Olimpiada y guerra
Armengol, protagonista de esta obra de Miguel Murillo, premio Lope de Vega 2002, es un utopista. Un preparador deportivo que llega a Badajoz en los a?os treinta, monta un gimnasio y da clases gratuitas a chavales sin medios: quiere formar atletas. Para pagar el alquiler del local, organiza bailes los domingos. El autor no dice que sea de origen catal¨¢n, pero el apellido le delata. Nadie le conoce a fondo, ni siquiera Marina, mujer del arrendatario, con quien tiene un flirt. Es un seductor nato. Consigue lo que quiere: que los padres liberen de trabajo a sus hijos, que las mujeres llenen el baile.
Al subir el tel¨®n, Armengol est¨¢ arrestado en su gimnasio y Marina le visita. Hay un legionario en la puerta. Fuera, en el hall del teatro, suena un pasodoble interpretado por una banda. Es agosto de 1936 y el entonces teniente coronel Yag¨¹e acaba de tomar Badajoz al frente de 8.000 regulares marroqu¨ªes. Despu¨¦s, comienza la represi¨®n, de la que fueron testigos varios corresponsales extranjeros. Hubo ejecuciones. ?Cu¨¢ntas? Preguntado por John T. Whitaker, el propio Yag¨¹e, cuyo nombre llevan hoy calles y hospitales, respondi¨®: "Naturalmente que los hemos matado. ?Iba a llevar a cuatro mil prisioneros teniendo que avanzar contra reloj? ?O iba a dejarlos en la retaguardia para que Badajoz fuera roja otra vez?".
Armengol
De Miguel Murillo. Int¨¦rpretes: Pepe Viyuela, Rosa Renom, Nacho Aldeguer, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, Jos¨¦ Vicente Moir¨®n, Miguel Foronda. M¨²sica: Arnau Vila. Iluminaci¨®n: Juanjo Llorens. Escenograf¨ªa: Ana Garay. Direcci¨®n: Esteve Ferrer. Madrid. Teatro Espa?ol. Hasta el 29 de enero.
Tel¨®n de fondo
Cuento este episodio porque sirve de tel¨®n de fondo, y porque se ha negado mil veces. Esa banda que toca alegremente entre cajas y por los pasillos del teatro, para emerger en la escena final, celebra la victoria. Un periodista escribi¨® que las ejecuciones fueron una fiesta, y Murillo parece compartir su tesis.
Armengol avanza a base de flash backs, y con ayuda de un narrador. Mientras, el protagonista vende utop¨ªas, un joven atleta cuenta sus peripecias en la Olimpiada de los Pueblos Libres, que iba a comenzar en Barcelona el d¨ªa del alzamiento militar.
La historia y su protagonista son atractivos: tiene, entre otros valores, el de hacer memoria de hechos recientes no muy conocidos, y controvertidos. Le falta punta en el segundo acto, camina hacia un final anunciado. Esteve Ferrer, el director, le a?ade teatralidad: mete en escena al narrador (en off en el original), cambia un mon¨®logo de sitio, pone en manos del oficial el jarro de agua que despierta al legionario noqueado por Armengol...
Lo que le sucede al personaje interpretado por Pepe Viyuela no es por motivos pol¨ªticos: abofete¨® y ret¨® a duelo a un militar, que ve llegado el momento de cobrarse la afrenta. Viyuela tiene estampa de preparador f¨ªsico, y un punto inquietante que le va al personaje. La escena cumbre se beneficiar¨ªa si ¨¦l y Rosa Renom tuvieran m¨¢s qu¨ªmica.
Babelia
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