?M¨¢s madera!
Ser¨¢ la pr¨®xima estrella invitada en las reuniones de la gente del vino. La UE ha aprobado recientemente la liberaci¨®n del uso de chips de madera en la elaboraci¨®n de vinos con el fin de poder competir en igualdad de condiciones con la invasi¨®n de vinos australianos, chilenos,... que llenan las estanter¨ªas de las grandes superficies.
Vayamos por partes: ?qu¨¦ es esto de chips de madera? Pues, sencillamente, trozos de madera de roble que, a?adidos al mosto en el momento de la fermentaci¨®n, le aporta estructura y longevidad, con el consiguiente ahorro de tiempo y dinero, ya que, siguiendo el m¨¦todo tradicional utilizado en la vieja Europa, ese vino lo tendr¨ªa que adquirir en una barrica de roble durante meses o a?os.
Es en Rioja donde las primeras voces de los defensores de los sistemas tradicionales empiezan a resonar. No podemos permitir perder nuestra identidad y nuestra tipicidad de vinos. Son las se?as de un terreno y de un vino reconocidas por el consumidor durante a?os como para abandonarlas y ponerse a la altura de los reci¨¦n llegados, argumentan.
Totalmente de acuerdo. En esta globalizaci¨®n del vino los elementos diferenciadores siempre tendr¨¢n su segmento de rotaci¨®n, pero convendr¨ªa hacer un poco de historia para darnos cuenta de que las barricas que hoy regularizan nuestro envejecimiento del vino en el pasado s¨®lo eran lugar de almacenaje y transporte, y seguramente, se descubri¨® por casualidad su valor de calidad en la crianza de vinos.
Entonces, ?por qu¨¦ esperar la bendici¨®n t¨¢nica, que no sat¨¢nica (aunque a veces lo parezca), de la madera dos a?os si podemos conseguirlo en dos meses? Visto queda que el roble es un elemento ajeno al vino. No queremos ser puristas ni defender vinos j¨®venes, como tampoco ensalzar los vinos de crianza con aromas de ebanister¨ªa fina cuando puede convertirse en la p¨¦rdida de identidad del mosto. pero la evoluci¨®n est¨¢ en marcha. Los chips nos invaden y, queramos o no, es mejor aceptarlos y regularizar su uso.
Somos un pueblo donde la picaresca forma parte de nuestra cultura y nos puede ocurrir como al comercial que se acerca a la barra de una discoteca pidiendo un whisky Dyc. El camarero, sonriente, le increpa diciendo que s¨®lo sirven whisky escoc¨¦s. La respuesta del hombre es: "?Y qu¨¦ van a hacer ustedes con las cajas que les servimos la semana pasada?"
Los fabricantes del roble en porciones est¨¢n instalados en el Estado; que sepamos, ninguno ha cerrado sus f¨¢bricas. Por lo tanto, ?ad¨®nde van a parar estas tabletas? El vino como producto alimenticio necesita un etiquetado urgente para que el consumidor sepa, en todo momento, qu¨¦ producto est¨¢ consumiendo, si el vino en cuesti¨®n ha sido envejecido en barricas o si el aporte t¨¢nico viene de los chips de madera. Gracias a la informaci¨®n seremos capaces de distinguir, valorar y pagar por el vino. Normas que regulen su uso, pero que no asfixien al bodeguero que libremente opte por esta nueva forma de elaborar estos vinos porque, si no, la picaresca seguir¨¢ entre nosotros.
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