la danza y el teatro. Pero fueron sus combinados la primera evidencia clara de su instinto experimentador.
Otra de las obras clave de aquel periodo y que ahora se exhibe en el Metropolitan es Canyon (1959), en la que se puede ver un ¨¢guila negra disecada con las alas en posici¨®n de vuelo saliendo de un lienzo en cuya superficie se mezcla la pintura al ¨®leo, un tubo de esa misma pintura, un coj¨ªn, trozos de papel, folios impresos y reproducciones fotogr¨¢ficas. Esta obra, que pertenece a la galerista Ileana Sonnabend, otra de sus grandes mentoras, no puede venderse fuera de Estados Unidos porque se considerar¨ªa un delito federal: el ¨¢guila del cuadro es una especie protegida y sacarla de Estados Unidos ser¨ªa un crimen.
El periodo dedicado a los combinados concluy¨® oficialmente en 1964 con la obra Golden standard, que cierra la muestra y que el artista cre¨® espec¨ªficamente para la performance de Tokio Veinte preguntas para Bob Rauschenberg. Para entonces ya hab¨ªa conseguido reconocimiento internacional y tras ganar la medalla de oro de la Bienal de Venecia aquel a?o, Rauschenberg cerraba el primero de los muchos periodos creativos que a¨²n hoy caracterizan su obra.
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