Los iraqu¨ªes temen la retirada
Los ciudadanos se oponen a la presencia de las fuerzas extranjeras pero temen que con su salida aumente a¨²n m¨¢s la inseguridad
"Los soldados americanos estar¨ªan mejor fuera de las ciudades", dice An¨¢s S., un ¨¢rabe sun¨ª que se opuso a la intervenci¨®n estadounidense en Irak y hasta ahora hab¨ªa boicoteado el proceso pol¨ªtico. Su opini¨®n revela una de las m¨¢s dolorosas contradicciones en la que est¨¢n atrapados los iraqu¨ªes. Aunque la mayor¨ªa de su comunidad ha visto en las elecciones del pasado d¨ªa 15 un paso hacia la salida de las tropas, muchos iraqu¨ªes revelan en privado su temor a que los estadounidenses se vayan.
En una encuesta realizada por varios medios internacionales en v¨ªspera de las elecciones, apenas un 10% de los iraqu¨ªes cit¨® la salida de las fuerzas extranjeras como su principal prioridad, frente al 57% que mencion¨® la seguridad. Aunque el 65% se opone a su presencia, s¨®lo un 26% desea que su retirada sea inmediata, en tanto que un 31% pide que lo hagan cuando mejore la seguridad, un 19% cuando haya un nuevo Gobierno y un 16% cuando las fuerzas iraqu¨ªes est¨¦n preparadas.
"Quiero que se vayan hoy mismo, no me interprete mal, pero es un sue?o, porque sin ellos carecemos de un poder real para controlar el pa¨ªs", admite un ingeniero que en los ochenta trabaj¨® para el Ej¨¦rcito de Sadam y ahora desconf¨ªa de las intenciones de EE UU. "Es una contradicci¨®n, lo reconozco, por un lado les necesitamos para que nos den seguridad y por otro no queremos que est¨¦n porque son la causa de lo que ocurre", explica.
Como muchos otros habitantes del tri¨¢ngulo sun¨ª, Mahmud, un residente de Ramadi, considera imprescindible esa retirada para recuperar la normalidad. Pero conscientes de su inferioridad num¨¦rica y pol¨ªtica frente a los chi¨ªes, muchos sun¨ªes empiezan a ver la presencia de las tropas de EE UU como una protecci¨®n.
"Al menos mantienen el pa¨ªs unido, porque en el momento que se retiren, los kurdos van a ser independientes en el norte y los chi¨ªes van a querer lo mismo en el sur", lamenta An¨¢s. De ah¨ª su deseo de que los estadounidenses desaparezcan de la vista en las ciudades, pero sigan ejerciendo un poder moderador. "Desde el punto de vista psicol¨®gico, necesitamos normalidad y ver los soldados patrullando por las calles, no es normal", resume.
Poco a poco, incluso los pol¨ªticos sun¨ªes est¨¢n aceptando esa realidad. Hace unos d¨ªas en un debate en la cadena Al Arabiya, Tariq al Hashimi, el secretario general del Partido Isl¨¢mico de Irak (sun¨ª), coincidi¨® con el ex primer ministro Ayad Alaui y con el l¨ªder kurdo Masud Barzani, en que una r¨¢pida retirada de las tropas extranjeras sumir¨ªa Irak en el caos. Los tres discreparon, sin embargo, en el car¨¢cter de esta presencia. Mientras Barzani habl¨® de "fuerzas de liberaci¨®n", Al Hashimi las calific¨® de "ocupantes". Hasta ahora, esos sentimientos contradictorios se encontraban sobre todo entre los chi¨ªes. Abdulhadi Husein, un empleado p¨²blico originario de Basora que vivi¨® la llegada del Ej¨¦rcito estadounidense como una liberaci¨®n, siempre reconoci¨® que el paisaje de pel¨ªcula b¨¦lica en que los soldados convirtieron su pa¨ªs "no es lo ideal". "A nadie le gusta ver patrullas pasando por delante de su casa, pero despu¨¦s de lo que hemos pasado con Sadam, al menos sabemos que esto es s¨®lo temporal", asegura.
La perspectiva de que la seguridad pase a manos de las milicias de la Asamblea Suprema para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak o de M¨²qtada al S¨¢der preocupa tanto o m¨¢s que la insurgencia a los chi¨ªes laicos y urbanos. Sin embargo, muchos seguidores de ambos grupos consideran que es su responsabilidad y su deber sustituir a las fuerzas extranjeras. Pero mientras siguen desconfiando unos de otros, los extranjeros sirven de escudo y de diana.
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