Bille August viaja al corredor de Oklahoma en 'Sentencia de muerte'
El director dan¨¦s sit¨²a su nueva pel¨ªcula en el Estado con penas m¨¢s duras de EE UU
Cuando el peque?o protagonista de Pelle el Conquistador se largaba de su pa¨ªs fr¨ªo y hostil hacia la tierra de promisi¨®n, seguramente no pens¨® que el futuro fuera tan negro como el de los personajes de Sentencia de muerte, la pel¨ªcula que Bille August, director de ambas, present¨® ayer en Madrid. El cineasta dan¨¦s ha viajado hasta Oklahoma, "el Estado con penas m¨¢s duras para los criminales", para rodar este drama de intriga protagonizado por Connie Nielsen y Aidan Quinn, en el que ha tratado de reflejar la angustia y la fragilidad de una mujer condenada al abismo.
No es negra ni hispana, "como el 95% de los condenados a muerte en Estados Unidos, que son los perdedores, los que no interesan a nadie", dice Bille August (Brede, Dinamarca, 1948). Tampoco cuadra con el estereotipo de la marginaci¨®n, y posee una sensualidad que contagia al otro lado de las rejas y que utiliza como escape a su propia desgracia. Puede que sea lo ¨²nico que le queda lejos del patetismo a Charlotte Cory (Connie Nielsen), que espera su sentencia de muerte tratando de aceptar el final despu¨¦s de haber sido juzgada por el asesinato de una ni?a.
Se desahoga con Frank Nietzche (Aidan Quinn), en quien conf¨ªa porque no sabe que es parte del circo de la muerte en EE UU. ?l es un abogado en horas bajas que ahora se cartea con presos del corredor y vende la correspondencia a los peri¨®dicos, que pueden pagar hasta 800.000 d¨®lares por el material. "No s¨¦ si habr¨¢ m¨¢s gente que lo hace, pero nosotros nos basamos en un personaje que s¨ª lo practic¨®", afirma el director de cine.
Ese negocio, el de los ventajistas de desgracias ajenas, desde los peces gordos a los vendedores de salchichas a las puertas de la c¨¢rcel, para alimentar la inquina de los que piden sangre y la solidaridad de quienes exigen perd¨®n con pancartas, aparece con todo detalle en Sentencia de muerte, que en Espa?a se podr¨¢ ver a partir del 5 de enero y que todav¨ªa no se ha estrenado en Estados Unidos, "un pa¨ªs en el que el 70% de la poblaci¨®n est¨¢ a favor de la pena de muerte", dice August.
"Nosotros, desde Europa, no lo entendemos, tenemos un sistema penitenciario pensado para reinsertar al criminal, no para castigarlo sin salida", afirma el director de Las mejores intenciones, Los miserables o La casa de los esp¨ªritus. No entiende tampoco lo que ha visto en Oklahoma, "el Estado con penas m¨¢s duras para los criminales porque era un lugar donde iban a esconderse". Menos que se alimente el odio con odio. "A los ni?os de ese Estado les llevan al corredor y les dicen: 'Si os port¨¢is mal pod¨¦is acabar ah¨ª', y despu¨¦s les dan un paseo por la comisar¨ªa y les dejan coger armas".
Dif¨ªcil de entender, ciertamente, para las mentalidades civilizadas, y dif¨ªcil de combatir todav¨ªa, cuando hay una elecci¨®n en juego y cuando Estados Unidos es m¨¢s que nunca un pa¨ªs que se siente acorralado. "El 11 de septiembre para el ciudadano de Estados Unidos es una de las cosas que siempre ha temido. Es como esa familia que vive en una casa aislada en el campo y llegan los malos a atacarlos. Ellos sienten que su pa¨ªs est¨¢ en esa situaci¨®n, que es una casa en peligro, y se sienten acosados y con derecho a defenderse, es decir, a invadir Irak", cuenta August.
Tampoco quiere apretar mucho los tornillos contra el pa¨ªs que le ha acogido para dirigir algunas de sus pel¨ªculas. "Siempre ser¨¦ un extranjero para esa industria, como Milos Forman, que lleva d¨¦cadas haciendo cine all¨ª, pero que sigue siendo extranjero", dice. Pero de ninguna manera quiere que le confundan con esos otros europeos que hacen m¨¢s m¨¦ritos patri¨®ticos que si hubieran nacido en el coraz¨®n de la Am¨¦rica profunda. Para ejemplos: Roland Emerich, alem¨¢n autor de Independence Day, o Wolfgang Petersen, que dirigi¨® ese petardo de Air Force One. "A tanto no quiero llegar".
Tampoco se va a traumatizar por ser el ¨²nico director dan¨¦s conocido hoy en el mundo que no pertenece al Dogma. "Ya hice mi Dogma, cuando sal¨ªamos de la escuela de cine en 1973 acababan de salir esas c¨¢maras que se pod¨ªan mover al hombro y todos hicimos nuestro Dogma".
?l prefiere que se le recuerde como director de pel¨ªculas como Las mejores intenciones, que rod¨® con gui¨®n de Ingmar Bergman, basada en la historia de sus padres. "Fue la experiencia m¨¢s grande como cineasta que he tenido en mi vida. Segu¨ª en contacto con ¨¦l, pero ya no nos vemos, se ha encerrado en su isla y no quiere ver a nadie".
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