Barcelona aprueba la ordenanza de civismo con reproches cruzados entre ERC e ICV

Barcelona empezar¨¢ el a?o 2006 con una nueva ordenanza de civismo y convivencia. La norma fue aprobada ayer en el ¨²ltimo plenario del consistorio y se hizo dejando en evidencia la divisi¨®n del tripartito municipal. La ordenanza fue votada por el PSC, Esquerra Republicana y Converg¨¨ncia i Uni¨®, mientras que el PP se abstuvo e Iniciativa per Catalunya (ICV-EUiA) vot¨® en contra. Este posicionamiento que tambi¨¦n se reflej¨® en los reproches que se lanzaron Esquerra y la formaci¨®n ecosocialista, y en las cr¨ªticas en los bancos de la oposici¨®n a la divisi¨®n del tripartito en un asunto de calado.

"En un gobierno de coalici¨®n ninguno consigue imponer sus tesis al cien por cien. Hay que renunciar. Todos hacemos lo que podemos y eso supone intentar buscar soluciones a los problemas reales". La afirmaci¨®n de Jordi Portabella (ERC), segundo teniente de alcalde, estaba dirigida a las filas de ICV. Concretamente a la presidenta de la formaci¨®n, Imma Mayol, que en su intervenci¨®n explic¨® el no a la ordenanza aduciendo que no responde a los criterios de su formaci¨®n, que se opone totalmente a que problemas sociales, como la mendicidad y la prostituci¨®n, se incluyan en una ordenanza de civismo. "La mendicidad agresiva ya est¨¢ regulada por el C¨®digo Penal y hay que aplicar esa norma tambi¨¦n a las redes de prostituci¨®n. Claro que hay situaciones de conflicto como la que se produce en Sant Antoni, pero hay que ir contra las mafias con el C¨®digo Penal", sostuvo Mayol, quien a?adi¨® que, en su opini¨®n, en el caso de Sant Antoni se tiene en cuenta especialmente a los comerciantes molestos por la presencia de las prostitutas a cualquier hora del d¨ªa y bastante masiva. La l¨ªder ecosocialista insisti¨® en que el posicionamiento de su grupo es "cuesti¨®n de ideolog¨ªa".

En la presentaci¨®n de la nueva ordenanza, un texto de 102 art¨ªculos que entrar¨¢ en vigor hacia la segunda quincena de enero, la regidora de Participaci¨®n, Assumpta Escarp, que ha llevado el peso de la elaboraci¨®n y la negociaci¨®n, defendi¨® que la ordenanza es una norma de "convivencia, no de civismo", que responde a las reclamaciones "y reiteradas quejas que hacen los ciudadanos" . Escarp subray¨® el esfuerzo negociador y lament¨® que la ordenanza no se aprobara por una "mayor¨ªa en la que nadie quedara excluido". La edil socialista no evito replicar a Mayol: "La ideolog¨ªa tambi¨¦n es no esconderse de los problemas reales porque los valores en pol¨ªtica los tenemos todos". Al cerrar el debate, el alcalde de Barcelona,Joan Clos, se refiri¨® a la "obligaci¨®n que tenemos de afrontar los problemas de la convivencia". "Y con esta ordenanza nos hemos mojado", a?adi¨®; "no es una varita m¨¢gica, pero es novedosa porque utilizamos el derecho administrativo como medida preventiva, porque todos sabemos que la intervenci¨®n del penal suele ser demasiado tard¨ªa". No obstante, afirm¨® que lo importante ser¨¢ el resultado de su aplicaci¨®n, "y si hay que cambiar algo, pues lo corregiremos", agreg¨®.

En los bancos de la oposici¨®n, la actitud fue de apoyo a la ordenanza como un instrumento que debe poner freno al deterioro del espacio p¨²blico y de la convivencia sufrido en el ¨²ltimo a?o. Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz (PP) reconoci¨® que es un primer paso -de ah¨ª su abstenci¨®n-, pero reclam¨® m¨¢s: "Tolerancia cero". Xavier Trias (CiU) afirm¨® que la ordenanza no tiene ideolog¨ªa: "No son normas ni de izquierdas ni de derechas, son de todos". Tras expresar su total apoyo al texto, pas¨® a criticar la divisi¨®n del tripartito: "Es una l¨¢stima que ustedes internamente no sean capaces de hacer un ejercicio de responsabilidad".

La ordenanza, que supone una dotaci¨®n extra de 28 millones de euros en el presupuesto de 2006 para su aplicaci¨®n, es una actualizaci¨®n y ampliaci¨®n de las anteriores, mucho m¨¢s detallada en cuanto a las infracciones que perseguir y las conductas que perturban la convivencia. Aplica el dercho administrativo, introduce medidas alternativas a sanciones -sobre todo en infracciones cometidas por menores- y regula, por primera vez, determinados casos de prostituci¨®n callejera.

?stos son algunos aspectos destacables de la ordenanza.

- Prostituci¨®n.

La normativa acota el ejercicio de la prostituci¨®n callejera cuando suponga una invasi¨®n del espacio p¨²blico, una limitaci¨®n a otros usos. Algo as¨ª como un apoderamiento. Y la proh¨ªbe a menos de 200 metros de los colegios, para lo que prev¨¦ sanciones -a cliente y prostituta- de 750 euros. Introduce la atenci¨®n social mediante un plan integral destinado a las mujeres que quieran abandonar la profesi¨®n.

- Mendicidad. La mendicidad que suponga coacci¨®n, como la de los limpiacristales de los sem¨¢foros, tambi¨¦n ser¨¢ sancionada con multas de entre 750 y 1500 euros. La causa de la pol¨¦mica que se abri¨® en este cap¨ªtulo, y tambi¨¦n en el de la prostituci¨®n, es que para algunos supon¨ªa la represi¨®n de los m¨¢s d¨¦biles. Debido a ello, el articulado final especifica que las sanciones a la mendicidad se aplicar¨¢n en los casos de coacci¨®n o acoso y cuando se utilice a ni?os, y que la indigencia de ra¨ªz social ser¨¢ atendida por los servicios sociales.

- Bebidas alcoh¨®licas. La ordenanza intenta poner freno al botell¨®n e introduce sanciones si se perturba la convivencia o si se utilizan envases de vidrio o latas. Las sanciones pueden ir de 30 a 1.500 euros.

- Juegos de apuestas. El juego del trile -m¨¢s bien una estafa-queda prohibido y se sanciona con multas de 1.500 a 3.000 euros.

- Orinar en la calle. Puede suponer una sanci¨®n de entre 300 y 1.500 euros.

- Juegos acrob¨¢ticos. Tambi¨¦n ha sido un punto de especial fricci¨®n entre la postura de buscar una autorregulaci¨®n (ICV) y la del resto de las formaciones, partidarias de sancionarlos si se apoderan del espacio p¨²blico y molestan. Las multas oscilan entre 750 y 1.500 euros, y son extensibles a las acrobacias con patines, monopatines y bicicletas.

- Venta ambulante. Quien compre o venda productos del top manta podr¨¢ ser sancionado con 500 euros.