Crisis galopante
El Madrid, en plena descomposici¨®n, cae ante un Racing diezmado y vuelve a poner al Bernab¨¦u en pie de guerra
El v¨¦rtigo se ha apoderado del Madrid, que contin¨²a su viaje al abismo. Fue derrotado por el Racing, que lleg¨® parcheado, sin apenas titulares, pero con la misma vocaci¨®n que el resto de los equipos. Pasan por el Bernab¨¦u, observan el estado del Madrid y arman el taco. La hinchada no soporta m¨¢s el actual estado de cosas. Abuche¨® a todo el mundo y s¨®lo se distrajo en el ¨²ltimo cuarto de hora, tras el tanto de Ronaldo. El partido entr¨® en una agitaci¨®n emotiva, con algunas ocasiones desperdiciadas por Soldado, y con el Madrid desesperado. Casi tanto como su entrenador, que sabe lo que significa la demagogia. Tir¨® a la basura a Robinho y Baptista -en el banquillo casi toda la noche- para sacar a Soldado y Balboa en la segunda parte. Lo ped¨ªa la gente y L¨®pez Caro consider¨® que no era el momento de hacerse el interesante.
REAL MADRID 1 RACING 2
Real Madrid: Casillas; Diogo, Helguera (Balboa, m. 46), Pav¨®n (Baptista, m. 89), Roberto Carlos; Sergio Ramos, Pablo Garc¨ªa; Beckham, Zidane, Robinho (Soldado, m. 46); y Ronaldo.
Racing: Aouate; Oriol (Neru, m. 69), Morat¨®n, Ayoze, Regragui; Matabuena, Antonio Tom¨¢s (Juanjo, m. 80); Ra¨²l (W. Dalmat, m. 75), Melo, Serrano; y Anto?ito.
Goles: 0-1. M. 21. Ayoze marca de falta directa. 0-2. M. 27. Mano a mano de Melo con Casillas, ¨¦ste despeja con el pie y Melo marca tras el rechace. 1-2. M. 67. Cabezazo de Ronaldo, tras un mal despeje de la defensa.
?rbitro: Turienzo ?lvarez. Amonest¨® a Beckham, Morat¨®n, Pav¨®n, Pablo Garc¨ªa, Matabuena y Aouate.
Unos 55.000 espectadores en el Bernabe¨².
S¨®lo la ingenuidad comprometi¨® la victoria del Racing, equipo en perpetua transici¨®n que se las ingenia para encontrar jugadores de perfil bajo, pero prometedores. El Racing apunta maneras y juega razonablemente bien. Lo hizo en el Camp Nou ante un gran Bar?a y funcion¨® por encima de lo previsto en el Bernab¨¦u. Lleg¨® diezmado, con una alineaci¨®n donde faltaban siete titulares, con varios chicos j¨®venes y algunos veteranos enchufados. Como sucedi¨® con Milosevic, la defensa del Madrid no encontr¨® ant¨ªdoto para detener a Anto?ito y ?scar Serrano, dos delanteros muy curtidos en Primera Divisi¨®n. Dieron tantos problemas al Madrid que durante una hora fue dif¨ªcil pensar en la remontada. El Racing se adelant¨® con dos tantos en el primer tiempo y no se apur¨® hasta el error de Morat¨®n y Matabuena en un largo saque de banda de Roberto Carlos. Se estorbaron y dejaron la pelota en la cabeza de Ronaldo, que marc¨®. Esa jugada inaugur¨® otro partido, el que quer¨ªa un Madrid desesperado, sin juego, con algunas decisiones de L¨®pez Caro que tuvieron un tufillo populista y con la hinchada a medio camino entre la bronca y el apoyo a su equipo en el empuj¨®n final. Era el partido a tumba abierta que conven¨ªa al Madrid. Estuvo a punto del empate en varias ocasiones, entre emociones que, por un momento, obligaron a olvidar las rencillas de la afici¨®n con su equipo. Pero cuando todo termin¨®, qued¨® claro que el Madrid atraviesa una crisis galopante: a 11 puntos del Bar?a, con algunos jugadores se?alados por su entrenador -Robinho y Baptista especialmente- y sin grandes posibilidades de cambiar una din¨¢mica derrotista que comenz¨® hace casi tres a?os. Han pasado cinco entrenadores, no se ha conquistado ning¨²n titulo y las perspectivas son temibles para el equipo.
