Asimetr¨ªas econ¨®micas
En los ¨²ltimos d¨ªas se han divulgado informaciones econ¨®micas que muestran una manifiesta asimetr¨ªa entre lo que rezan los indicadores y la confianza de los ciudadanos. Muy probablemente esa aparente inconsistencia tenga que ver, en primer lugar, con el desigual aprovechamiento de las rentas del trabajo y de los beneficios de la bonanza econ¨®mica espa?ola; y de forma no menos importante con la sensaci¨®n de agotamiento de un patr¨®n de crecimiento vulnerable.
La econom¨ªa espa?ola sigue dando muestras de una gran vitalidad, prolongando esa virtuosa coexistencia de la expansi¨®n del valor de la producci¨®n de bienes y servicios y a la vez del empleo. Tras un crecimiento del 3,5% en el tercer trimestre, el Banco de Espa?a anticipa para el ¨²ltimo tramo del a?o un ritmo muy ligeramente inferior a ¨¦se. El vicepresidente Solbes, en la actualizaci¨®n del cuadro macroecon¨®mico del Gobierno, lo situaba ayer en un 3,4% para el conjunto del a?o, con un super¨¢vit de un 1% del PIB para el conjunto de las administraciones p¨²blicas. A la prolongaci¨®n de esta fase de crecimiento est¨¢ contribuyendo la moderaci¨®n de los salarios y el mantenimiento del precio del dinero en t¨¦rminos hist¨®ricamente reducidos.
Pero la continuidad de semejante cuadro puede estar condicionada por la menor complicidad de los tipos de inter¨¦s, por el gradual agotamiento de la construcci¨®n residencial y los menores incrementos en los precios de los activos inmobiliarios. Y ¨¦sa parece ser la percepci¨®n dominante detr¨¢s de la d¨¦bil confianza con que los espa?oles contemplan el futuro. Esta percepci¨®n, con niveles de endeudamiento elevados y tipos de inter¨¦s al alza, puede condicionar las decisiones de gasto de las familias y, en todo caso, sus estados de ¨¢nimo. La erosi¨®n de las rentas salariales producida por una tasa de inflaci¨®n relativamente elevada -el a?o concluir¨¢ en el 3,8%- , es otro de los elementos que contribuyen a debilitar la confianza.
La realidad en 2006, sin embargo, puede no ser tan adversa como reflejan esos indicadores subjetivos si se concretan cuanto antes las reformas enunciadas por el Gobierno. Si fuera as¨ª, no s¨®lo se equilibrar¨ªa el crecimiento, sino que se transmitir¨ªa a la opini¨®n p¨²blica la se?al de que el Ejecutivo es consciente de que esta fiesta inmobiliaria no va a continuar indefinidamente. Se trata, en definitiva, de reducir esa otra asimetr¨ªa, no menos expl¨ªcita, entre el tama?o de la econom¨ªa espa?ola, merecedora efectivamente de incorporarse al G 8, y su eficiencia o modernizaci¨®n tecnol¨®gica, m¨¢s cercana a la de algunos pa¨ªses en desarrollo.
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