Las astillas de Guadalajara
El dolor de los familiares de los muertos en el incendio y los trabajos en el monte delatan unos ¨¢nimos crispados cinco meses despu¨¦s
El monte ha empezado a quedar reducido a astillas y el dolor por los 11 muertos miembros del ret¨¦n contra incendios empieza a astillarse tambi¨¦n. Las m¨¢quinas de la empresa p¨²blica Tragsa ya han empezado a talar los ¨¢rboles quemados; y las familias de las v¨ªctimas, "hartas de tanta hipocres¨ªa pol¨ªtica y tanto olvido", han salido a las calle. Los restos del incendio, que arras¨® 13.000 hect¨¢reas de monte en Guadalajara este verano, despiertan a los fantasmas que rodearon la tragedia humana y ecol¨®gica m¨¢s grande de la historia de esa provincia, cinco meses despu¨¦s.
"Nos hemos visto obligados a optar por la v¨ªa judicial porque la comisi¨®n de investigaci¨®n fue una pantomima. ?C¨®mo es posible que, si se quer¨ªa averiguar lo que pas¨® y que cada cual asumiera sus responsabilidades, se desestimaran las opiniones de los miembros y coordinadores de los retenes o de los pilotos de los hidroaviones y, sin embargo, fueran cruciales las de un t¨¦cnico ambiental de Coimbra (Portugal) que, por mucha teor¨ªa que sepa, no estuvo all¨ª?". Habla David Nuevo, miembro de un ret¨¦n y novio de la ¨²nica mujer que muri¨® aquel 17 de julio. "Al menos el juez les est¨¢ llamando a declarar", dice.
Los ¨¢nimos est¨¢n crispados en los dos flancos. Las familias se niegan a aceptar que "casi todo fue culpa del viento" que arreci¨® aquel fin de semana, y el pasado s¨¢bado convocaron una manifestaci¨®n-homenaje en Guadalajara a la que asistieron miles de personas y algunos l¨ªderes pol¨ªticos del Partido Popular. Y los alcaldes de los municipios est¨¢n afanados en c¨¢lculos econ¨®micos que les permitan sacar la m¨¢xima rentabilidad econ¨®mica a la madera de los pinos de sus t¨¦rminos municipales.
Unos a la espera de un juicio que "haga justicia" y otros a la espera de una valoraci¨®n justa de la que era su riqueza natural, y que el pr¨®ximo d¨ªa 29 la Consejer¨ªa de Medio Ambiente adjudicar¨¢ por concurso a distintas empresas para su explotaci¨®n. Entre tanto, la Administraci¨®n ya ha pagado todas las indemnizaciones (unos 350.000 euros por familia) y ha aprobado medidas para mejorar los recursos y la situaci¨®n laboral de los trabajadores forestales. Y Tragsa ya tala ¨¢rboles all¨ª donde las dificultades orogr¨¢ficas encarecen tanto la saca de madera que no es rentable para ninguna empresa. El paisaje de los ¨¢rboles quemados es ya, en muchas zonas, el de un desierto con montones de troncos apilados. En el pinar hay un silencio sobrecogedor y un zumbido lejano de las m¨¢quinas que trabajan en la zona. "Est¨¢ irreconocible. Yo ya me desoriento en el monte", dice Oscar Gal¨¢n, alcalde de Santa Mar¨ªa del Espino.
Todos los afectados se quejan de que el asunto se ha politizado demasiado. Las familias, porque se sienten solas: "Ni derecha, ni izquierda, ni sindicatos ni ecologistas. La manifestaci¨®n la convocamos nosotros. Nos gastamos el dinero de nuestro bolsillo para hacer los carteles que pegaron las madres viudas con sus hijos. Queremos que, de una vez, se sepa lo que fall¨®, la falta de coordinaci¨®n que hubo, la falta de preparaci¨®n de los retenes, los pilotos que no sab¨ªan de d¨®nde coger y ad¨®nde echar el agua, la falta de medios... La p¨¦rdida de nuestros familiares debe servir para que no se repita y, en cambio, seguimos con los mismos jefes y los mismo medios, y eso s¨ª acojona", a?ade David.
Los alcaldes creen que "la politizaci¨®n" ha dividido. "Estuvimos unidos contra el incendio y ahora los ciudadanos se nos vuelven en contra. No hay d¨ªa que no tenga que defender a la Administraci¨®n en el bar, y pago una ronda y ya no me la devuelven", dice Jos¨¦ Luis Samper (PSOE), alcalde de Riba de Saelices, donde empez¨® el incendio del que a¨²n quedan muchas astillas.
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