Corridas de toros en Canal Sur

Los que nos oponemos a las corridas de toros somos vistos, en ocasiones, como personas con un exceso de sentimentalismo que sufrimos con el padecimiento in¨²til de un animal. Claro est¨¢ que este espect¨¢culo no nos llena de alegr¨ªa. Pero yo rogar¨ªa que se nos considerara desde otro punto de vista: el de personas que entendemos que este espect¨¢culo no enaltece, sino que denigra a todos los que lo presencian y a los que lo promueven o toleran.

Ahora que la Educaci¨®n, con may¨²sculas, est¨¢ tomando un protagonismo esencial en todos los ¨¢mbitos, la cuesti¨®n de permitir el acceso a menores de edad a las corridas es un aspecto que deber¨ªa ser considerado. Cuando se asiste a una sala de cine, se advierte a los potenciales espectadores de la pel¨ªcula aquellos tramos de edad para los que est¨¢ recomendada. Lo mismo ocurre al comienzo de determinados programas televisivos. No veo tales letreros en las plazas de toros. Pero no me extra?a, habida cuenta de la habitual complacencia de las m¨¢s altas instancias pol¨ªticas con las as¨ª llamadas figuras del toreo, monarqu¨ªa incluida. Hay subvenciones p¨²blicas para las escuelas taurinas e, incluso, un proyecto de la Junta para el fomento de la as¨ª llamada cultura taurina de Andaluc¨ªa. Sin comentarios.

La televisi¨®n p¨²blica, la que pagamos todos, tambi¨¦n promueve la afici¨®n al toreo.

Para aquellos que creemos en el necesario perfeccionamiento del ser humano, este tipo de espect¨¢culo deber¨ªa ser abolido.