Los dos mundos de Beckham
Beckham vive en dos mundos. Uno est¨¢ del otro lado de la pantalla, el otro, sobre la hierba que pisa. El primer Beckham coincidi¨® ayer en el Bernab¨¦u con el segundo. Al primero se le vio en la pantalla gigante del estadio, haciendo un anuncio. Aparec¨ªa suspendido en el vac¨ªo sobre un carril de acero por el que corr¨ªa en perfecto equilibrio, con un bal¨®n con forma de bala de ca?¨®n atado al pie, superando rivales con acrobacias propias de gimnasta, o propias de Ronaldinho. En el campo, contra el Racing, el escenario era m¨¢s simple. Hab¨ªa un prado bien firme en la tierra, delimitado por cuatro rayas de cal. En este decorado Beckham no ten¨ªa la pelota. La ped¨ªa con insistencia, eso s¨ª. Se pegaba a la banda y levantaba los brazos para que el p¨²blico viera que quer¨ªa bal¨®n. Se mostraba. Se exhib¨ªa molesto. Hac¨ªa gestos recriminando a sus compa?eros porque no le daban la pelota. Al mismo tiempo se alejaba de las jugadas. Y cuando recib¨ªa el bal¨®n, si pod¨ªa controlarlo, lo pasaba en largo, generalmente sin fortuna para el receptor.
Si hay algo que siempre coincide en los dos mundos de Beckham es que siempre juega. El banquillo no est¨¢ hecho para jugadores como ¨¦l. Plantearse algo as¨ª es perjudicial para el puesto de trabajo del entrenador de turno. Camacho y Garc¨ªa Rem¨®n dejaron el Madrid tras descartar al ingl¨¦s. L¨®pez Caro, con buen ojo pol¨ªtico, movi¨® el banquillo en el descanso sin tocar al ingl¨¦s: para poner a Soldado y a Balboa quit¨® a Helguera y a Robinho. Baptista, uno de los fichajes m¨¢s destacados del pasado verano, por quien el Madrid pag¨® 25 millones, permaneci¨® sentado hasta que sali¨® a jugar. Quedaba un minuto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.