La energ¨ªa, arma pol¨ªtica de Putin
Rusia intenta conservar su influencia en los pa¨ªses d¨ªscolos de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica
La guerra del gas muestra que tras las declaraciones rusas de querer consolidar la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que surgi¨® despu¨¦s de la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, est¨¢n en realidad los deseos de meter en cintura a los pa¨ªses d¨ªscolos del que era su patio trasero y utilizar cualquier instrumento a su alcance para tratar de ponerlos de rodillas. El primer blanco de esta pol¨ªtica de mano dura ha sido Ucrania, que con sus casi 50 millones de habitantes es el pa¨ªs m¨¢s importante despu¨¦s de Rusia en la CEI.
Rusia, desde un comienzo, ha seguido atentamente el desarrollo pol¨ªtico de Ucrania, pa¨ªs eslavo vecino con el que tiene much¨ªsimos a?os de historia y cultura comunes. Adem¨¢s, Crimea y las provincias industriales del este de Ucrania son mayoritariamente rusohablantes; los inversores rusos tienen intereses en la econom¨ªa de ese pa¨ªs y la base de la flota del mar Negro rusa se encuentra en el puerto ucranio de Sebastopol. Por ¨²ltimo, el Kremlin utiliza en Ucrania dos radares que deben avisarle a tiempo en caso de un ataque nuclear, y componentes de m¨¢s de cien misiles intercontinentales rusos siguen fabric¨¢ndose all¨ª.
Si a esto agregamos el lugar estrat¨¦gico que ocupa Ucrania, se comprender¨¢ la importancia que Mosc¨² dio a las elecciones presidenciales de finales de 2004 en ese pa¨ªs. En juego estaba si el nuevo presidente ser¨ªa el ex primer ministro V¨ªctor Yanuk¨®vich, representante de las regiones rusohablantes que deseaba una mayor integraci¨®n con Rusia, o V¨ªctor Y¨²shenko, que tambi¨¦n hab¨ªa encabezado el Gobierno y que, unido con los nacionalistas, propiciaba un alejamiento de la ¨®rbita de Mosc¨² y una pol¨ªtica pro occidental con vistas a poder ingresar en la UE y en la OTAN.
Un aut¨¦ntico ej¨¦rcito de polit¨®logos y expertos rusos se desplaz¨® a Ucrania para ayudar en la campa?a de Yanuk¨®vich. M¨¢s a¨²n, en una intervenci¨®n sin precedentes, el presidente Vlad¨ªmir Putin viaj¨® a Ucrania en dos oportunidades durante la batalla electoral para dar su apoyo al representante de las regiones rusohablantes. Todo en vano. Ni siquiera las falsificaciones -pan cotidiano de los comicios rusos- pudieron impedir la revoluci¨®n naranja que llev¨® al poder a Y¨²shenko.
El nuevo presidente no s¨®lo comenz¨® a aplicar una pol¨ªtica occidental, sino que despert¨® la furia de Mosc¨² al crear, junto con Georgia y Moldavia, un frente democr¨¢tico que el Kremlin ve¨ªa como antirruso. Unidos a los pa¨ªses b¨¢lticos, pod¨ªan formar un cord¨®n sanitario en las fronteras de Rusia con Europa. Tampoco pod¨ªan gustar a Mosc¨² las insistentes declaraciones de diversos dirigentes ucranios sobre la necesidad de impulsar la toma de medidas que aceleraran un futuro ingreso en la OTAN.
Harta del comportamiento desafiante de Ucrania, Rusia decidi¨® actuar y golpear econ¨®micamente a su vecino. A las restricciones y barreras arancelarias impuestas a productos provenientes de Ucrania, Rusia sum¨® su arma m¨¢s poderosa, el gas, y se propuso ahogar energ¨¦ticamente al pa¨ªs rebelde. Para ello los dirigentes de Gazprom no dudaron en realizar un viaje rel¨¢mpago a Turkmenist¨¢n y firmar un contrato que les permitiera afirmar que todo el gas que ahora llega de ese pa¨ªs centroasi¨¢tico est¨¢ destinado a Rusia. As¨ª, el Kremlim pod¨ªa cerrar no s¨®lo el grifo del gas ruso, sino tambi¨¦n del turkmeno, que es el que Ucrania m¨¢s consume.
Mosc¨² cre¨ªa que en esta disputa iba a tener el apoyo de Europa y de Occidente en general, lo que le permitir¨ªa o poner de rodillas al r¨¦gimen de Y¨²shenko o influir, gracias a la crisis energ¨¦tica que se desatar¨ªa, en la pol¨ªtica interior de Ucrania para garantizar la victoria de la oposici¨®n, liderada por Yanuk¨®vich, en las parlamentarias de marzo pr¨®ximo. El favorito del Kremlin se convertir¨ªa as¨ª en primer ministro, cargo que, seg¨²n la reforma constitucional entrada en vigor, pasa a ser el m¨¢s importante del pa¨ªs. Entonces Rusia podr¨ªa mostrarse magn¨¢nima y acceder a un precio del gas que fuera razonable para Ucrania.
Los objetivos del Kremlin no est¨¢n siendo alcanzados, al menos de momento. Ucrania ha seguido usando el gas; Gazprom, para no da?ar la reputaci¨®n de Rusia como socio fiable, ha tenido que bombear m¨¢s combustible para cumplir sus compromisos con los pa¨ªses europeos, y Occidente no ha apoyado a Mosc¨². M¨¢s a¨²n, la imagen de Rusia ha empeorado y con sus acciones est¨¢ ayudando a cavar la tumba de la CEI.
Ayer por la tarde surgi¨® la esperanza de que se pueda llegar por lo menos a una tregua en la guerra del gas. La delegaci¨®n ucrania viaj¨® a Mosc¨² para reanudar las negociaciones. Veremos si Rusia acepta ahora vender ese vital producto a menos de 230 d¨®lares (194,58 euros) por 1.000 metros c¨²bicos, tarifa que quintuplica la anterior y que ha sido calificada por Y¨²shenko de "inaceptable" y de "provocaci¨®n".
V¨ªctor Jristenko, ministro de Industria y Energ¨ªa de Rusia, se?al¨® ayer que hab¨ªa que "dejar de politizar la situaci¨®n", cosa que, seg¨²n Mosc¨², est¨¢ haciendo Ucrania. Al mismo tiempo, acus¨® a Kiev de querer demostrar, "utilizando su factor de tr¨¢nsito" del gas ruso, que es "el pa¨ªs m¨¢s importante y con m¨¢s perspectivas como posible miembro de la UE y de la OTAN".
Para Jristenko, la pol¨ªtica interna est¨¢ dictando la posici¨®n de Kiev en el tema del gas. "Lo principal en las negociaciones no son los precios de mercado ni las condiciones de tr¨¢nsito, sino los acontencimientos pol¨ªticos que se avecinan" en Ucrania. Es decir, las elecciones parlamentarios de marzo.
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