El Racing tuvo un empaque imprevisto en el primer tiempo. Maquill¨® sus numerosas bajas con un juego bastante sereno. Aprovech¨® perfectamente las concesiones del Madrid, de nuevo atascado en todas las l¨ªneas. Sergio Ramos y Pablo Garc¨ªa se mezclaron tan mal en el medio campo que dejaron pista libre a cualquier rival que se dirig¨ªa al ¨¢rea. Unas veces fue Matabuena. Otras fue Melo, un chico alto, potente, de zancada larga que se encarg¨® de anotar el segundo tanto. Melo interpret¨® bien un contragolpe del Racing, olfate¨® el pase de Anto?ito y pas¨® como un avi¨®n junto a Pablo Garc¨ªa, cuya lentitud qued¨® de nuevo en evidencia.El tanto levant¨® a la gente de sus asientos. Para protestar, por supuesto. La hinchada s¨®lo vive decepciones y no sabe a qui¨¦n dirigir su irritaci¨®n. Se le acaban los culpables en un club que ha entrado en un proceso triturador. Entran y salen t¨¦cnicos. Llegan jugadores que apenas permanecen un a?o en el club. Mientras tanto, la plantilla est¨¢ descompensada -no hay extremos en el primer equipo, ni un sustituto real de Roberto Carlos, ni tampoco de Ronaldo, ni un medio centro de la talla que se espera en el Madrid-, las estrellas envejecen a ojos vista y se aplica una curiosa pol¨ªtica de renovaciones: la defensa del Madrid es pr¨¢cticamente la misma de los ¨²ltimos cinco a?os. Nunca fue la m¨¢s fiable. Ahora tiene cinco a?os m¨¢s.
El partido lo decidi¨® la entereza del Racing en el primer tiempo -s¨®lo cometi¨® tres faltas en el primer tiempo-, la habilidad de Anto?ito ante la pasividad de los centrales del Madridy la velocidad de ?scar Serrano ante el estupefacto Diogo. Tambi¨¦n ayud¨® un tiro libre de Ayoze. Super¨® la barrera y la estirada de Casillas. All¨ª empez¨® el drama del Madrid. Excepto dos intervenciones milagrosas de su portero, el Racing atraves¨® el primer tiempo con la m¨¢xima comodidad. El Madrid, con toda la incomodidad del mundo. Zidane intent¨® manejar el juego, pero no encontr¨® socios a su alrededor. Robinho permanece instalado en la crisis, Ronaldo estuvo ajeno a los acontecimientos hasta los ¨²ltimos momentos del encuentro y Beckham fracas¨®. All¨ª hab¨ªa una buena colecci¨®n de balones de oro frente a un equipo de aluvi¨®n, pero el Racing no se dio por enterado. Estuvo a punto de armar el alboroto en un mano a mano de Serrano con Casillas, pero se complic¨® la vida en el error que precedi¨® al gol de Ronaldo. En el campo estaban los que quer¨ªa la gente -Balboa y Soldado- y en el banquillo los que despiertan sospechas en el personal: Robinho y Baptista. El t¨¦cnico entreg¨® las dos cabezas a la hinchada. El hombre quer¨ªa salvarse. Lo tendr¨¢ dif¨ªcil. Se le ha confirmado en el cargo esta semana. Lo mismo se dijo de Luxemburgo apenas seis d¨ªas antes de su despido. En el Madrid todo es v¨¦rtigo. Mal v¨¦rtigo, por cierto.
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