Donaci¨®n de solidaridad
Si Arist¨®teles nos ense?¨® que el gesto m¨¢s sublime del esp¨ªritu frente a la vida es la nostalgia, yo a?ado que el del coraz¨®n frente a la muerte es el de la solidaridad. No de otra manera puede entenderse el ejercicio de generosidad que unos padres -que acaban de perder a un hijo de 17 a?os en un accidente de motocicleta- realizan al donar todos los ¨®rganos de su hijo fallecido para que con ellos se produzca una explosi¨®n de vida en personas que est¨¢n necesitadas de la solidaridad.
Y adem¨¢s, con una rabia triste a?adida a su pena: la de no poder procurar vista a personas que necesitaban de unas c¨®rneas, pues el impacto que recibi¨® el joven destroz¨® esta posibilidad. No llevaba casco. Los nombres no importan, el gesto es noble y sobrehumano.
Demuestra hasta qu¨¦ punto pueden ser descomunales los sentimientos de altruismo de las personas. Anonimato frente a solidaridad absoluta, para facilitar un trasplante m¨²ltiple. Un gran equipo multidisciplinar de m¨¦dicos llev¨® con ¨¦xito las operaciones. Pensarlo horada el sufrimiento, pero una muerte, a pesar del contrasentido, propaga m¨¢s vida. Es terrible. Cuando se produce un fatal desenlace debemos anteponer el sentimiento solidario al dolor inquebrantable.
El 18 de diciembre, rememoramos las donaciones de ¨®rganos, haci¨¦ndose una llamada de atenci¨®n para que se pierda el recelo que las mismas nos producen. En la calle donde trabajo, Cardenal Sp¨ªnola de Sevilla, en el convento de las Capuchinas, existe un Bel¨¦n Solidario. Acercarse no cuesta nada. Al salir te entregan una tarjeta. Cumplimentarla es sencillo. Pasas a ser donante. ?Tienes alg¨²n motivo para no acudir?.
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